Collin P.O.V
Estaba nervioso. Ceres se había ido de mi lado hacía dos horas y no había vuelto.
Me levanté para ir a buscarla, estaba empezado a preocuparme.
Recorrí media discoteca, pero no la encontré.
Volví al sitio en el que estábamos. Estaba enfadado.
Ceres y Dana estaban sentadas, más sudadas que un pollo.
Me acerqué tranquilo pero cabreado.
-Collin -gritó Ceres mientras se levantaba como podía del asiento- ¿dónde estabas?
-Buscándote -me crucé de brazos, olía mucho a alcohol-, ¿y tú?
-Dana me ha dado unas pastillitas y hemos ido a buscar más, pero no había -hizo un puchero y se agarró a mi brazo-. Estoy cansada, llévame a casa.
Me senté con ella y empecé a interrogar a Dana.
-¿Qué le has dado? -pregunté subiendo el tono de mi voz.
-¡No me acuerdo! -gritó ella mientras se reía.
-Dana -la cogí del brazo- esto es serio -la miré muy serio-¿Qué ha tomado?
-Collin, vamonos.
-Te estoy diciendo que no me acuerdo -dijo muy lentamente.
-Collin, me quiero ir.
-¡Espera Ceres! -grité.
-No le grites -dijo Dana-, es muy buena.
Enterré mi cabeza en mis manos y decidí dejar el tema.
-Me quiero ir, Collin.
-Ya nos vamos -le susurre.
Antes de irnos decidí preguntarle a Drew, quizás el sabía que tomaba.
-No lo se, ella no suele tomar pastillas.
-Bueno, gracias de todas formas.
-VAMOOOS -insistió.
-Collin no se por qué sigues aguantandola, es un estorbo para ti, ¿no te das cuenta? -soltó Scarlet.
-Sí es un estorbo o no, ya lo decidiré yo. Mientras tú métete en tus asuntos.
Cogí a Ceres de la mano y comencé a andar hacia la salida.
Después de un rato andando, me di cuenta que ella no podía seguir, así que la cogí en brazos hasta que llegamos al coche.
Seguía cabreado.
Metí a Ceres en el asiento del copiloto y me senté en el otro.
Arranqué el coche.
Salí del pueblo y entré en la autovía. Ceres comenzó a llorar.
-¿Estas bien? -pregunté preocupando.
Ella negó con la cabeza.
Saqué el coche de la carretera y lo metí en el arcén.
-Ven aquí -palmee el asiento que estaba a mi lado para que se sentara.
Ella se arrastró por el asiento hasta quedar muy cerca de mi.
Eché el brazo por el respaldo del asiento.
-¿Qué te pasa?
Negó de nuevo con la cabeza.
-Puedes desahogarte conmigo si quieres, soy una tumba -sonreí dulcemente, quería que supiera que tenía mi apoyo.
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¿Destino o suerte?
RomanceLlamarlo destino, llamarlo suerte, ¿qué más da? Ambos teníamos claro que si nos conocimos fue por algo. « -No me tienes miedo a mí, sino a lo que sientes cuando estas conmigo. ». Tráiler en el epílogo.