Roto

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Lucie era una niña rota, es lo primero que Ana nota cuando los adultos de la casa de acogida se le presenta; la pequeña Lucie está muy callada, sin embargo, ella no necesita palabras para que supiera lo que había pasado. Las cicatrices y los moretones podían explicar más que mil palabras y ella contaba con muchos visibles y oscuros en su piel blanca que no hace más que empeorar la situación ya planteado.

Muchos niños tienen miedo de lo rota que esta y casi nadie se acerca a ella. Tienen miedo, son unos cobardes, pero Ana no es ninguna cobarde. No, ella se acercó sin miedo, porque Lucie no merecía estar sola, ella necesitaba sanar, alguien para sanar. Ana sería quien la haría sanar.

Y lo intenta, muchas veces conforme pasan los años. Las cicatrices y lo moretones de Lucie se marchitan, desaparecen y aparecen de nuevo, repitiendo un ciclo que parece casi inevitable parar, como las estaciones del año.

Lucie siempre está rota y no solamente en las constantes marcas rojas, violetas o negras productos de la autodestrucción, hay algo más. Algo dentro de ella que se fractura, se rompe y se destruye en su totalidad.

El momento cuando se dio cuenta era demasiado tarde. Cuando Lucie era envuelta en el agua helada de la lluvia mientras la sangre se escapa de su cuerpo o a través de su garganta. Lucie estaba rota para siempre y ella nunca pudo arreglarla.

Después fue su turno. Su cuerpo, mente, su alma fueron despojadas por completo de su alma, dejando un cascaron sangriento y sin sentido de lo que se suponía, era ella.

Ella quería ayudar, ahora lo único que espera es que todo termine, que se rompa de una vez por todas. Pero eso no sucede, solo se retuerce y cambia.

Ella solo quiere ver a Lucie de nuevo.

Fin

GoretoberWhere stories live. Discover now