Choque

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Las manos aún le temblaban cuando acomodo las últimas prendas de ropa. Decir que tenía miedo era solo una vaga interpretación de lo que estaba sintiendo en esos momentos, no, lo que estaba sintiendo era terror, que en momentos podía jurar que lo paralizaron en cualquier momento, cuando lo mejor era que se largará. Asegurando que tenía todo listo, puso su mochila en su espalda para irse finalmente de esa casa. A lo que le hubiera llamado hogar si que lo fue alguna vez.

Hacía años había considerado abandonar su hogar. Cuando era un niño y tenía que presenciar cómo su padre golpeaba a su madre sin piedad hasta que ella ya no soportó más, cuando su hermano ahogaba todas sus frustraciones contra él, usándolo como un costal de boxeo. Ya no soportaba eso y siendo sincero él no quería terminar como su madre. Él quería salir de esa casa si quería vivir.

—Johnny, Johnny. —El miedo por fin lo congeló cuando vio a su hermano en la entrada principal—. He llegado a casa hermanito.

—Que bien —forzó una sonrisa—. Ponte cómodo, yo saldré un rato —continuó hablando para tratar su camino, sin ningún éxito.

—Tú no te vas —cerró la puerta tras decir eso —. He tenido un buen día, podemos pasarla bien juntos ¿Te parece?

El joven sólo bajó la cabeza al escuchar eso. No, él no quería hacer eso, él ya no tenía que hacer eso, él ya tenía que estar afuera, lejos de ahí, lejos de su hermano.

—Pero, sólo serán unos minutos, Jeff, no tardaré. —Pudo decir antes de sentir cómo la mano de su hermano en su cabeza, obligando a levantarlo—. Seré rápido, no te enojes —susurró esperando algún golpe.

No, no recibió ningún golpe, pero al empujón que recibió aún le llegó a doler. Quiso levantarse. cuando su hermano mayor se agachó para recoger su mochila.

—¡No! —gritó en protesta antes de que le patearan en la cara. El sabor a sangre inunda su boca.

—Oh. John, es difícil confiar en ti —abrió la mochila con desdén—. Me crees tan estúpido para creer tus mentiras.

—Lo siento, Jeff —lloriqueo arrastrándose en el suelo, cuando un pie se posó en su espalda lo obligó a mantenerse en su lugar—. No me hagas daño, por favor.

—Eso lo hubieras considerado antes, hermanito —soltó antes de tomarlo de la chamarra para empezar a arrastrarlo.

John quiso pelear, grito y pataleo todo lo que podía, pero su hermano no se detuvo ni siquiera un momento. Lo llevó a la habitación que habían compartido desde hace años y en ese momento se sintió más que perdido.

—Voy a educarte de nuevo —le levantó sólo para lanzarlo en la cama con él encima.

—Jeff, no, no quiero —rogó retorciéndose bajo de él—. Soy tu hermano, no me hagas esto.

—¿Por qué me importaría eso? —preguntó con indiferencia. El beso que le dio en la boca duele más que los golpes que siente que se quiebra.

Él quiso vomitar con aquel gesto enfermizo de su hermano mayor, ya no soportaba eso. Ya no quería tener una vida con ese loco, no quería hundirse con él. Cerró sus ojos y lentamente comenzó a corresponder el gesto. Su hermano pareció complacido y fue cuando su fuerza fue un poco más suave que estiró su mano a la lámpara de lava que estaba en la mesita de noche,

"Lo siento" le hubiera querido decir antes de estrellarle la lámpara en la cabeza. Está se impacto y rompió en fragmentos de vidrios provocando que su hermano sangrara. Sólo fue cuestión de segundos para que logrará quitárselo de encima, momento en que aprovechó para correr.

—¡John, eres un maldito enfermo! ¡Estás muerto! —vociferaba Jeff tratando de levantarse. Para cuando lo logró, John ya había cerrado con seguro— ¡Abre la puta puerta!

—¡No! —Es lo último que dice antes de correr por su mochila e irse.

Sin perder el tiempo corrió a la motocicleta de su hermano, encontrando las llaves aún pegados en ella. Su hermano era un imbécil total, pero ahora estaba totalmente agradecido de ese horrible defecto. Encendió la moto en el momento en que escuchó el sonido de una ventana rompiéndose; su querido hermano venía por él. Todavía escucho sus amenazas, incluso cuando ya estuvo lejos de ahí.

...

Él había huido de casa porque ya no soportaba estar ahí, porque estaba conciente que si seguía en ese lugar, soportando cada golpiza o humillación por parte de su hermano acabaría muerto. Él quería vivir, ser libre y tener lo que muchos llaman vida plena.

Conforme pasaba el tiempo se sentía más libre. El infierno que conocía como vida por fin había acabado y ahora tendría una vida normal como las demás personas. Esa libertad sólo le duró cinco horas antes de accidente.

Había tenido cuidado al manejar, pero cuando aquel auto colisionó contra él sin previo aviso no pudo hacer nada al respecto. El impacto lo hizo volar unos metros antes de impactar contra el suelo haciendo que su pelvis quedará rota, sus costillas se quebrarán haciendo que los huesos se pincharan llenándose de sangre. Su muerte así como su vida, era agónica.

Tal vez eso no era tan malo, razonó aún en la acera, siendo el centro de atención de los morbosos de turno. Tarde o temprano eso iba a terminar y él sería libre, no cómo lo había planeado, pero ya era algo.

GoretoberWhere stories live. Discover now