capitulo 20

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—Feliz Navidad, Juliana —dijo en voz baja.

Su copa besó el borde de la de ella.

—Feliz Navidad —dijo ella, con sus ojos marrones dorados de pronto solemnes.

Maratón 2/?

— ¿Por qué no estás con tu familia hoy? —preguntó ella, incapaz de morder su lengua por un momento más.

—Si crees que una copa de vino de 700 libras me va a volver una borracha descuidada y habladora, quizás debas verter de nuevo el líquido en la botella —dijo ella, ofreciéndole su copa de regreso.

Val la rechazó.

—No tienes que decirme nada si no quieres.

—La psicología inversa tampoco funcionará.

—Está bien. —Tomó un sorbo de su vino y luego comenzó a pelar una cebolla. Juliana la miró con recelo, como si estuviera esperando que le tendiera una trampa.

—Siéntate y bebe tu vino, Juliana—le dijo, sin levantar la vista de lo que estaba haciendo.

Ella le obedeció a medias, tomando un sorbo de su bebida.

— ¿En qué piensas? —preguntó.

—No pagaría más de 400 libra por él.

—Dale un poco de tiempo para que se refresque.

Ella esbozó una sonrisa.

—Es adorable. Realmente agradable.

Val picó la cebolla, siendo cuidadosa de mantener su rostro lejos de los humos.

Después de unos cuantos segundos, se deslizó de nuevo en su taburete.

—Mi madrastra piensa que soy una mala influencia.

Valen se quedó quieta.

— ¿Cómo?

— Mi madrastra piensa que soy una mala influencia. Es por eso que no paso las navidades con mi familia. Tengo dos medias hermanas demasiado jóvenes, de 15 y 18, y no quiere que las tiente a mi camino demoníaco.

Valentina se detuvo un momento con el cuchillo encima de la cebolla.

— ¿Ella te dijo eso?

—Ha pasado cierto tiempo, no puedo recordar las palabras exactas. Pero ese era básicamente su punto.

Lo dijo con facilidad, con soltura, pero ella apostaba a que recordaba con exactitud lo que su madrastra le había dicho hace todos esos años. Palabra por palabra.

— ¿Y tu padre está de acuerdo con ella?

—Mi padre es un hombre muy ocupado. No tiene tiempo para dirigir un negocio y una familia.

— ¿Cuándo fue la última vez que pasaste la Navidad con ellos?

—Hace diez años.

Hizo un cálculo rápido. Ella era un año menor que Renata, lo que significaba que debía haber tenido apenas diecinueve cuando recibió la orden de marcharse.

— ¿Qué pasó?

—Hice las maletas y me fui.

—No. ¿Qué pasó antes de eso? —Porque debía haber más en esa historia.

Ella sonrió, una pequeña curva cínica en sus labios.

— ¿Quieres decir, qué hice mal?

—Quise decir lo que dije. ¿Qué pasó?

EL MEJOR DE MIS ERRORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora