Goretober

Tumba

Naruto Uzumaki, ese era el nombre del chico más popular de todo el instituto; atractivo, inteligente y con esa aura que reflejaba confianza, así como arrogancia que hacía que más que una chica mojará sus bragas con tan solo tenerlo en sus pensamientos. El chico podía tener a cualquier

chica a sus pies con tan sólo tronar los dedos, algo de lo cual hacía bastante a menudo. Tampoco había que mentir- y eso estaba bien para él-. Menos una.

Esa pequeña peculiaridad se llamaba Hinata Hyuga. A diferencia de Naruto, la chica no atraía demasiado la atención. Su personalidad introvertida actuaba como repelente a las demás personas que combinada con la ropa holgada y pasada de moda sólo complementaba su aislamiento social. A ella, poco o nada le interesaba, a diferencia de otras chicas que le preocupaban la moda o los chicos, su mente se dedicaba a los estudios, la ciencia ficción y la espiral de hábitos de autodestrucción que la llevarían seguramente a una muerte bastante prematura y vagamente trágica para el mundo. Ella era una pequeña nerd.

Pero no para Naruto. Para él, la joven le resultaba inspiradora y hermosa que la única explicación lógica era la conveniencia de la trama y el escaso tiempo para escribir un solo capitulo. Esos eran pequeños detalles de los cuales haremos que no existen, lo importante era que, para él, Hinata era una belleza. No había mañana o noche en que no se masturbará pensando en ella con los escenarios más turbios que sólo la pornografía podía moldear en la mente de un hombre.

Su mano poco a poco fue un método ineficiente. Él ya se estaba hartando de su propia imaginación; quería acercarse a ella. Con las demás chicas resultaba ser un poco más sencillo; una media sonrisa y algún coqueteo le era suficiente para abrirle las piernas cuando quiera. Pero claro, Hinata era la excepción. NO ERA COMO LAS DEMAS CHICAS.

Así que uso el método infalible de todo romántico proyectado en todos los medios masivos de comunicación: el acoso. No tardo mucho tiempo en seguirla a todas partes, tardándose poco tiempo para que se autoproclamara un experto de sus pequeñas rutinas. Las clases que tomaba, sus pasatiempos y su adorable esfuerzo de ser invisible antes los demás. Sencillamente adorable.

Tal vez era la soledad lo que hacía que cualquier muestra de atención fuera visto como buena o simplemente no estaba bien. No fue ninguna sorpresa que ella aceptara su invitación a salir por la amenaza que salió con un intento de suicidio. Una salida a un bosque durante la noche era después de todo algo muy normal.

Como convenía a la trama, la tan esperada noche llego. Naruto se llevó a la bella chica al bosque nada espeluznante y oscuro, internándose en su oscuridad, donde apenas unos rayos de luna se infiltraban entre las ramas.

No era la primera vez que Naruto pasaba en aquel bosque a estas horas de la noche con una chica, por supuesto que no. El bosque era un lugar perfecto para llevar a las jóvenes incrédulas como Hinata para aprovecharse de ellas y no recibir ninguna consecuencia de sus acciones.

Hinata era sólo una chica más. Un poco más difícil, pero nada superior a ellas; después de todo ya era cuestión de tiempo para la inocente Hinata se diera cuenta que era una guarra como todas las demás. Incluso si estaba nerviosa, lo admitiría. Que chica tan bonita.

—Na...Naruto. —La chica tartamudeo parando sus pasos—. Creo que esto no está bien. Tengo miedo.

—Oh, no pasa nada —negó con esa confianza total en voz mientras volteaba a verla. Ella estaba tan quieta, con la cabeza agachada lo que provocaba que sus cabellos cubrieran su hermoso rostro, dándole una vibra de inocencia que sólo los idiotas podían negarse—. Quiero que confíes en mi.

No fue nada difícil cortar la poca distancia que había entre los dos para traerla hacia él, con sus fuertes y muy masculinos brazos rodeando su cintura, sintiendo como se estremece bajo su tacto. Una sonrisa de victoria surco sus labios de forma demoníaca. Esto resulto sería algo demasiado sencillo. No podía negar que era algo decepcionante, pero tampoco era malo.

—Quiero confiar en ti —escuchó el suave susurro de Hinata, mientras sus brazos se subían al cuello del chico. Era toda suya ahora—. Pero creo que tú no deberías confiar en mi.

Antes de siquiera comprender esas ultimas palabras que apenas había logrado captar un ligero dolor producido por una aguja que le hizo soltar un leve quejido de dolor ¿Qué demonios había sido eso?

—Hinata —logro mencionar su nombre antes de caer en la inconsciencia.

....

La parte más tediosa en estos casos era cavar la tumba. Era sólo una chica de 16 años, hacerlo era bastante agotador, pero después de una hora sentía que había hecho un trabajo decente. Lo suficiente para esconder el cuerpo de ese tipo. Tan pronto noto que el hoyo que había cavado era de una profundidad algo decente, dejo la pala apoyaba en un árbol cercano para ponerle su atención de nueva cuenta a Naruto. El pobre ingrato seguía dormido como un bebé. Ni siquiera lo sentiría lo cual era una pena, pero estaba bien; sería más cansado escuchar sus quejidos. Sin muchos miramientos lo tomo de la ropa y comenzó arrastrarlo hacia la decente fosa improvisada.

¿Cuántos chico llevaba ahora? Se pregunto. Había perdido la cuenta, los chicos como él estaban por todas partes, sintiéndose inmunes y pensando que podían hacer lo que quieran con chicas como ellas. Como si fueran cosas de las cuales tiene objetos preparados para usar y tirar.

Estaba cansada de ellos, eran como una plaga inútil, pero algo que había aprendido con el tiempo, era que por mucho que presumían su ingenio, eran fáciles de atraparlos. Sólo tenían que pensar que ellos estaban al control de todo y lo demás era pan comido.

Naruto no era la excepción. El tipo era un egolatra, sabia lo que hacia con las chicas y las nulas responsabilidades que cargaba a sus espaldas. Ella tenia que hacerlos pagar. Y si tenia que matarlo, enterrándolo vivo como a los demás que habían corrido la misma suerte, entonces lo haría. Plenaria el bosque entero de cadáveres si era necesario. Después de todo ¿Quién sospecharía de la chica nerd?

Continuara.

Hola a todos, mis pequeños supervivientes de la pandemia mundial ¿Cómo se encuentran? Espero mejor que yo.

Se que esta historia no es tan sangrienta como las demás, pido una disculpa por eso. Pero espero que no apeste tanto. Ya en el otro capitulo esperemos regresar a nuestras sangrientas historias de siempre. Nos vemos.