Capitulo 30

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La campana había sonado, indicando la hora del almuerzo, me dio flojera levantarme por el calor era sofocante en esa zona de california, el internado eran en esa zona y todo el año sufríamos de un calor intenso y lo peor es que el uniforme es un pantalón de lona y una camisa blanca con una corbata y un chaleco azul de lana, era absurdo que en la zona más caliente de california haya que usar ropa tan abrigada. Me levante de la cama en un salto y me dirigí al baño que quedaba al final del pasillo, abrí el cajón que quedaba abajo del lavabo y con unas tijeras me encerré en uno de los baños.

Volví al cuarto que compartía con 9 chicas mas, las camas estaban vacías, de seguro fueron todas a almorzar pero en este momento no tenía nada de hambre, me tumbe en la cama haciendo sonar los viejos resortes del colchón, me agache y tome una de las revistas que ocultaba debajo de mis sabanas y me puse a hojear las páginas de la revista de modas.

- Guarda eso que te van a pillar - Nina, una de las pocas amigas que hice desde que estoy aquí , había entrado en la habitación-

Era de mi estatura con el cabello corto en los hombros de un café claro y los ojos grandes oscuros pero preciosos, la piel blanca tal cual porcelana con la nariz puntiaguda manchada con pecas que le quedaban bien, con el cuerpo delgado y delicado pero una actitud muy severa pero muy buena.

- No lo harán - seguí leyendo sin importarme su presencia-
- ¿Qué has hecho con tu uniforme? - estaba sentada al lado mío, con los ojos enormes mirando mis piernas desnudas y mi ombligo al descubierto, estaba perpleja viendo mi nuevo atuendo-
- Solo le hice algunas modificaciones - deje mi revista a un lado y le sonreí como si hubiera hecho una travesura -
- La directora te matara y te expulsara - me hablaba seria mientras seguía asombrada notando los cortes que le había hecho al pantalón transformándolo en un corto short y la camisa manga larga la había hecho una blusa corta y con un moño acortándola haciendo ver mi ombligo, la cortaba era lo único que se mantenía intacto pues el chaleco igual lo había acortado -
- Eso es justamente lo que quiero - pose mis manos atrás de mi nuca, formando una posición cómoda-
- Es sorprendente, desde que llegaste, solo causas problemas - pauso - y eso que solo estas 5 meses aquí
- es por eso que lo hago, porque no quiero estar ni un solo día mas aquí
- ¿ no sabes cuánto tiempo estarás aquí?
- No, no lo se pero si no me voy en una semana, escapare
- Nos quedamos unos minutos en silencio antes de que ella cambiara de tema -¿por qué no fuiste a comer? Hace 1 semana que no comes más que pan y agua
- Digamos que ya me harto la asquerosa comida que sirven en este lugar
- Pero si no comes quedaras anoréxica
- Eso no estaría mal - cerré los ojos, quedándome en una atmósfera tranquilizadora y pensativa -
- ¿Quieres ser una chica huesuda y poco atractiva?- pregunto sorprendida, aun que no vi su expresión-
- Hablaba de que no estaría mal no comer la comida de este lugar pero no quedarme como una huesuda poco atractiva
- ¿Entonces que comerás?
- Yo me las arreglare - sonreí pero aun sin abrir los ojos -

Los murmullos se hacían mucho más fuertes a medida que mi mente se despejaba, arrugue la frente estresada y rote en la cama tratando de volver a dormir pero se me hizo imposible. Abrí los ojos algo malhumorada, al parecer todas estaban hablando entre ellas, todas las chicas de aquel dormitorio eran de su misma edad y todas estaban allí obligadas. Aquel instituto era para reforzar los buenos modales, para que las chicas en mal camino se moderen y se vuelvan señoritas, y sin más reí sola, recordado aquellas palabras del patético folleto del instituto.

- Señoritas - la segunda directora en mando entro en la habitación junto con la cuidadora de esta zona- se las necesita en el salón principal habrá un discurso de la directora
- Necesitamos que hagan una fila aquí en orden de tamaño - dijo la cuidadora, pero nadie se movió-
- Ahora - el grito serio y cortante de la segunda directora hizo sobresaltar a todas con excepción mía y de Iris era la mayor de todas, pero solo por 1 año con el cabello largo y rubio, los ojos azules y pequeños al igual que su boca y una nariz aguileña pero era igual de hermosa con el cuerpo delgado y una actitud ruda, poco amigable y muy rebelde-
- Caminen niñas, caminen - insistió la subdirectora-

Cada una fue avanzando, haciendo aquella fila para ir al salón principal. Mi estatura era promedio, era bajita pero todas aquí también lo era, Nina fue primero ocupando el puesto cuarto en esa fila y yo le seguía, me fui acercando a la fila y tome el lugar detrás suyo, mientras las demás se ocupaban detrás mío, la subdirectora fue supervisando a cada una hasta que se topo conmigo y el asombro en su rostro fue impactante incluso, hasta asómbrate.

- ¿Qué le hiciste a tu uniforme? - las uñas largas de la directora se incrustaron en mi brazo jalándome esperando una explicación-
- ¿Le gusta? - sonreí hipócritamente y di una vuelta mostrándole lo que quedaba de mi uniforme -
- Tu vendrás conmigo a ver a la directora - volvió a incrustar sus filosas uñas y me arrastro con ella -

Era silencio mientras yo esperaba en la secretaria de la dirección, la segunda directora había entrado en la oficina de la directora y hace como 10 minutos que estoy esperando, el ambiente olía a rosas y la ráfaga de aire frio me hizo estremecerme por un momento, el aire acondicionado estaba justo al frente mío, allí en la dirección el ambiente era delicioso a comparación con el calor sofocante de los dormitorios. El chico de seguridad, de pelo negro despeinado y ojos oscuros piel morena y con un físico alabable me miraba inquietantemente y recorría su mirada por mis piernas descubiertas. En ese instante me senté derecha y cruce las piernas seductoramente provocándolo pero después de eso no le preste más importancia.

Mi nombre resonó en la dirección y decía que pasara a la oficina de la directora, sin miedo , me pare y me deslice hasta las puertas, conocía a la directora, una señora de edad avanzada con el pelo café claro y los ojos miel , igual a los de Justin lo que me hacia odiarla más de lo que ya la odiaba, era una señora estricta y con la actitud igual a la de mi padre. Abrí las puertas entrando en su oficina donde ella se encontraba sentada en el escritorio con lujosas lámparas a los costados y con las paredes con un diseño elegante, la segunda directora estaba allí parada junto a ella con una mirada ganadora que reflejaba a través de sus lentes delgados.

- Siéntate jovencita - frialdad en su vos y penetración en sus ojos, era la mezcla de mi padre y Justin- explícame por que cortaste tu uniforme
- Pues es simple - cruce las piernas y me senté igual que ella, intimidándola - me hacía calor
- Esa no es una excusa
- Pues que quiere que le diga - me curve hacia atrás y cruce mis brazos -
- Creo que eres una insolente
- Y yo pienso que es una vieja arrugada
- Bueno - suspiro estresada- ya veo que eres una chiquilla mal educada y lo que hare contigo será castigarte - miro de reojo a la segunda al mando y se dirigió a ella - después de la reunión en el salón principal, cortara el césped del patio trasero y mañana limpiara los vidrios de la casona que está en la colina
- Pensé que tenían personal para hacer eso
- Lo tenemos - afirmo la segunda al mando -
- Pero tomara un descanso y harás su trabajo - finalizo la directora- el pedido de un nuevo uniforme tardara una semana en llegar y mientras tanto usaras tu ropa que trajiste pero nada de cosas cortas ni extravagantes
- Veré si tengo ropa como usted quiere - sonreí -
- Llévala al salón - la directora se dirigió a la subdirectora-

Volvió a rasguñarme la piel con sus rojas uñas pero me solté, enfurecida .

- Sé dónde queda el salón - y me levante arrastrando la silla-

¿Quien dijo que los primos no pueden tener sexo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora