•La ayuda de un amigo• Honghwa/Seongjoong Ateez

Cap.14

Los periodistas se agrupaban en la entrada del hospital, tanto asi que la policía tuvo que armar una linea con oficiales impidiendo su ingreso. Los padres de Joong estaban viajando para llegar lo más pronto posible, Mingi y Eden habían ido a la empresa, y los demás miembros se quedarón en el hospital. Los doctores les dieron el parte médico, y ellos no soportaron escucharlo. La Escopolamina normalmente es una droga que se utiliza en pequeñas cantidades para tratar el vertigo o como anestecia para ciertas cirugias. Pero Hongjoong había recibido una dosís tan alta como para dormirlo por dos días completos. Además, al sobre exigir  su cuerpo aún bajo los efectos de la droga, había debilitado mucho a su corazón y pulmones. Ahora, una simple arritmia lo podía matar.

Unos lloraban, y otros como Seonghwa quedaron sentados en el piso sin decir nada. Su lider, su amigo, su tesoro estaba muriendo en la sala continúa, y ellos solo podían mirarlo. Aún así, los médicos les dieron un atibismo de esperanza al contemplar la juventud y fuerza del peliazul.

La familia de Joong llegó, y su madre se desmayó al ver el estado de su hijo cuando le permitieron verlo a travez de una ventana. Empeoraban la situación, los constantes intentos de los medios de comunicación por introducirse en las salas y recopilar información. El estrés junto con en el desanimo abundaban en esa parte del hospital. La policia les brindó protección a la vez que investigaban el caso.

- ¿Y hace cuánto tiempo que están en pareja?

-Casi 8 meses.

-Bien -anotó en su libreta- perdone que le pregunte esto. Pero debo hacerlo ¿cuándo y en qué lugar tuvieron el primer contacto sexual?

-Mire acá detective ¿no son demasiado sus preguntas?- preguntó enojado Yunho.

-Dejalo. Entiendo que es su trabajo -respondió simplemente Seonghwa, procediendo a responder todas las preguntas del oficial.
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-Hyung, no hace falta que respondas esas preguntas estupidas.

-Yunho, mientras puedan encarcelar al maldito que le hizo eso a Joong, estoy dispuesto a darlo todo.

-Seonghwa querido -llamó la mamá del peliazul -ven un minuto.

-Si señora Kim.

-La doctora nos dijo que ahora que Joong-ie está estable, una persona puede ingresar con un traje hermetico. Lo estuvimos hablando con mi esposo, y queremos que entres tú. Si te parece bien querido -ofreció la mayor tomando suavemente la mano del peligris.

-¿ De verdad? Digo ¿están seguros? Pueden ingresar ustedes señora....

-Querido, desde que Joong era niño no puedo soportar verlo lastimado. Y ahora que soy mayor, menos todavia. Lo que te estoy pidiendo suena egoista pero... ¿puedes cuidar de él por mi?

Seonghwa solo abrazó a la mujer, y le prometió cuidarlo. Ella no lo sabía, pero era un juramento para toda la vida.

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-Ingresará a la habitación completamente desinfectado. El traje es completamente seguro. Puede acercarse a él y tocarlo un poco. Ante cualquier complicación que vea, avisenos de inmediato. Los demás familiares podrán verlos desde la ventana izquierda -contaba la enfermera preparando al idol para entrar a la sala.

El corazón le latía el doble de fuerte y sus piernas se sentían debiles.

-Bien, puede ingresar ahora- dijo la enfermera abriendo la puerta.

1,2,3,4,5 pasos hasta estar en frente de la cama. Su respiración así como sus pasos pararon en seco.

Joong siempre había sido un chico lleno de energía, juguetón y con una sonrisa brillante. Lo veías y ya te sentías con fuerzas y ganas de lograr cosas. Pero ahora..... ese mismo Joong estaba postrado en una cama, con un respirador e intravenosas en sus brazos. De su cuerpo salían tantos cables hacia maquinas distintas, que Seonghwa no lograba identificar cada uno. Se veía apagado, y eso le partía el corazón al mayor. Se arrodilló, en el suelo al lado de la camilla, y lloró, descargando todo el dolor que se arremolinaba en su interior.

Desde la ventanilla, las personas que miraban, se desplomaron. Los miembros del grupo, se apoyaron en el piso o la pared y lloraban con sus manos tapando su boca. La familia de Joong, por otra parte, no tenían fuerzas, las lagrimas resbalaban por sus rostros como nada. El personal médico y policial lamentó ver tal cuadro, pero nada podían hacer. Todas esas almas dependían de una sola.... la del joven que se encontraba luchando entre la vida y la muerte.