Capitulo 25

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El fuerte estruendo de algo despedazándose, me sobresalto algo había sucedido abajo y no tenía idea de que fue, seguía aturdida por el sueño que varias veces recurría mi mente y me sentí mareada pero sin embargo tenía que ver que había producido aquel ruido. Me puse de pie y mire el reloj que colgaba en la pared de mi habitación y ya eran las 12, me sorprendí por que en cuanto había posado la cabeza en la almohada había quedado dormida y el sueño solo duro minutos y ahora me encontraba despierta. Me deslice hasta la puerta donde la abrí y escuche que aquella cosa que se había destrozado contra el suelo estaba siendo recogida.

Me balancee por las escaleras de ida a la cocina donde fue el lugar donde se había roto el objeto, camine lento aun con los ojos algo segados por el repentino cambio de luz. Me asome y allí estaba un vaso despedazado en el suelo y la leche derramada junto a él, Justin estaba agachado recogiendo los pequeños pedazos, el no se percato de mi presencia y recogió todos los pedazos que pudo recoger y lo sostuvo en la mano, acabando con ello se levanto y me lanzo una mirada penetrante, dura y retenida.

Me acerque un poco tratando de ayudarlo pero él se negó.

- No necesito ayuda - esa sensación de frialdad en su vos me quemaba la sangre-
- Es mi casa - respondí casi de inmediato-
- Ya dije que no es necesario - tomo un trapo húmedo y lo paso por el liquido derramado en el piso- al parecer no te cambiaste - me miro de pies a cabeza y después me dio la espalda dejando el trapo donde lo había tomado-

Y ahora que me acuerdo, el tenia razón estaba con la misma blusa, el short y todo lleno de arrugas, mi pelo debe estar hecho un desastre y de seguro mi cara debe estar destruida con el brillo rondando mis mejillas y mi nariz con los labios secos y mis ojos muertos por la falta de sueño.

- Estas enojado por lo de anoche? -pregunte sentándome en la mesa de la cocina -
- No me interesa si amas a ese imbécil - respondió sin mirarme observando su espalda cubierta por una sencilla camiseta blanca-
- Pero ¿por que te portas de esta manera?
- Porque me desobedeciste - respondió con carencia de sentimiento- porque te fuiste con él , porque lo prefieres a el que a mí - y con aquellas palabras se retiro de la cocina -

Me dejo allí sola, razonando lo que él había dicho sobre aquello y sinceramente no podía entender por qué no entendía que lo prefería a él, que Luck es solo mi mejor amigo y que solamente estaba con Luck por venganza a lo de él y Merry. Mi estomago hizo una alarma de hambre y sentí un puntiagudo ardor en mi garganta, me pare algo aturdida y me asome al refrigerador viendo como las galletas de hace un mes me pedían urgentemente que las comiera.

Corría el riesgo que me hagan mal pero por lo que había oído de mi madre, si lo guardas en el refrigerador no pasa nada, no estaba segura que lo que ella había dicho era del todo cierto pero el hambre me comía del deseo. Tome las galletas que eran de masa de chocolate con un suave toque de dulce de leche, imposible decirles que no a aquellas sabrosuras. Tome una de ellas y me la lleve a la boca probando y notando que aquel sabroso original de aquellas galletas no había desaparecido y era igual y mucho mejor de lo que recordaba.

No tenía idea de donde habían aparecido esas galletas allí, solo se que están allí desde hace mucho y bueno mi madre no compra estas cosas si yo no le pido y hasta ahora no había recordado que estas galletas eran mis preferidas en la primaria.

Termine comiéndome todo el paquete, y el hambre había se había saciado totalmente. Subí las escaleras corriendo, yendo directo a tomar una larga ducha sabiendo que debo de apestar a rayos y centellas. Me despoje de mi ropa una por una tirándola en el cesto de ropa sucia y entrando en el cuarto de baño. El agua caliente recorría mi cuerpo y relajaba mis músculos, mi pelo mojado se pegaba a mi espalda y me sentía tranquila dejando de lado la idea de que mis padres estarán mañana aquí menos de 24 horas.

