Capítulo 3

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Volví a casa asustada, como cada vez que me encontraba con él. Estaba estúpidamente atemorizada, como una niña de cinco años asustada por lo que pueda haber debajo de la cama. Andaba a paso ligero y no podía evitar la sensación de sentirme seguida por alguien y cada vez que me giraba no había nada.
Crucé la esquina para ir a la calle de mi apartamento, no sin antes volverme a girar.
Decidí apoyarme en la pared para comprobar si alguien me estaba persiguiendo. Parecí estúpida, porque permanecí un largo rato allí y no pasó nadie sospechoso.
Seguí andando hasta mi portal. Abrí la puerta y antes de entrar miré detrás de mí. Y no había nada. Empezaba a volverme paranoica.

Me desentendi de todo el mundo. Ahora si estaba aterrorizada de verdad, no dejaba de temblarme todo. Me fui a dormir después de asegurarme que todas las puertas y ventanas estaban bien cerradas y caí en un sueño profundo.

*sueño*

Intentaba escaparme de las manos que me estaban agarrando. Estaba asustada, lloraba mucho y gritaba todo lo alto que podía, pero era inútil, él no me soltaba. Me tenía agarrada demasiado fuerte de las manos y me estaba haciendo daño. Abrí los ojos para ver el rostro y grité cuando me di cuenta de quién era.

Volví a cerrar los ojos y no sentí nada hasta unos segundos después, cuando Collin volvió a agarrarme las manos contra la cama. Me ató primero una y luego otra. Movía mis pies nerviosa.

Tenía ropa normal, unos jeans cortos y una camiseta de tirantes, pero me sentí desnuda.

Unos segundos después comencé a notar un cosquilleo en el cuello. Deduje que me estaba besando, y yo le seguía el rollo.

*fin del sueño*

Me desperté de un bote y pegue un grito. Me dirigí a la cocina a por un vaso de agua y volví a la cama. Estaban siendo los peores días de mi vida, eso estaba claro.
Pude dormir hasta por la mañana después de aquello y, aunque me dio vergüenza, aparecí aquella mañana en la universidad.
Pocas veces tomaba el ascensor para subir, pero aquel día me sentí tan cansada que decidí subirme.

Para mi desgracia, Collin se subió también, y estuve a punto de rezar para que entrará alguien más, pero el ascensor se cerró y comenzó a subir.
Al poco rato, empezó a hacer ruidos raros y se quedó quieto. Me empecé a agobiar demasiado allí dentro. Era un lugar muy pequeño y cuadrado y mi claustrofobia no ayudaba nada. Si algo podía salir mal, saldría mal.
Sentí la necesidad de sentarme en el suelo del ascensor. Enterre mi cabeza entre mis manos y comencé a hiperventilar. En poco segundos comenzaría a llorar si no me sacaban de aquí.
Collin se giró y me miró. Levantó una de sus cejas como si no entendiera lo que estaba pasando.

-¿Ocurre algo? -preguntó tranquilamente.

-Soy... -tome aire- Soy claustrofobica.

-Oh mierda -lo oí susurrar.

Se acercó y se sentó a mi lado.

Me salían lágrimas de los ojos y no las podía controlar. Lo peor era que ni siquiera tenía ganas de llorar.

-Eh eh, tranquila. Respira hondo -susurraba.

-Me estoy mareando -me reí de mí.

-Pues si te desmayas... -dijo pensativo- No se hacer el boca-boca, pero contigo podría hacer una excepción.

Reí y apoyé mi cabeza en la pared, pude ver de reojo como su boca se inclinaba a un lado y sonreía. Después se me nubló la vista, y lo último que vi fueron las puertas abrirse. Aunque demasiado tarde, yo ya me había desmayado.

¿Destino o suerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora