Capitulo 37

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Miraba fijamente, la pared de ladrillo. Mi mente estaba en otro mundo. Cada vez que me acordaba del tema, me asombraba. Dos años desde que eh llegado aquí y aun no me sacan. al parecer hay una ley que permite que el instituto tenga alumnas mayores de 18 años de edad. Aun no tenía idea de cuánto tiempo más estaré aquí pero no me queda más que esperar. Eh tratado de escapar unas 3 veces más, con la experiencia me eh dado cuenta que no puedo hacerlo sin alguien, una cómplice. Desgraciadamente nadie de este instituto se quiere arriesgar a que el plan falle y sean castigadas severamente, como a mí me castigaron después de aquella noche y las ultimas 3 veces. Limpiar todo el instituto, no es tan malo, o encerrarte todo el día en una habitación oscura y tan pequeña, que podrías volverte loca.

Durante este par de años eh aprendido ah controlarme, saber ser paciente y esperar, esperar hasta que mi venganza tome su curso y sea puesta en marcha. Y la primera en caer será la subdirectora. La eh estado observando, con detalle, los últimos meses y algo no encaja. Desde la noche del escape de Iris, eh estado recordando cada detalle, cada minúsculo detalle y gracias a algunos chismes, me entere que nadie puede estar en la dirección después de las 7 a acepción de la directora principal. Con la ayuda de Raúl me infiltre nuevamente afuera de la dirección, escondida detrás del sofá, viendo como las 4 noches que me había escondido ella salía de la dirección a la misma hora.Con mi visión algo desarrollada pude ver que siempre sacaba un archivo diferente, archivos sobre las ganancias del instituto, certificados de venta del instituto, y un archivo de la propiedad. Sabía que algo se traía entre manos, algo que si consigo hacer que salga a la luz, será la mejor venganza.

No me había dado cuenta del cosquilleo que Raúl me había estado provocando. Sus dedos pasaban rozando mi brazo, de arriba hacia abajo, una y otra vez. Sentía su respiración en mi nuca. El frio me recorrió, me acurruque mejor en la sabana. Mire de reojo, notando que me estaba viendo. Rote quedando frente a frente a él. Viendo sus ojos negros, y su pelo castaño oscuro. Cerré los ojos, al hacerlo apareció la borrosa imagen de Justin, cuando terminábamos de hacerlo y él me observaba mientras me quedaba dormida. Y escuche su vos - duerme, pequeña - su vos tal como la recordaba, su dulce vos cuando decía - pequeña-.

Y frote mis ojos, quitándomelo de la mente, abrí mis ojos, encontrándomelo a Raúl nuevamente, sonriendo, con el pecho desnudo y el cabello despeinado hacia un lado.

- Tengo que irme - susurre adormilada y aturdida-

- Me encanto estar contigo - beso mi hombro -

- A mi igual - diciendo sin sentirlo, me levante de su cama con las sabanas cubriendo mi cuerpo directo al baño, mientras recogía mi ropa-

- ¿Te veo en la cena? - cerré la puerta viendo como él se acostaba con los brazos detrás de su nuca , con una sonrisa viendo el techo -

- Si - hable desde el baño -

Camine por el pasillo de las habitaciones, llegando a la última puerta, donde yo dormía. La puerta estaba abierta como la mayoría de tiempo lo está. Se escuchaba silencio, calma, de seguro están todas en clase modelaje. Aburrido. No me importa faltarme a algunas clases, los castigos ya no me afectan. Entre en la habitación en dirección al baño a tomar una larga ducha pero frene de golpe.

- ¿Qué haces aquí? - Nina estaba acostada en su cama, junto a la mía, con los auriculares puestos-

- Esperarte - contesto detenidamente, mientras que se sacaba los auriculares y sonreía-

- ¿esperarme?

- Si - pauso - por cierto... - se sentó doblando sus rodillas- ¿Dónde estabas?

- Ocupada

¿Quien dijo que los primos no pueden tener sexo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora