Fiesta de cadáveres

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Kathy, como todos los días, se levanta temprano para ir a clases. La idea de ir a la escuela no le gusta para nada. Los niños no la quieren y aunque no entiende demasiado bien los motivos que le impulsan para repudiarla, las cosas pasaban de esa manera. Ella poco a poco aprendió a no tomárselo en serio. Los niños eran niños, le decían los profesores cuando ella se acercaba sollozando cuando algunos de ellos le empujaban, le jugaba alguna broma pesada o simplemente eran desagradables con ellas. No deberían tomárselas tan personal, haría las cosas mas sencillas, y lo intento. No lo logro.

Pero hoy era un día diferente. Hoy era su cumpleaños por lo que se propuso como meta que ningún niño molesto le arruinaría un día tan especial. Por lo que, con una emoción que la desconcertó a ella misma, se alisto a primera hora, llenando su mochila todo lo que necesitara para salir.

Ver a su padre en la sala le desconcertó un poco apenas abandono su habitación. Vestido aún con su uniforme de la policía, el hombre le regalo una sonrisa cansada, una de la que estaba demasiado acostumbrada desde que murió su madre y él se había internado en el trabajo como un método de castigo autoimpuesto.

—Papá, pensé que no vendrías hasta más tarde —sonrió más enérgica antes de ir y abrazarlo. Realmente no esperaba verlo, pero era bueno. Una señal que las cosas podrían ir demasiado bien de ahora en adelante.

—¿Y perderme del cumpleaños de mi pequeño ángel? Por supuesto que no —sonríe un poco sintiendo como el hombre la levantaba del suelo con facilidad—. Ya has crecido demasiado ¿Cuántos años cumples? ¿5? ¿6?

—10, papá —respondió, soltando una risita— ¿Puedes bajarme? Tengo que ir a la escuela —pidió a lo que el hombre acato casi de inmediato, soltando una breve disculpa.

—Mi pequeña es muy responsable, no deberías ir a la escuela —comentó a lo que Kathy no supo definir si estaba bromeando o si estaba hablando en serio. A pesar de todo, decidió negar con la cabeza—. Está bien, comprendo, es bueno que seas así, llegaras a cosas lejos. Me gustaría acompañarte, pero, lamento no poder hacerlo, igual creo que necesito dormir un poco.

—Lo sé, no pasa nada, lo comprendo —asintió solemnemente ante la decisión—. No debes preocuparte por eso.

—No merezco una hija cómo tú —negó para ir rápido a la cocina. Ella llevada a la curiosidad siguió sus pasos para saber que ha pasado— Antes de que te vayas, me gustaría adelantarme un poco a tu regalo de cumpleaños, un pequeño adelanto —dijo y antes de que ella pudiera formular cualquier pregunta vio el regalo.

Custodiado en un recipiente de plástico, veía un pequeño pastel de chocolate, su sabor favorito. Un peso cayo en su estomago al ver aquel pequeño presente que le estaba dando su padre y sin poder evitarlo, sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Oh no, cielo ¿estás bien? ¿no te ha gustado? Pensé que el chocolate era tu sabor favorito —comenzó a disculparse antes de que Kathy le abrazara con fuerza.

—No, no, está bien, me encanta —negó antes de separarse y tomar el pastel—. Me ha encantado, muchas gracias.

—No es mucho, cuando regreses a casa te daré un pastel de cumpleaños real, y alguna sorpresa ¿esta bien? —pregunto y, en esta ocasión, Kathy logro con éxito, contener las lágrimas.

—Está bien, eso me gusta —asintió apenas antes poner el pequeño postre dentro de la mochila con una rapidez que parecía practicada. Si se tardaba se le haría tarde y ella no quiere llegar tarde y arruinar este día.

Su padre le acompaño poco después a tomar el autobús y tras otro abrazo como despedida, se monto finalmente rumbo a la escuela. Realmente era un buen día.

...

Jacob duerme apenas su cabeza toca la almohada. Desde la muerte de su esposa, victima de cáncer, el trabajo le había resultado como un refugio que sólo le estaba agotando y drenando de su vida con cada día que pasa. Era horrible, pero al menos hacia que el dolor fuera menos insoportable. Pero sabía que no podía mantenerse de esa manera.

