Capitulo 28

20 4 5
                                        

Confuso:

Mauro:

Tranquilamente podría pasar el resto de mi vida así, en mi habitación, esperando a que Sara vuelva de su baño, tenemos como regla no dejarla sola más de 15 minutos, nunca sabemos que podría llegar a pasarle.

Ciertamente notamos como va mejorando poco a poco, la llevamos a su terapeuta habitual, cuando nos pregunto qué sucedió con sus padres le dijimos que habían tenido problemas para llevarla. Nadie más que nosotros sabía lo que realmente sucedía bajo las calles.

Me alegraba el hecho de poder ayudar a Sara, me hace sentir útil.

Me paseo por la habitación comiendo un par de galletas que había horneado mi padre en la mañana, desde que mamá murió todo en la casa es silencioso y vacío, Amelia casi nunca está aquí y nuestro padre siempre está ocupado en el pueblo. Básicamente me dedico yo sólo de cuidar a Sara.

Miro el reloj una vez más, han pasado 15 minutos desde que Sara entro al baño, tengo que ir a revisar si todo está bien. Parece paranoico de mi parte controlar lo que hace todo el tiempo, pero ella misma lo acepto y está de acuerdo con que la mantengamos bajo vigilancia.

Procedo a tocar la puerta una y dos veces, nada. Ningún ruido, ningún sonido más que una melodía que se escucha suave desde el otro lado.

Toco la puerta una vez más, de nuevo. Nada. Comienzo a asustarme de lo que pudiese hacer Sara. Busco las llaves del baño rápidamente y como un regalo del cielo las consigo al instante. Abro la puerta que estaba con seguro y lo que veo a continuación me deja con el corazón fuera del cuerpo.

El charco de sangre es enorme, la bañera está llena de la misma y dentro, tan frágil y pálida encuentro a Sara con sus muñecas cortadas mientras una canción suena de fondo.

-¡Sara!- grito y ella parece escucharme porque me da una sonrisa triste antes de caer desmayada-No puede ser posible, Sara ¿Qué hiciste?- digo en voz alta.

Esto no puede estar pasando, repito una y otra vez en mi mente mientras recojo el débil cuerpo de Sara de la bañera y la envuelvo en una toalla. Nos vamos al hospital ahora.

Consigo agarrar las llaves de la camioneta y bajo las escaleras de la casa corriendo con Sara en mi hombro, siempre ha sido fácil de cargar, pero cuando me encontré corriendo contra el reloj pareció mucho mas ligera. 

Salimos de los suburbios de Frycity mientras le repito que se quede y que aguante un poco más. En este punto mi padre ya está enterado y viene en camino. Todo va pasando muy repentinamente, yo conduzco lo más rápido que puedo y casi atropello un par de personas.

Es muy tarde para estar en las calles, casi son las 8 y con el nuevo toque de queda podríamos terminar unas horas en prisión, pero no me importa, realmente quiero y necesito salvarla.

Para cuando llego a emergencias estoy también lleno de sangre y mi ropa está pegada a mi cuerpo por la lluvia. Dos enfermeras se llevan a Sara en una camilla y yo tengo que sentarme en la sala de espera, no pienso moverme de aquí.

-¿Qué sucedió?- pregunta mi padre que acaba de cruzar la puerta, viene vuelto loco y con Amelia detrás totalmente empapada.

-Ya está dentro, solo nos queda esperar- le digo intentando tranquilizarme más a mi mismo que a él- ¿Y tu dónde estabas?- le pregunto a Amelia haciendo referencia a su aspecto.

-Ya sabes, salidas nocturnas que acaban mal- dice ella encogiéndose de hombros- ¿Tu como dejaste que esto pasara? Se supone que esta a tu cargo- me reprocha.

-Realmente no lo sé, pasaron los 15 minutos y cuando entre el baño estaba hecho un desastre- repito en voz baja, intentando creerme todo lo que ha pasado esta noche.

