¿Destino o suerte?

Capítulo 9

Volví al salón minutos después.

Ceres estaba sentada en el sofá con la manta encima de los brazos.

-Buenos días borrachuza.

-Buenos días -sonrió amargamente y se agarró la cabeza con una mano-. No me acuerdo de nada -se rió.

-No importa, no ocurrió nada raro -me senté a su lado.

-¿Seguro? -volvió a reir- Si pasó algo quiero saberlo.

-¿Acaso no confias en mi? -Pregunte vacilante mientras la miraba a los ojos.

Ceres estaba en ropa interior, y me costó sangre, sudor y lágrimas no desviar la mirada.

Rió y apartó nerviosa la mirada.

-Sí -respondió tras ponerse seria.

Me acequé a su oido, tenía sed, ganas de abrazarme a ella y no soltarme.

-Tengo sed.

-Bebe agua -sonrió confusa

-No es sed de agua...

-¿Entonces? -rió

-Ceres -agarré su mentón para que me mirara directamente a los ojos me acerqué a ella todo lo posible -, tengo sed de ti.

Ceres P.O.V

El vello se me erizo por completo y las mejillas se me ruborizaron cuando me di cuenta, segundos después, de que estaba semidesnuda.

Deje al instinto que actuara por mi, ya que yo no sabía que hacer.

Pasé los dedos de mi mano derecha por su pelo y lo guié hacia mis labios mientras me dejaba caer en el sofá. Mi mano derecha se agarraba a la trabilla de su pantalón.

El me agarró con su mano derecha por detrás de la espalda, justo encima del cierre del sujerador, y con la izquierda sujetó mi rostro.

Mi mano derecha acarició su espalda de arriba abajo y pocos segundos después, la izquierda se acopló al masaje.

Collin se levantó bruscamente y, conmigo en brazos, se dirigió a la habitación, donde suavemente me acomodó en la cama, colocandose él encima.

-Que empiece el juego -escuché a duras penas mientras continuaba el beso.

Este se intensificó.

Collin acarició mi abdomen durante unos segundos y luego arrastró su mano por el lateral de mi slip y comenzó a bajarlo poco a poco, ayudandose de la otra mano, haciendome gemir debido al peso que, de repente me cayó encima.

Acto seguido, sus manos abrieron bruscamente mis piernas.

-¡Collin, basta! -Grité haciendolo parar.

Se acercó a mi de nuevo.

-¿Qué ocurre? -Preguntó.

-Esto está mal -respondí-, muy mal.

-¿Qué hay de malo en disfrutar? -Sonrió de un lado.

-Que no sé...

-Tú solo disfruta -volvió a poner su cabeza entre mis piernas-, te va a gustar.

Segundos después, comencé a notar cosquillas en la entrepierna. Luego, mis labios se abrieron lentamente y algo suave se introdujo dentro haciendome arquear la espalda.

Se movía en vertical y no supe por qué cuando iba arriba me daba placer.

Dos minutos más tarde, Collin se acercó a mi sin quitar su dedo de allí. Él masajeaba y yo me retorcía de gusto.