Tal vez su esposa se había ido, pero su hija seguía a su lado. No era una sorpresa para él enterarse de los problemas que estaba afrontando su hija en la escuela, la cual, el acoso de sus compañeros la estaban atormentado. La había descuidado, eso era claro. Había sido un mal padre, confirmo. Y no tenia que seguir ahí. Ella no merecía sufrir más de lo que ya estaba sufriendo y que él no hiciera nada al respecto.

Así que planeo no matarse en el trabajo y tomar más su responsabilidad como padre. Le daría un gran cumpleaños después de que llegará a la casa y entonces ella sabría que ya no estaría tan sola, que podría contar con él para lo que sea. Y que todo mejoraría.

Solo pudo dormir unas cuantas horas cuando escucha el sonido de su teléfono. Oh no, eso no era bueno. Sabia que era algo relacionado, pensó aún adormilado cuando vio la pantalla de su móvil, viendo el numero de su compañero. Era su día libre en un buen tiempo ¿no podían dejarlo en paz aunque sea un poco? ¿Qué no había dado suficiente por él? Estaba considerando ignorar la llamada y seguir durmiendo, pero, sentía que no podía. Que algo estaba mal. Tal vez sólo tenía sueño.

Bueno ¿Qué más daba? Después de todo le molestarían si no contestaba. Tomándose su tiempo, atendió la llamada.

—Charlie, espero que sea algo importante...—dijo como un saludo, pero el silencio que recibió no le tomo demasiado— ¿Charlie? ¿Estás ahí?

—Si —respondió el hombre antes de otra dramática pausa, continuo—. Necesitas venir aquí, es sobre tu hija....

...

A estas alturas, los tiroteos se han vuelto parte de la cultura popular, él, como agente de la ley, sabría demasiado que, a pesar de que la gente ya lo tomaba incluso como broma, el asunto era algo demasiado difícil de soportar. Los chicos seguían teniendo problemas en la escuela y las armas seguían vendiéndose como dulces. Entonces, si estaba consciente lo que estaba pasando y la frecuencia con la que sucedía ¿Por qué pensó que su hija sería una excepción?

El viaje de su casa a la escuela fue rápida y confusa. Si alguien le preguntara, él no se sentiría seguro de poder confesar de forma clara de la forma de llegar. Simplemente llego, con su alma hecha añicos, se abrió paso entre los policías, los padres tan asustados como él y los niños que habían huido de la escuela, buscando un lugar seguro a pesar de que el tiroteo había terminado hacia ya un tiempo y la policía ya estaba controlando todo.

No les tomo importancia y se acerco al lugar en donde se originó el crimen. Un salón de clases. El salón de su hija. Los cuerpos de cinco niños asesinados a tiros seguían tendidos en el suelo, manchando el suelo y sus mochilas con su propia sangre. La policía ni siquiera se había tomado el tiempo de llevarse el tiempo de incluso de cubrirlos con su manta pues su atención se centraba en su hija.

Su hija era la única menor con vida. Una de sus manos, manchada de chocolate, tomo él ultimo pedazo de chocolate, comiéndose con lentitud el postre- la otra mano, sostenía la glock de 9 mm. que estaba seguro de que seguía guardada en su armario con llave apuntando su cien.

—Oh Kathy ¿Qué has hecho? —preguntó apenas a lo que su pequeña, solo alzó la mirada. Una sonrisa atravesó sus labios, pero esta no podía ser más falsa.

—Festejar mi cumpleaños —contesto—. Lo lamento papá, ya no puedo más. Has sido un gran padre para mí, te quiero, por favor sé fuerte. Pero también extraño a mamá, quiero irme con ella. Adiós.

Y, entonces, con una gran resolución en su rostro, disparo.

Continuara.

Hola

Más que nada, quiero pedir una disculpa, escribir sobre este día fue realmente difícil ¿creerán que hice aproximadamente 5 tramas distintas? Algunas originales, otros de fan fics, pero ninguna me estaba convenciendo. Creo que está no es tan mala, espero que ustedes no se decepcionen de esto.

Ya estamos cerca del final, espero ir más rápido, por favor, no me maten.

Nos vemos. 

GoretoberWhere stories live. Discover now