Como se vio después, Juliana no obtuvo una oportunidad de ponerse al día con Renata el lunes, pero el martes su amiga se dejó caer en la boutique en Nothing Hill de Jul, Juliana Valdés, temprano en la tarde. Juliana acababa de recibir un cargamento de pañuelos de seda de Cambodia y Renata la ayudo a desempaquetar, sacar y poner precio antes de colocarlas en el exhibidor.
Renata estuvo distraída y silenciosa por dos horas completas, pero Juliana la conocía lo suficiente como para presionarla a hablar, había aprendido al principio de su amistad que Elizabeth o bien voluntariamente diría lo que estaba en su mente por su cuenta o se quedaría para siempre como un secreto. Sin embargo, le dio un gran abrazo extra antes de irse. Por tanto E sabía que estaba allí para ella si la necesitaba.
Eran más de las seis y había cerrado la puerta y estaba poniendo en orden la tienda en preparación para los próximos días de comercio cuando alguien golpeo en el panel de vidrio de la puerta de enfrente. Cautelosamente, Juliana apago la aspiradora y se movió alrededor del exhibidor de modo que tenía una vista clara.
Renata estaba allí, su rostro pálido y surcado de lágrimas. Alarmada, Juliana se dirigió a la puerta del frente.
—Reni. ¿Qué está mal? ¿Estás bien? —Ella saco a su amiga de la fría noche de noviembre.
—No sabía a qué otro lugar ir. Estaba tan enojada, Juls. Estoy tan enojada. Y sólo… no sé… triste y sorprendida y herida…
Por primera vez, Juliana registro que Renata estaba remolcando una pequeña maleta de ruedas.
Oh, chico.
Si Renata había dejado la casa de sus abuelos, algo grande había pasado.
— ¿Qué está pasando? —preguntó ella de nuevo.
—Cuando fui a casa a verte esta tarde, el correo estaba en la mesa de la sala. Una de las cartas era mi certificado de nacimiento. Había ordenado una copia para la licencia de boda.
Renata apretó el brazo de Juliana, su expresión urgente—. Él no está muerto, Juls. Mi padre no está muerto. Ellos me mintieron. John Mason era mi padrastro, no mi padre biológico. Todos estos años… El nombre de mi padre real es Camilo Guerra. Y de acuerdo a mi abuelo está aún vivo.
Juliana parpadeo, tratando de asumirlo todo. Los padres de Renata habían muerto en un accidente de avioneta cuando ella tenía sólo seis años.
— ¿Entonces tu madre estaba casada con alguien más antes de casarse con John Mason?
—No. No casada. No sé qué pasaba, pero ella y esta persona, Camilo definitivamente no estaban casados. Pero él es aún mi padre, Juls. Y ellos me mintieron y me dejaron creer que mis padres estaban muertos. Y Valentina sabía. Mi abuelo le dijo cuándo nos comprometimos y lo ha sabido todo este tiempo y no me dijo nada. Me dijo que eso no cambiaba nada. ¿Puedes creer eso?
Los ojos café de Renata estaban brillando con enojo. Juls deslizó un brazo alrededor de sus hombros.
—Ven, vamos arriba. Esta es una conversación que requiere alcohol y grasas saturadas, preferiblemente en forma de helado.
—No podría comer nada. Pero una bebida sería buena. Una bebida sería perfecta.
Renata esperaba en la puerta mientras juliana apagaba las luces y programaba la alarma, luego subieron las escaleras a su departamento, el cual estaba ubicado sobre la tienda. Renata abandono su maleta en la puerta y fue directo a la cocina. Juliana observaba, preocupada, mientras su amiga arrancó la tapa de una botella de vodka y sirvió dos fuertes bebidas. Renata levanto el suyo a su boca y lo bebió en un largo y solo trago. Luego coloco el vaso sobre el mostrador con un fuerte golpe y se encontró con los ojos de juliana
—He cancelado la boda —dijo ella valientemente—. Y quiero encontrar a mi padre.
Juliana articulo una palabra de cuatro letras. — ¿Te estas burlando de mí?
Ambas sabían que se estaba refiriendo a la parte del anuncio de la boda de renata y no a la parte donde quería buscar a su recién descubierto padre.
—No. Estaba de repente increíblemente claro para mí. Todos estos meses… años, realmente, he estado haciendo lo que los demás querían que hiciera. Todos esos comités en que la abuela insistía en presentarme a candidatura. Renunciando a la enseñanza a tiempo completo. Aceptando la propuesta de Valentina. Todo esto ha sido acerca de lo que ellos querían no lo que yo quiero.