-No te preocupes Mau- dice mi padre, poniendo una mano en mi hombro- Ahora está mejor y está recibiendo ayuda profesional. Ya verás que todo va a estar bien-. Yo le doy una pequeña sonrisa y procedemos a sentarnos todos a esperar noticias de Sara.

***

Pasan un par de horas, cuando una enfermera de baja estatura se acerca hacia nosotros.

-¿Parientes de la paciente Almeida?- pregunta con una voz chillona.

-Así es- responde rápidamente mi padre.

-Me complace informarles que está estable, tuvo suerte de que la trajeran enseguida. De haber pasado un poco más de tiempo, no lo habría logrado- nos informa calmadamente- Ya pueden pasar a verla-. Nos levantamos de las sillas y ella nos guía hasta la habitación C366.

Sara:

Me duele la cabeza, me despierto y una luz cegadora inunda mi campo de visión. Esto me trae malos recuerdos. Por un momento pensé que lo había logrado, dejar este plano terrenal había sido mi última idea antes de despertar en esta habitación. Ciertamente cuando me arrepentí, pensé que era muy tarde; en ese instante sentí un miedo tan grande que solo puedo compararlo a cuando mi padre me secuestro.

Tuve miedo de despedirme de todos, pero aquí estoy, de nuevo. Trayendo problemas a todos los que me rodean. Otra vez.

Oigo que abren la puerta. Los Lorant, entran preocupados por mí.

-Sara, mi niña- dice Iván agarrando mi mano que justo ahora tiene agujas y vendas- Perdónanos por dejarte sola-. El que me diga "mi niña" me da escalofríos, pero intento no incomodarlo.

-Almeida- dice Mauro desde una esquina de la habitación. Me doy cuenta de que fue el quien me encontró y me trajo aquí. Puedo verlo en su ensangrentada ropa y en su cara sin ninguna expresión como la mayoría del tiempo.

-Mauro- le digo suavemente.

-No te esfuerces mucho por hablar- dice Amelia amablemente, necesitas recuperar fuerzas, te llevaremos a comer.

-De hecho- dice la enfermera que estaba organizando algunas cosas en la habitación- Podrán salir con ella en la mañana, necesitamos hacerle un par de exámenes antes y estará todo bien.

-Muchas gracias- dice Iván dirigiéndose a la puerta- Nosotros te dejamos por ahora, vendremos en un par de horas, mientras tanto estarás bajo vigilancia de las enfermeras.

Se despiden dejándome en la habitación, donde pensé que estaba sola, pero.

-Almeida, discúlpame- habla mauro desde la misma esquina en la que está desde que llego.

-¿Por qué?- pregunto- La que debería disculparse soy yo por tener un intento de suicidio en tu baño y hacerte correr hasta acá-. Él me mira con desaprobación por mi tono sarcástico.

-Sabía que corrías peligro, sabia de lo que eres capaz y aun así no te vigile lo suficiente- reprocha con la mirada clavada en el piso.

En ese momento entra en la habitación un enfermero, muy callado y con la cabeza baja. Sostiene en su mano izquierda una rosa blanca con una carta. Me la entrega y se va, dejando la puerta detrás de él abierta. Cuando estoy a punto de abrir la carta un fuerte ruido se esparce por el lugar y Mauro se acerca a mí rápidamente.

-¡Sorpresa cariño!- dice esa maldita voz que tanto odio y asco me trae.

𖦹𖦹𖦹𖦹

Es un borrador, iré corrigiendo los errores más adelante

Gracias por esperar pacientemente a la actualización, y por el apoyo 🧚🏻‍♀️

☾︎ 𝑺𝒊𝒈𝒖𝒆𝒎𝒆 𝒆𝒏 𝑰𝒏𝒔𝒕𝒂𝒈𝒓𝒂𝒎 ☽︎

@demon.ssp 💜

RELEVIUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora