Jeremiah sabía que la relación que tenía con su hermano no era normal, ni siquiera un poco. Claro eso no lo pensaba cuando eran niños y sólo trataba de sobrevivir a los pocos recursos que le daba -acaso- su madre, era normal.
Pero los años pasaban y Jerome fue cuando más posesivo; usando el pretexto de cuidarlo no le permitía acercarse a nadie, a veces, cuando estaba de mal humor, ni quería podía desviar la miraba hacía otro lado.
Y él estaba de acuerdo con eso. No es que le molestara en un principio, las personas para él eran consideradas una distracción y estaba alejándose de ellos se convertía en una ventaja para él. Jerome le estaba ayudando con eso y él podía tener algo de paz. Y si, no estaría mal si después no lo castigaría.
Jerome no le pegaba, nunca le puso una mano encima, pero eso no significaba que el castigo no fuera menos leve; oh no, claro que no, aunque se limitará a encerrarlo en el armario no era menos lindo. Menos cuando era por horas; horas encerrado en un oscuro y estrecho lugar, donde el concepto de tiempo no tenía sentido. No importaba cuantas veces le suplicara perdón, cuánto le lloraba y le pedía piedad, Jerome no lo sacaba hasta que él lo creyera conveniente. Y, entonces, cuando al final salir, se aferraba a él en un momento contradictorio.
—Lo siento, lo siento —solía gimotear sintiendo las manos de su hermano, acariciando sus cabellos que logrando calmarlo.
—No pasa nada, todo esta bien — le aseguraba —. Sólo me preocupo por tí, sólo lo hago por tí —su manipulación era obvia y de forma patética lograba que cayera.
—Si, está bien —asintió, sólo para le besara en la boca que aunque sabía que no era correcto, correspondía con un gusto que incluso lo asustaba.
...
Que Jerome no le pegara a él no significaba que no fuera violento, sólo no lo era con él. No lo culpaba, se estaba volviendo loco, el abuso que sufría física y mentalmente fracturaba su mente como el cristal. Él sabía que las cosas sólo empeorarán, era la única posibilidad lógica y bueno él sólo podía ver, aunque sea un poco.
Al menos él podía justificarse en volverse loco, no como él que en el fondo sabía que algo estaba mal dentro de él.
Tal vez por eso no lo ayudaba. Se sentía celoso, enfadado por su propio hermano y la posibilidad de que, si las cosas irán mejor, Jerome estaba bien, entonces no estaría tan loco como él, no se daría cuenta de mal que se hacían el uno al otro y le dejaría. Y la idea de abandono era aterrador.
Por eso jugaba aquel enfermizo juego con Jerome. Él no hacía nada por defenderlo de su madre cuando lo dejaba bañado en su propia sangre por algo que él mismo había provocado; Jerome no hacía nada cuando él le suplicaba salir, atormentado en medio de la oscuridad. Y aún así, a pesar de todo, estar juntos en uno de los sentidos más profanos de la palabra.
Tal vez algún día pasaría. Alguno de ellos se cansarían y todo podría ser peor. Esperaba que no, deseaba que no. Aunque él más que nadie deseaba que fuera todo lo contrario.
YOU ARE READING
Goretober
Horror31 relatos llenos de sangre y un poco más que trama de diferentes fandoms