Decapitado

15 1 1
                                    

 —Ya estás adentro, sólo necesito que acates mis indicaciones a la perfección y no cagues nada ¿de acuerdo? hay mucho dinero en juego y tú no eres tan estúpido —Sasori rueda los ojos con fastidio al escuchar a su cliente ¿Por qué le hablaba como si fuera su madre?

—Si, ya lo sé, no necesitas recordarlo, hombre —suspiró cansado—. Pero dejando eso a un lado ¿Puedo divertirme con él? —preguntó, lamiendo un poco su labio inferior, como anticipación.

—Realmente la tortura si te la dejo a ti, pero quiero su cabeza en la sala a media noche cuando llegué, con la capucha aún cubriendo su cabeza. Si la retiras, lo sabré y no te conviene eso.

—Si, claro, no te preocupes, nos vemos —. En un gesto arrogante colgó la llamada antes de alguna respuesta por parte de otro hombre.

A veces no lograba entender a las personas. En sus años como sicario ha trabajado para muchas personas extrañas que en varias veces llegaba a cuestionar el porqué seguía en esa mierda. pero ese tipo era sólo un bicho raro al cual tenía una mala espina. Pero bien, él le estaba dando una buena paga por ese trabajo, así que no podía quejarse en realidad. Después de recibir su pago no volvería a verlo y estaba demasiado agradecido con eso.

Tampoco podía dejar de pensar en la "libertad creativa" que le había dejado con su víctima; por lo general sus clientes eran demasiado descriptivos a la hora de definir la manera en la que querían sus torturas. Casi siempre eran así, unos cobardes que no tenían las bolas lo suficientemente grandes para cometer esas depravaciones por sus manos; al menos contraba con el dinero suficiente para pagarle. Y él no podía decir que no a un buen cheque.

Sea como sea, tenía trabajo que hacer y no tenía tanto tiempo como había esperado por lo que entró a la habitación en total silencio. El cuarto tenía tintes BDSM con las paredes pintadas de rojo y la iluminación a medias; lo único que parecía diferenciar era que en lugar de los juguetes sexuales tan cotidianos, el cuarto era decorado por varios instrumentos de tortura. Y claro, a una persona que se retorcía en una de los paredes, con el cuerpo al descubierto menos la cabeza, bueno, lo último si era lo habitual.

Se acercó a la víctima, viendo como este quedo paralizada. Tal vez no podía ver nada, pero ya le había escuchado y le hizo parar sus estúpidos temblores; le temía, le respetaba y eso le gusto. En el camino tomó un pequeño y bonito bisturí de una mesita que estaba convenientemente cerca. No pasara un segundo cuando le encajo la afilada arma en el costado, haciendo que gimiera de dolor.

—¿Solo eso? —preguntó sacando el bisturí para arrastrarlo desde el origen de la herida a su abdomen y subirle a su pecho, dejando una línea roja e irregular. Los gemidos de dolor se intensificaron, pero sólo fue eso. Algo decepcionante, pero era algo habitual —.Bueno, trataba de tratarte amablemente ¿estás bien? —dijo para "calmarlo" aunque cuando le separó las piernas mientras se bajaba los pantalones era una señal de que nada estaría bien. Oh, claro que no.

...

Todo había acabado y había regresado la sala a fumar un rato, tratando de relajarse. La cabeza cercenada de su víctima descansaba en una mesita y seguía cubierto como había pedido el cliente ¿por qué lo quería hacer eso? ¿Qué era lo que ocultaba? Sentía curiosidad, pero era un hombre de palabra y no hizo nada hasta que llegó su cliente.

Obito "Tobi" Uchiha era un hombre que había entrado a sus 30 años era una de las personalidades más conocidos dentro de submundo de la mafia, en especial si contamos con la fama que ya le sucedía su padre. El tipo tenía la fama de ser un raro y eso era un gran ejemplo que las rumores eran ciertos.

—¿Está listo? —preguntó sentándose a su lado, como su fuera un amigo, Sasori se hizo un poco a un lado.

—Ahí está, ahora hablando de él pago...

—Lo se, lo tendrás, pero hablar contigo ¿vale? —El Uchiha sonrió al ver la cara de indignación de hombre decidió continuar —¿Sabes? La vida que llevo es una mierda, tiene que controlar todo o acabarás muerto ¿entiendes? y eso es muy duro —se recargó en el sofa —. Y cuando alguien quiere engañarme... tiene que pagar.

—Que conmovedor —el sarcasmo irradiaba en cada palabra—. Pero creo que ese no sea el problema.

—Claro que lo es, mira la cabeza.

Sasori sintió un mal presentimiento, pero aún así lo hizo. Se acercó a la cabeza y retirando la capucha se dio cuenta que caía con gracia. Fue más rápido, sólo para verificar que era Deidara era el dueño de esa cabeza; estaba amordazado y por eso no le había detenido. Él había torturado, abusado y asesinado a Deidara, su propio novio.

Lentamente se recostó en el sillón al lado de Obito que se mantenía tranquilo en todo momento ¿Cómo demonios podía estar así? Bueno, no podía culparlo, estaba casi igual que él, al menos en apariencia.

—Yo no sabía de tu existencia cuando comenzamos a salir —empezó hablar Obito viendo al pelirrojo —.Nos estaba traicionado a los dos y eso es cruel.

Sasori no respondió y sólo una leve sonrisa se asomo en su cara. Ahora entendía porque se ausentaba demasiado, sus pretextos cada vez más patéticos para no verse. Las veces en que lo llamó paranoico por exigirle respuesta, todo estaba tan claro.

—¿Y aquí se veían? —preguntó más para llenar su curiosidad.

—Sí, pero jamás pude someterlo, como tú lo hiciste —había cierta sugerencia en su voz —eso me gusta.

—¿Ah sí? —preguntó curioso por más, él quería más.

—Tampoco me gusta el cliché del l mafioso poderoso, creo que Deidara si —sin decir nada, el pelinegro se montó encima de otro que le tomó de las caderas —. Deidara fue un tonto por ponerte los cuernos. Yo no te dejaría.

No creía una mierda de lo que decía pero eso nada importa cuando comenzó a besarlo de una forma demandante o incluso hostil. No es que le importara ser amable, después de todo, quería desquitar su coraje y Obito estaba dispuesto. Deidara podía ver si quería, ya no le molestaria. 

GoretoberWhere stories live. Discover now