Juliana observaba, aturdida, mientras Renata bebía el segundo vodka tan rápido como había tomado el primero.
— ¿Sabes qué es lo loco de esta cosa? No sé incluso qué quiero. Si sostienes un arma en mi cabeza justo ahora y me dices que tengo que decirte dónde quiero estar en un año desde ahora, no podría. No tengo idea. Ninguna. Nada. La única idea que tengo en mi cabeza es que necesito encontrar a mi padre. Quiero saber quién es él. Y tal vez conocerlo me ayudara a resolver quién soy yo.
Renata alcanzó la botella de vodka de nuevo, pero juliana se le adelantó.
— ¿Has tenido algo para comer?
—No quiero comida. Quiero olvidar. Quiero sentir enojo con todas las personas que me han mentido sin tener que sentir culpa y obligación al mismo tiempo. Quiero llegar muy, muy, terriblemente borracha.
Juliana se encontró con los ojos de su amiga. Podía ver el daño, el enojo y el pánico allí. El mundo completo de Renata había sido sacudido de su eje. Se merecía una buena borrachera, completada con la espantosa resaca de la mañana siguiente. Era prácticamente un rito de paso.
Soltó su control sobre la botella de vodka.
—Está bien.
Renata arrugó la cara, todo desafío escapando de ella.
—Gracias por entenderlo. Gracias por siempre comprender.
Lanzó sus brazos alrededor de juliana acercándola. Juliana la abrazó de regreso tan fieramente. Esta mujer era su mejor, más leal, más maravillosa amiga. Más que nada quería que fuera feliz y plena.
—Consigamos tostadas —dijo, después de que ambas se apartaron del abrazo.
Se quitaron sus zapatos y se acomodaron en el sofá saggy de tres piezas de juls, y al mismo tiempo Renata habló, deteniéndose solamente para sorber el vodka y el jugo de arándano que juls hizo para ella. Habló sobre los ataques de pánico que había estado teniendo en los días previos de la boda, y cuán sofocada se sintió algunas veces viviendo con sus abuelos. Habló acerca de saber que su abuela usaba su condición cardiaca para manipular sin piedad y chantajear a las personas en su vida pero que hasta ahora se sintió impotente para resistirla. Habló acerca de estar parada en el pasillo de la mansión Mayfair de sus abuelos hace menos de una hora y mirando a los ojos de valentina y saber que no lo amaba de la forma en que debería amar a la mujer con la que iba a pasar el resto de su vida y comprendiendo finalmente, que casarse con ella sería el mayor error de su vida.
Juliana asentía e hizo los ruidos adecuados en los momento oportunos y se indignó en nombre de su amiga y pasó pañuelos cuando renata llego a la sensiblera, autocompasiva parte de la noche. Era bien entrada la madrugada y ambas estaban con los ojos nublados y roncas para el momento en que juliana hizo una cama para renata en el sofá y se tambaleo a su propio cuarto. Acostada en cama, se preocupó por su amiga mientras una parte de ella se regocijaba que por primera vez en años renata estaba siendo honesta acerca de cómo se sentía y qué quería. Una parte más cínica se preguntaba si renata no se despertaría llena de lamentos y remordimientos mañana, pero su instinto le dijo que algo se había desplazado irreversiblemente para su amiga esta noche.
Renata se había liberado. Con un poco de suerte, sería capaz de pasar sobre eso y empezar a tomar algunas decisiones sobre su vida.
Los pensamientos de juliana derivaron a valentina mientras avanzaba hacia el sueño. Se preguntaba cómo se estaba sintiendo ella justo ahora. ¿Enojada? ¿Frustrada? ¿Herida? Quería que una sensación de satisfacción llegara, nunca le había gustado ella, después de todo, pero no llego. En lugar de eso, sentía una peculiar opresión en su pecho y garganta. Casi como si lo sintiera por ella .Lo cual era una locura. Obviamente estaba más borracha de lo que pensaba. Valentina Carvajal no necesitaba su compasión. Probablemente ya estaba planeando su campaña para otra bien educada, hermosa mujer que se adaptara perfectamente a sus ambiciones en ascenso.
La sensación de tensión se mantuvo en su pecho y presiono una mano en su esternón.
—Desaparece. No me importa.
Finalmente se quedó dormida, despertando cuando su alarma sonó junto a su oído a las siete treinta de la mañana siguiente. Sentía un terrible dolor de cabeza y la boca seca y nauseas, y arrastró los pies al baño y permaneció bajo la ducha hasta que podría enfrentarse a la perspectiva de salir y combatir el día. Renata estaba profundamente dormida en el sofá y juliana se vistió silenciosamente antes de caminar a las escaleras para bajar a la tienda. Se agachó para tomar café y panecillos unos pocos minutos antes de la hora de abrir y estaba sorbiendo la espuma de su latte cuando una renata con pesados ojos entró en la tienda.
—Hey. ¿Cómo te sientes? —preguntó Juls
—Como algo que el gato vomitó. —Ella presiono una mano en su frente. Había tomado una ducha y tensado su largo cabello rubio en una cola de caballo. Se veía cansada y en mal estado, pero juls estaba contenta de ver la chispa de ira y desafío continuar en los ojos de su amiga. Su instinto había estado en lo cierto, renata no iba a regresar.
—Aquí —dijo ella, empujando el segundo café a través del mostrador—. Tengo uno de repuesto por si acaso.
—Dios te bendiga. — renata enterró su nariz en el café.
—Hay un panecillo también, si estas para sólidos.
—Puede que necesite un par de minutos antes de poder ir allí —dijo renata.
—Entonces… ¿Qué hay en la agenda para este día? —preguntó juliana cautelosamente.
—La búsqueda de mi padre. Tengo su nombre y su fecha de cumpleaños. En los días de Google, eso tiene que contar para algo, ¿no crees? Juliana partió una parte del panecillo, una parte de su cerebro le advertía que renata no había mencionado mucho el nombre de Valentina, a pesar de ser un nuevo día. Seguramente ella estaba en su mente de alguna forma u otra.
—Podemos buscarlo. Y siempre esta Guille. Él me debe un favor.
Su primo, guille, era un policía. Lo había ayudado cuando había complicado las cosas con su novia hace unos pocos meses, así que estaba bastante segura de que apoyarse en él para conseguir que averiguara del padre biológico de renata.
—Me había olvidado de guille. Él es perfecto. ¿Podemos llamarlo ahora?
Juliana la estudio.
—Eres seria respecto a esto, ¿verdad? Realmente vas a ir a buscarlo.
—Sí. Absolutamente. Quiero saber la verdad. Quiero saber quién soy.
Renata había dicho algo similar la pasada noche. Estaba en la punta de la lengua de juliana señalar que la única persona que define a renata era la misma
Renata, pero decidió que no era lo que su amiga necesitaba oír ahora. Ella necesitaba ser un poco imprudente e impulsiva, y si eso significaba salir corriendo a Dublín o Yorkshire o New York en lo que podría llegar a ser una búsqueda inútil, que así sea.
El teléfono de renata sonó. Juls observó mientras ella lo sacó de su cartera, revisó la pantalla, luego lo deslizó de regreso sin tomar la llamada. — ¿Valentina? —Juls no pudo resistir preguntar.
—Sí.
— ¿No vas a hablar con ella?
—No.
Juliana se dijo a sí misma que se preocupara de sus propias cosas. Funcionó por cinco segundos.
— ¿No crees que podría estar preocupada por ti?
—No quiero hablar con ella justo ahora. Estoy todavía enojada, y no quiero decir algo de lo que me arrepentiré.
— ¿Eso significa que estás pensándolo dos veces sobre cancelar la boda?
—No. Eso era lo correcto por hacer, no importa lo que pase. No la amo, juls
Por alguna razón, las palabras de su amiga le pegaron como un golpe al plexo solar. No tenía idea de por qué. No era como si nunca hubiera creído en ellas como pareja.
Le tomo unos pocos segundos para reunir sus pensamientos dispersos.
—Está bien. Pero eso no significa que no puedes hablar con ella. Tranquiliza a la mujer.
Renata le dirigió una mirada.
— ¿Desde cuándo has estado de su lado?
—No estoy de su lado. Sólo que se me ocurrió anoche que esto debe haberla golpeado realmente fuerte.
Por un momento el rostro de renata se hundió con culpabilidad. Luego levantó su barbilla.
—No puedo pensar sobre ella. Sé que suena egoísta, pero si me detengo a pensar sobre todas las personas que van a decepcionarse, nunca voy a hacer esto. Y necesito hacer esto, Juls.
—Lo sé.
—¿Podemos llamar a Guille ahora?
—Absolutamente.Buenas mis bebecitas bellas aquí les dejo otro capítulo difrutenlo y déjenme saber que están pensando de este nueva historia 👉⭐ 😘
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EL MEJOR DE MIS ERRORES
FanfictionJuliana piensa que Valentina es una estirada mientras que Valentina piensa que Juliana es una malcriada. ¡Luego los guantes caen y también la ropa! Valentina G!P Está historia no es mía es una adaptación espero lo disfruten.