¿Quien dijo que los primos no pueden tener sexo?

Capitulo 31

Esto no podía ser más aburrido, cada una de aquellas palabras eran como un golpe de aburrimiento directo en el estomago sin mencionar el dolor de cabeza después de cada golpe. La directora tenía el mismo atuendo del que llevaba en la oficina, una camisa blanca con botones de perla y un saco formal azul con un broche de una flor a un lado, una falda negra un poco ajustada y unas medias pantis color piel que combinaban con sus zapatos con taco bajo, negros y a la antigua. Detrás del micrófono, informaba los nuevos horarios de clases, hace unos minutos había finalizada un discurso sobre la comida que servirían, una comida balanceada y rica en proteína - las nauseosas volvieron a inundar mi estomago - y no hace mucho comenzó un discurso sobre los horarios de las nuevas y productivas clases.

- Ahora que comenzamos un ciclo nuevo, tendremos nuevas estrategias de a prendimiento y nuevas técnicas para que sea mucho más sencillo él a prendimiento - desdoblo una hoja que se encontraba en su mano y comenzó a leerla lentamente - y este es el nuevo horario - pauso - el lunes en la mañana tendremos esgrima y a las 12:30 será el almuerzo, tendrán 1 hora para descansar y a las 3 empezara la clase de lectura y vocalización...

Poco a poco fue explicando los horarios de cada día de la semana y cada una de las nuevas clases que había sumado al horario era absurda e inservible. Los ojos se me cerraban, era muy aburrido todo esto y me sorprendía que muchas de las chicas allí estuvieran atendiendo con los cinco sentidos a la directora. Pose los codos en mis muslos apoyando mi barbilla en mis manos y trate de atender pero los ojos me pesaban al igual que la cabeza, mi boca no dejaba de abrirse botando grandes bostezos y aun que intentaba hacer otra postura tratando de reaccionar pero era como una forma nueva de dormir lo cual no ayudaba.

- Y por ultimo - anuncio la directora después siglos- los uniformen tiene que ser usados de manera adecuada - me enderece cuando sentí su mirada melosa posarse en mi y lo único capaz de hacer fue sonreírle, mantuvo su mirada fija y después la soltó volviendo a su ridículo discurso - nada de modificaciones, ni cortes, el uniforme es para que lo respeten
-
Se alejo del micrófono, lentamente y con elegancia, dejando paso a la subdirectora.

- Bueno ahora todas a los cuartos y dentro de 10 minutos será la hora del té - hubo un murmullo por todo el salón y después de unos segundos la subdirectora prosiguió- la señorita _______, _________ por favor ponga se de pie y diríjase aquí para discutir sobre su castigo

Sonreí de lado pues ella sabían perfectamente que me estaban humillando frente a todo el instituto pero con la cara en alto me levante, recibiendo la mirada de todas las chicas presentes, pasaron sus miradas por todo mi cuerpo fijándose en el nuevo diseño que le había hecho al uniforme y muchas quedaron claramente asombradas y también hubo algunas que susurraron entre ellas tal ver criticándome. Me deslice entre las sillas con una sonrisa de oreja a oreja, al llegar allí, la subdirectora me esperaba al lado de la puerta, con las miradas de todas en mi di una vuelta mostrando mi uniforme modificado y con una gran sonrisa Sali por las grandes puertas del salón.

El patio trasero no eran tan grande pero tampoco nada parecido a cualquier patio trasero, el césped estaba levemente elevado y los decoraba unos arbustos plantados alrededor del instituto con pequeñas flores blancas en ellos. El patio era aproximadamente del tamaño de una casa y al fondo a un lado se encontraba una casa de campo. Se veía vacía, desierta se podía decir. Estaba esperando a que el jardinero vuelva con la cortadora de césped, que se encontraba en un cuarto trasero del instituto junto con algunos utensilios de limpieza y jardinería. Un ruido me sobresalto volteando viendo allí parado un chico de cabellos negros que caían por su frente y los ojos igual de negros opacos y por su uniforme supuse que era el guardia de seguridad que había visto en la oficina de la directora, dirigiendo mi vista a su mano vi que sujetaba la cortadora, era un poco más pequeña de lo que pensaba.

- Pensé que el jardinero traería la cortadora - tenía que ser rígida y segura de mis palabras, sobre todo tratándose de un chico que me miraba de modo parecido a como me miraba Erick -
- Lo iba a traer pero le dieron otro trabajo así que... - sonrió de lado - aquí me tienes
- Bien - me acerque lentamente y parándome al frente suyo con un leve levantamiento de mi barbilla para verlo a los ojos , tome el cortador sin dejar de mirarlo - empezare - y me di la vuelta parándome a pocos metros de él . Me agache para prenderla jalando del interruptor y con un fuerte sonido se prendió, de reojo note que el seguía allí parado con las manos en los bolsillos, los ojos sobre mi y con un toque de brillo en su sonrisa, difícil de descifrar porque lo tenía, me pare tomando la podadora de las barandilla dispuesta a empujarla, fui avanzando con dificultad y con el aburrimiento llegando me dispuse a hablar - te quedaras allí toda la noche?
- Solo hasta que termines
- Entonces me veras hacer todo el trabajo?
- Si , creo que eso es lo que estoy diciendo - volvió a sonreír -
- Entonces... - pare en seco y con una patada hice que el artefacto se apagara - ¿no me ayudaras?
- Y para que yo tendría que ayudarte ?- pauso - que me darías a cambio ? - cruce los brazos y deje Salir una risa burlona, y sabia que todos los hombres siempre buscan lo mismo
- No me acostare contigo - susurre furiosa -
- Sé que no te acostaras conmigo - su sonrisa no se desvanecía en ningún momento - por ahora.
- Entonces qué quieres
- Sorpréndeme - sonrió - y tal vez te ayudare

¿Sorprenderlo? Tire una gran carcajada en mi interior, lo cual solo levanto la comisura de mis labios al exterior, tenía que hacer algo para que me ayude, sabia bien que cortar todo este pasto seria exhausto para mí y no solo tenía que ver sobre cortar el césped o no, podría también ayudarme a conseguir comida, comestible porque me rehusó a comer lo que preparan en el instituto. Deje que mis brazos se soltaran y camine segura y a paso corto hasta el, quedándonos frente a frente y su sonrisa seguía figurada en su rostro, una sonrisa que decía que estaba a punto de conseguir lo que quería y aun que lo que mas quería era darle una buena bofetada por ser tan pícaro tenía que retenerme y solo sorprenderlo. Jale de su camisa bruscamente y mis labios se unieron a los suyos, pase una mano detrás de su cuello intensificando el beso y aun que no quería deje abierta mas mi boca para que nuestras lenguas se unan igualmente. Cerré los ojos y sentí sus manos rodear mi cintura, moldear mi figura y apegarme a él y sentí que aquellas manos eran las de Justin, sus ojos aparecieron en mi mente, aquellos ojos miel intensos con los que me miraba después de habernos besado, aquella sonrisa cuando sabia que íbamos a tener sexo. Me aferre a su figura en mi mente y bese con tanta pasión esperando sentirme bien, sentirlo a el pero no sentía lo mismo.

Me separe lentamente mirándolo a los ojos, viendo su asombro y sus ojos negros cobraron vida y su sonrisa ahora estaba desvanecida, aun sujetaba de mi fijamente con la intención de no soltarme.

- ¿Y bien? - deje mis manos en su pecho - ¿te sorprendí?
- ¿sorprenderme? Más que eso - volvió esa sonrisa suya - me impactaste
- Entonces...
- Si voy a cortar el césped
- Y quiero algo mas - dispuse segura-
- ¿Algo más? - dejo de mirarme por un momento pero volvió casi enseguida- que?
- Quiero saber si me puedes conseguir comida - mis dedos juguetearon en su pecho-
- ¿comida? Para que la quieres?
- Pues para mí - note que volvió a sorprenderse - no comeré lo que preparan en el instituto
- Es algo arriesgado darte la comida, pueden despedirme - y se alejo un poco de mi -
- Bien - igualmente me aleje - corta el césped sin que nadie te vea y después diles que eh terminado

Y me aleje a grandes zancadas en direcciona la puerta para escabullirme adentro sin que nadie me vea, no mire atrás y tampoco me quedaría a suplicarle. Me conseguiré a otra persona que me haga aquel favor y hasta entonces no me queda más que resistirme.