Capitulo 35

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Las luces del pasillo se apagaron justo cuando mi reloj marcaba las 8, se escucho los mismos tacones de aguja alejarse, dejando el pasillo de las habitaciones. Con 5 minutos de espera, me zafe de mis sabanas, sentándome en la orilla de mi cama, con la ropa puesta al igual que mis zapatos. Me agache, tomando un pequeño bolsón con mis pertenencias, recorrí la habitación con la mirada y como estaba planeado, allí estaba iris en la puerta de la habitación esperándome. Tome lugar al lado suyo, esperando ver la oportunidad perfecta para escabullirnos por el pasillo. Sin moros en la costa nos desplazamos de rincón en rincón, la clave es llegar hasta el salón principal, donde tomaremos dirección a la dirección y escaleras abajo nos dirigiremos a la cocina, donde saldremos por las puertas traseras.

- Lista? - fue lo único que me pregunto antes de abrirnos paso a nuestro plan-

Asentí lentamente sin poder dejar salir las palabras de mi boca por la adrenalina que corría por mis venas. Dejamos que el pequeño chasquido de la cerradura abriéndose sea lo único que suene en la habitación. Salimos dejando la puerta abierta, recorriendo las paredes blancas con rayas azules que horriblemente decoraban el instituto. Las habitación estaban cerradas, una puerta frente a la otra. Un paso tras otro logramos llegar hasta las puertas del salón principal. Todo el instituto tenia cámaras a acepción por los pasillos de las habitaciones y el salón principal, eran las dos únicas aéreas donde no habían cámaras ya que son muy angostas.

La primera cámara se encuentra en el pasillo a la derecha de donde nos encontrábamos, no podemos pasar por allí sin antes comprobar que estas, estén desactivadas. Ahora que miraba determinadamente a iris note que llevaba ropa negra, con una mochila diminuta a sus espaldas y un gorro negro muy pintudo, con una marca de la NBA, su cabellera lacia cayendo en sus hombros y los labios mojados. De su bolsillo saco un espejo, lo estiro mientras se mantenía sujeta firmemente en la pared. Al parecer el espejo le servía de retrovisor, viendo la cámara sin que aquella la viera a ella.

- Sigue prendida - susurro -
- Yo le dije a Raúl que las desactive a las 8:10 - susurre de igual manera -
- Pues... - se levanto las mangas de su camisa negra, observando su reloj pequeño - ya son las 8:12 - se notaba ansiosa, llena de ganas de salir de aquí pero súper tranquila, no vi nada en ella que me indicara que este nerviosa -
- De seguro no tardara en desactivarlas - comente casi para mi mismas-

Mis dudas sobre lo que le había pedido a Raúl, comenzaron a aumentar, con cada segundo. Esperaba que él lo haga, es mi única salida de esta maldita prisión ¿y si tuvo un problema? Me había advertido que iba a ser un asunto difícil, algo complicado pero sin embargo, me lo prometió.

Solo bastaron con un par de minutos más para que Iris me comunicara que las cámaras por fin quedaron desactivadas. Con ella al mando, avance pisándole los talones, recorriendo el pasillo hacia la dirección. Vi la cámara pequeña, blanca, que colgaba de un lado del pasillo con una pequeña luz roja encendida. Antes había visto la cámara de la dirección pero a diferencia aquella tenía una pequeña luz parpadeante. Me había retrasado al contemplar el detalle de las cámaras y sin darme cuenta Iris iba muchos pasos más adelante. Tuve que acelerar el paso, asiendo graves sonidos con mis zapatos, no había elegido bien al poner mis zapatos negros con suela de goma pues el mármol contra la goma hacia chirridos agudos.

Con el corazón saliendo por mi boca, tuve que mantener mi ritmo cardítico, pasar por la dirección no era el mejor lugar para desatar mis nervios que contenía. Estaba oscuro y en pleno silencio, la luz roja de la cámara se distinguía en un rincón del pasillo al lado de las puertas de la dirección. El pasillo era el triple de ancho de los otros, los otros aproximadamente median 1 metro 80 y eso solo lo sabía, gracias a los libros de cálculo que mi padre me obligaba a leer pero eso no impide que no le tenga rencor por su desprecio. El pasillo contenía un mueble grande con trofeos en el, de varios tamaños. También había una péquela puerta y un pequeño sofá café, que combinaba con el gran mueble. Iris al frente, caminaba con cuidado pero de pasos calculados, sin nervios ni apuro, mientras que por mi parte, los nervios comenzaban a volverse irritantes. Con un leve vistazo, observe con minúsculo detalle aquellos trofeos que resplandecían en el pasillo, agudizando mi vista, leí las letras bajas, gravadas en el trofeo * PRIMER LUGAR EN EL CAMPIONATO INTERNACIONAL DE EL JUEGO DE ESGRIMA DE MUJERES­ *

- Deja de ver aquellos absurdos trofeos - susurro alterada Iris a unos pocos metros de mi, con el ceño ligeramente fruncido con sus ojos celestes -
- No tenía idea de que asistían a juegos de esgrima
- Pues si - su desdén en su palabra ,me daba a entender que no le emocionaba hablar de aquello -
- Al parecer ganaron muchas partidas - di un vistazo por última vez aquellos trofeos-
- Solo gracias a que la maestra se hace pasar por alumna
- Que fraude - comente tomando camino hacia ella-
- El instituto es una mierda - sonrió de lado, dejando ver sus blancos dientes. Nuestras sonrisas se fueron desvaneciendo al escuchar un diminuto sonido, al otro lado de las puertas de la dirección-

Afine mi oído, el sonido era constante y poco a poco aumentaba. Algo tarde me di cuenta que aquel sonido era el de los tacones de aguja de la anoréxica directora, sus suelas chocando con el mármol acercándose a la puerta, sentí como el miedo, la decepción de no haber completado el plan, hizo que me inmovilizara.

- Muévete - susurro aferrándose a mi brazo, jalando torpemente de el - ________, muévete - pellizco mi piel al descubierto y deje salir un chillido- escóndete - volvió a jalar en dirección a la pequeña puerta blanca-

Con las sonoras pisadas, cada vez mas acercándose más, era imposible mantener la calma. La manija fue forcejeada con brutalidad y aun así no conseguíamos poder abrirla. Las pisadas se detuvieron y se escucho como la oxidada manija daba lentamente la vuelta, mire de un lado a otro, con la primera opción clara en mi mente. Correr. Y con mis ojos puestos en el sofá, jale del brazo de Iris, cayendo detrás del sofá. El sonido en seco de nuestros cuerpos chocando el suelo, no fue de tanta importancia cuando se escucho la puerta abrirse en media oscuridad. Sus tacones en aguja volvieron a hacer el sonoroso sonido en el pasillo. Me asome a un costado del sofá, con la oscuridad de mi lado, ocultándome en absoluto. Me fije como la subdirectora se contoneaba por el pasillo como una joven y extrovertida adolecente pasando junto a un montón de chicos guapos. Se detuvo poco pasos después, girando sobre sus talones se dio la vuelta con una expresión seria detrás de aquellos lentes anticuados que lleva siempre. Con sus delgados dedos y sus uñas rojas igualmente largas, acomodo sus lentes y di un minucioso vistazo a su entorno. Detuvo sus ojos en la cámara situada al lado de la puerta de la dirección. Por un minuto me pregunte si se había dado cuenta que las cámaras habían sido desconectadas pero contradiciendo mis pensamientos, volvió a su camino y se alejo. Desapareciendo en la oscuridad con sus sonorosos pasos abandonando el pasillo igual que ella.

- ¿se fue? - pregunto Iris soplando en mi oído-
- Creo que si - dude, pensando que probablemente haya ido a otra parte y volvería después-
- ¿Se fue por la derecha o la izquierda?
- ¿Derecha mía o derecha de ella?
- Tuya - al parecer le molesto esa pregunta, pues su vos sonó enojada-
- Se fue a la izquierda - respondí segundos después -
- Bien - se levanto quitándose el polvo que había quedado en sus rodillas - se fue a su cuarto
- ¿cómo sabes donde es su cuarto? - pregunte haciendo lo mismo que había hecho ella y saliendo de aquel polvoriento lugar, regresando a nuestro camino -
- Eh estado mucho tiempo aquí - fue lo único que me dijo antes de que nos callemos formando parte del silencio-

¿Quien dijo que los primos no pueden tener sexo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora