Tenía de nuevo un montón de cajas apiladas en la habitación que no tenía ganas de abrir. Estaba tumbada en la cama, como había estado tumbada todos los días desde que llegué. El tiempo me pasaba lento, y me costaba tanto acabar los días que casi parecía ir arrastrando unas cadenas. Mi madre seguía en su trabajo, y mi padre también, aunque fue un par de veces a preguntar si estaba bien.
A penas comía, sólo por evitar el encuentro con mis padres. Sólo dormía, pasaba los días leyendo libros de varios escritores famosos de la biblioteca, tomaba el sol en la terraza y las duras noches en las que estaba triste me subía al tejado y contaba las estrellas hasta que me daba sueño y volvía a dormir. Lo único que intenté esos días fue evitar pensar cualquier cosa que pudiese hacerme daño.
Y sin embargo, aquella mañana estaba siendo diferente. Bill se presentó a media mañana, dio dos besos a mi madre y yo no fui capaz de negarme al abrazo que me ofrecía.-Espero que tengas las maletas hechas -me dijo después.
-¿Para qué?
-Nos vamos a Brighton, ¿no te acuerdas?
Abrí mucho los ojos, como cada vez que me decían algo de lo que no me acordaba.
-¡Es verdad! -Exclamé dándole la espalda y subiendo por las escaleras.
Saqué un bolso de mano y metí toda la ropa que me cabía.
-No te acordabas -dijo desde la puerta-, ¿no te parece que eres demasiado joven para tener alcéimer?
Me giré para verle. Estaba apoyado en un lado de la puerta, con los brazos cruzados.
-Sí -reí-, he estado un poco... distraída.
Agarré un bolso de mano en el que metí toda mi ropa de baño, camisetas y prendas varias a toda prisa.
Bill estaba hablando con mi madre cuando llegué a la cocina.-Espero que disfrutéis del verano -dijo acariciando uno de los brazos de Bill, en señal de confianza y sonriendo.
-Muchas gracias -dijo el, mostrando su lado encantador.
Yo sonreí y seguí a Bill, que ya estaba saliendo por la puerta en dirección al coche rojo metalizado.
-¿Ese coche? -pregunté.
-Es de mi padre, me lo ha prestado sólo porque le he dicho que venía a recogerte. Por cierto, me encanta tu nuevo look. Te realza la mirada-me guiñó un ojo y sonreí.
En realidad no tenía ni idea como debía ser para él sentir cosas bonitas por alguien que ya esta sintiendo cosas bonitas por otro. No podía comprender como se sentía y no quería empeorar nada, porque para ninguno de los tres era bueno que yo fuese cariñosa con él. Le haría daño, yo estaría mas confundida y quien sabe como se lo tomaría Collin.
-¿Por qué has venido tú? -pregunté cuando estabamos de camino.
-¿Y por qué no? -sonrió.
-No sé, podrías haberme evitado, haber mandado a Ashley y huir del mal trago.
-¿Qué mal trago?
-El de verme.
-Verte nunca va a ser un mal trago.
Me quedé en silencio planeando la respuesta.
-No quiero hacerte daño.
-No me estás haciendo daño.
-Ya, pero lo haré. Tarde o temprano.
Apartó la vista de la carretera un segundo para mirarme.
-Pues no lo hagas.
Me acaricié la nuca.
-No puedo no hacerte daño.

ESTÁS LEYENDO
¿Destino o suerte?
عاطفيةLlamarlo destino, llamarlo suerte, ¿qué más da? Ambos teníamos claro que si nos conocimos fue por algo. « -No me tienes miedo a mí, sino a lo que sientes cuando estas conmigo. ». Tráiler en el epílogo.