Salí en vuelta en una toalla con las gotas aun puestas en mi cuerpo, mi reloj marco las 3 de la tarde y me sorprendí al saber cuánto me había tardado en tomar aquella ducha insignificante. La toalla cayó al suelo dejándome desnuda y de mis cajones saque una brazier negro y unas bragas igual negras. Me sacudí el cabello unos segundos para que quedara húmedo y ya no tan mojado, deje mi pelo posara detrás de mis hombros y antes de poder seguir vistiéndome la puerta se abrió entrando Justin.

Hubo aquella tensión en el ambiente, yo solo estaba allí atónita semidesnuda mirándolo allí parado al lado de la puerta viendo como su mirada me escaneaba completamente y sus ojos se dilataban del deseo mientras sus labios eran mordidos por sus dientes. Después de largos minutos en silencio en incomodidad en tentación, el mi miro muy penetrante y ausente en sus sentimientos y aquellos ojos mieles me derritieron por dentro poco a poco deseando lanzarme a él, es que no podía evitar sentirme atraída a su cuerpo queriendo que el este cerca mío y que me haga todo lo que quiera.

- Perdón - pauso tragando la saliva acumulada- debí tocar antes de entrar
- No importa - desvié mis ojos de los suyos que me quemaban- de todos modos ya me viste desnuda - mire de reojo queriendo descubrir que es lo que el pensaba pero solo sentí una pequeña chisca en sus ojos una pequeña pero poderosa chispa que se apago instantáneamente -
- Viene a decirte que hay comida para ti en el microondas por si tienes hambre - y tomo la perilla y salió de mi habitación tan rápido como pudo -

¿Es que ya no causaba la misma sensación en el que antes? Es que ya no me deseaba? Me quede allí callada y pensativa, no era posible es que yo lo necesitaba tanto, lo quería ahora para mi, quería besarlo y poder sentir su calor mientras que el ya no quiere nada conmigo y ya ni me tiene cariño . Pero no me quedare aquí viendo como el ya no está interesado en mí y me ignora por que se que con un poco mas de provocación el cae, y de nuevo sentirá lo que sentía y lo que siento yo.

Me encamine en su habitación dispuesta y muy coqueta, con solo puesta mi ropa interior con el pelo revuelto dándole un toque rebelde y sexy, con un poco de seguridad toque la puerta dispuesta a arrojarme a sus brazos si es necesario. Después de unos toques a su puerta su vos fue audible atreves de las paredes y aquella puerta.

- Qué?- no esperaba aquello pero no dejaría que eso me molestara-
- Soy yo
- Sé que eres tu - cerré mis ojos aguantando el coraje - que deseas?
- Ábreme - pedí -
- ¿Para qué? Estoy ocupado? - y escuche otras voces adentro , mi corazón por un minuto se paralizo esperando que aquellas voces no fueran las que pensaba-
- No te arrepentirás
- Ya te dije que estoy ocupado - respondió -
- Jodete - masculle para que lo oyera y me regrese por donde vine-

El sonido de la puerta que se abría a mis espaldas me hizo dar la vuelta a mitad de mi cuarto con el suyo y el estaba allí sin polera con el cabello despeinado sus ojos pintados de un miel oscuro y sus labios rojos cual carmín. Una pequeña suposición que estuviera con una chica paso por mi mente y dirigí mi mirada a un lado viendo si había alguien pero no pude ver nada.

- Estaba tocando mi guitarra - me confirmo y una pequeña inclinación asía arriba apareció en sus labios tan pequeña que podía ser confundida- no me arrepiento de abrirte - levante la mirada viendo como sonreía de lado y en sus ojos volvieron a destellar aquella chispa tan potente que sentí que en mis oscuros ojos también destellaba aquella chispa y mi cuerpo paso del frio a un calor intenso sin siquiera tocarlo-

¿Quien dijo que los primos no pueden tener sexo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora