Me miraba al espejo mientras oía de fondo la música del portátil mezclarse con el sonido de la ducha.
Collin se había levantado un rato antes para preparar el desayuno.
Abrí la cortina y metí una de mis piernas. Todo el vello del cuerpo se erizó por completo al rozar el agua fría con mis dedos. Contuve las respiración hasta que me metí entera, y una vez dentro, regule la temperatura del agua.
Justo antes de terminar la ducha empecé a oler a café.
Me sequé bien antes de ponerme la camiseta y salir. Él estaba sentado, con una taza entre las manos. Y estaba nervioso, le temblaba la pierna.
Sonreí tímidamente antes de sentarme junto a él.-¿Ocurre algo? -pregunté tomando mi taza con una mano y la cafetera con la otra.
-No -respondió no muy convencido-, bueno, sí.
Hice un gesto con las cejas para indicarle que siguiera hablando.
-No sé cómo decirte esto Ceres... -desvío la vista de mí.
Me sonó el teléfono en el momento justo.
-Vaya... -dije- Parece que quién quiera que sea te va a dar un tiempo para que pienses en como decirlo -sonreí mientras me levantaba y cogía el teléfono.
Me metí en la habitación de Collin, y contesté.
-¿Mamá?
-Em.. sí.
-¿Qué pasa?
-He estado hablando con tu padre... y hemos tomado una decisión -dijo sacando la voz más dura que tenía en su cuerpo.
-¿Y bien? -Pregunté irónica.
-Dadas las circunstancias, y en cuanto a tu actitud bajo la responsabilidad de unos estudios que parece que no valoras, tu padre y yo hemos decidido que, a no ser que cambies de actitud en cuanto a tu carrera y dejes de ver a ese chico, dejaremos de pagarte el apartamento. Por lo tanto tendrás que verte obligada a volver a casa, es decir, aquí. Con tu familia de verdad.
-No puedes obligarme de esa manera tan rastrera a que deje de ver al chico que me gusta sólo porque no te de buena imagen -dije con la horrible sensación de quemazón que irradiaban mis ojos.
-Sí que puedo, ya está hecho. Te guste o no, debes dejar de verle. Es por tu bien.
-No -dije soltando la primera (y no la última) de las lágrimas- no. No voy a volver con vosotros. No quiero saber nada de ti.
Dije colgando el teléfono y tirandolo con rabia al colchón.
Me llevé las manos a la cabeza y grité para mis adentros todo lo que pude para calmar mi rabia.
Después me sequé las lagrimas con la camiseta, y salí.-¿Qué pasa? -dijo levantándose de la silla con las cejas levantadas.
-Mis padres... -se me cortó la voz y me volvieron a salir las lagrimas. Él se acercó hasta quedar en frente- Van a dejar de pagarme el apartamento si no dejo de verme contigo...
Me abrazó con fuerza mientras yo me desprendía del ochenta por ciento de mi agua corporal.
Luego me sostuvo la cara entre sus manos y me dijo:-Estoy dispuesto a dejarte ir si es lo que quieres.
Negué con la cabeza y la pegué de nuevo a su pecho.
-¡No! No quiero eso -suspiré-. Pero no quiero vivir en la calle...
-Te puedes quedar aquí si quieres.
-No Collin, no puedo estar aquí sin pagarte nada, viviendo a tu costa.
-Será temporal, buscaremos un trabajo y me ayudarás a pagar el apartamento -dijo emocionandose.
Me separé de él y sonreí.
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¿Destino o suerte?
RomanceLlamarlo destino, llamarlo suerte, ¿qué más da? Ambos teníamos claro que si nos conocimos fue por algo. « -No me tienes miedo a mí, sino a lo que sientes cuando estas conmigo. ». Tráiler en el epílogo.