El olor de la habitación era de sexo y muerte, como si Eros y Tanatos habían tenido un encuentro épico en su cama dejando impregnado el aire sus esencias tan características que poseen. Pero no era así, no en un sentido tan poético, cursi o sagrado. Al contrario, era algo vulgar y desagradable y Matt, él único testigo presente podía jurar que era así.
El pelirrojo se sentía mareado con ese olor que le llenaba los pulmones; aún no podía comprender que sí había pasado. Cómo es que había llegado a esa situación.
—Oh Mello ¿Qué hice? —preguntó sacando una cajetilla de cigarros y un encendedor de su chaqueta— ¿Qué me hiciste? —volvió a preguntar llevando el pequeño producto de cáncer a su boca.
Mett esperaba alguna respuesta de Mello, pero este no respondió a nada. Tampoco era como si hubiera esperado una respuesta ¿Cómo podía hacerlo? Él le había disparado, lo había matado. Los cadáveres no podían hablar.
El chico se encuentra tendido en la cama y la sangre ha manchado de forma significativa las sábanas blancas, las colchas y posiblemente su viscosa y asquerosa existencia se ha filtrado en el colchón. Realmente es sería demasiado difícil de quitar. Sus brillantes y astutos ojos azules han perdido ese brillo por completo y por unos momentos parecían que lo estaban mirando.
—Basta.. —Sus palabras salen de su boca así como el humo de cigarrillo; curiosamente ese olor le estaba dando calma—. Yo no tuve la calma.
Los celos nunca habían sido un problema suyo; él entendía que esos sentimientos no tenían nada que ver con el amor, al contrario, los celos eran un reflejo de inseguridades y que llegaban a mostrar el lado más feo de las personas. Entonces ¿qué había pasado?
Si tenía que admitir que la traición que sentía en esos momentos, cuando encontró a Mello con el mocoso de Near eran dolorosos. Él lo amaba ¿por qué le había engañado? ¿Por qué ese niño? La ira le cegó, por completo, aunque no de manera tan irracional. Había dejado ir a Near, el pobre chico no le había engañado y no había roto ningún compromiso con él. En cambio, Mello si, le había engañado.—Matt, estás siendo un jodido dramático —soltó, como si nadie le estuviera apuntando con un arma—. Si, me lo he follado un par de veces, pero no es mi culpa, tu nunca me das lo que merezco.
La humillación era otra cosa y esas palabras perforaron su alma tan fuerte como la bala que penetró el cerebro de Mello, matandolo.
Sabía que debería estar arrepentido, una parte de él lo sentía pero no lo había traicionado. Aunque claro eso seguía siendo un homicidio y un disparo no era algo demasiado discreto. Seguramente alguien ya había alertado a la policía. Irían por él.
Por un momento fantaseo con escapar de ahí, salir de departamento en completo silencio y desaparecer a un lugar donde nadie lo conociera. Tal vez México. Dicen que el clima era más cálido y él nunca había estado en un lugar como ese.
¡Podría intentarlo! Entregarse sería aburrido, sin embargo, esto sería más interesante. Además no valía la pena ir a prisión por él. Acabó su cigarro y agarró lo fundamental, incluyendo el arma. Uno nunca sabe lo que se puede usar. Fue rápido para escapar de lugar, logrando incluso ver las patrullar llegar a su hogar en su búsqueda. Mello podría entretenerlos un rato. Él sólo quería irse.
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Goretober
Ужасы31 relatos llenos de sangre y un poco más que trama de diferentes fandoms