Ultima parada
Sara:
Luego de la conversación con mis padres, mi cabeza no para de dar vueltas. Esto se está saliendo de control.
Mi turno escolar ha acabado, al fin. Y he quedado con Mauro para vernos en el aparcamiento luego de salir, pero no ha dejado el salón.
Llevo días evitando a Flora, no sé qué decirle. Tal vez algo como
Hey, robe tu teléfono y lo revise sin tu permiso ¿Formas parte de un grupo asesino?
Suena muy bonito.
Absorta en mis pensamientos no noto que una figura se acerca, rulos.
-Hey, idiota- grita Cris.
-Hola, imbécil.
-¿Dónde has estado? Casi no te veo últimamente- me saluda con un abrazo
-He estado un poco ocupada ¿Y tú? No te vi en el funeral del papá de Ángela.
-Sí, estuve ayudando a mi padre. Me he disculpado mil veces con Ángela y me dice que lo deje pasar...
-Pero no lo haces- lo interrumpo.
-Así es, nunca lo dejare pasar. Fue una falta terrible...
-Oh, el bondadoso Cris- una tercer voz aparece y volteamos.
-Oh Mauro, el esplendido Mauro- digo con sarcasmo
-¿Acabas de llamarme esplendido?-dice fingiendo sorpresa- Es un honor.
-Me descuido una semana y eres amiga de don arrogancia- dice Cris.
-Hey, tranquilo rulos-interviene Mauro- Solo hablamos casualmente.
Me guiña un ojo sin que Cris lo vea y yo ruedo los míos.
-Ya veo-dice Cris- Bueno Sara, te dejo. Si necesitas algo, avísame- me abraza y se va.
-Que simpático es ¿No?
-Oh por Dios, cállate- lo regaño
Entramos en el carro y emprendemos el camino hasta la que sería nuestra última parada.
***
-Parque de atracciones Mangville- dice Mauro a mis espaldas- No podría verse más espeluznante.
El parque de atracciones Mangville es el antiguo centro turístico abandonado, todo está en ruinas y absorto en espesa vegetación que tiene un color marrón. Solía ser el lugar preferido de los niños, ahora es refugio para drogadictos y vagabundos.
Nos adentramos en el lugar sin separarnos, cada vez que se separan dos personas terminan matándolas una por una.
-¿Desde cuándo conoces a Cris?-dice el acompañante a mi derecha.
-Desde que éramos pequeños. Desde entonces nos volvimos mejores amigos.
-Bonita historia, pensé que alguien como tu tendría una más complicada.
-¿Alguien como yo? ¿A qué te refieres?- digo con cara de confusión.
-Alguien tan fascinante y encantadora- dice con la vista al frente.
-¿Encantadora? ¿Fascinante? Esas palabras no me describen muy bien...
-Tal vez si dejaras de menospreciarte lo entenderías. Eres fascinante en distintos niveles ¿Crees que no conozco tu historia?
-¿De qué hablas?- digo con cara de confusión.
-Tu abuela; los forenses atribuyeron su muerte a causas naturales, pero tu sabias que no fue así, sabias que había sido envenenada.
Mis ojos se cristalizan ante el solo recuerdo de su cuerpo pálido, sus labios azules. Todos sabían que ella no murió por causas naturales, pero ninguno delato al culpable.
-Tu padre- continua- Fue encerrado hace dos años por violencia domestica...
-¡Cállate!- le grito y me detengo- No digas mas por favor.
-No digas que no te conozco, lo hago más que tú misma. Sigue caminando
Este chico tiene algo que grita peligro y ¿Cómo sabia tanto de mí?
-¿Dónde conseguiste esa información?- lo alcanzo caminando.
-Registro policial.
-¿Cómo lo conseguiste?- Si antes tenía preguntas ahora tengo el doble
-Influencias, mi querida Almeida; influencias
Jamas pienses que no tienes importancia porque lo haces; mucho, y eso es peligroso para ti.
Ahora se triplicaron.
-Espera ¿Qué?
-Si Almeida, quiero descubrir el secreto que tienen tus ojos. Aunque me gritan que me aleje, que puede ser peligroso, pero quiero descubrirlo. Tanto a ese secreto como a ti.
-Es que, no lo entiendo- digo y trago saliva-¿Por qué querrías hacer...
Mi oración es interrumpida por el chico de los ojos verdes, estampando sus labios contra los míos, siendo respondidos de inmediato. Este chico despierta en mí un sinfín de emociones que son peligrosas, pero que no me voy a cansar de experimentar.
Nuestros labios, danzando juntos, uniéndose ferozmente en lo que podría terminar siendo un caos.
Nuestros cuerpos se separan e intento que mi acelerada respiración vuelva a su ritmo normal.
-Bueno, bueno don arrogancia- digo
-Cállate- Dice con una sonrisa creída.
Sonrío y seguimos caminando
***
Llevamos veinte minutos dando vueltas por el lugar y no hemos conseguido nada, empiezo a pensar que esto es una pérdida de tiempo.
Pero en cuanto nos encaminamos a la salida se escucha un ruido de pisadas, rápidamente nos escondemos detrás de un arbusto y estamos muy cerca para mi gusto
Eso no decías hace una hora
Me abofeteo mentalmente y vuelvo la vista al frente.
No somos los únicos detrás del "tesoro" de Samuel, pues no es solo uno si no seis sujetos vestidos con túnica y armados, como siempre los veo.
A veces me pregunto ¿Por qué van tan armados? ¿Qué es lo que tanto protegen?
-Parece que nos quedaremos un buen rato aquí, Almeida-dice Mauro a mis espaldas
-Si crees que después de ese beso, cambiaremos algo, estas muy equivocado- le digo
-Tú eres la equivocada si crees que no cambiaran las cosas- me guiña un ojo- Aunque no tengo problema en que sigan como estan.
Le hago señas para que se calle, pues se escuchan pasos en nuestra dirección.
-No hay nadie- dice la voz de una mujer. Y me duele reconocerla, pues es la voz de Julia, la mamá de Flora.
-¡Carajo! Deberían estar aquí- dice una voz masculina- Los seguimos.
No estaban buscando algo si no a alguien, y ese alguien somos nosotros.
-Amo se enojara si se entera de que no los conseguimos.
-Tendrá que enojarse. Vámonos.
¿Quién es "Amo"? y ¿Qué persona tan rara hace que lo llamen "Amo"?
Nuestra travesía del día de hoy llega a su fin, sin resultado alguno. Nos devolvemos a casa y cada uno en su habitación piensa en que cambiara ese beso.
Tal vez nada; tal vez todo. Tal vez termine formando un caos; tal vez solo traiga paz.
Lo descubriremos, así como descubriremos quienes se escondían bajo esas mascaras.
Porque por más que los monstruos se oculten en la oscuridad, siempre les entrara algún rayo de luz.

ESTÁS LEYENDO
RELEVIUM
Mystery / ThrillerFrycity, una ciudad aparentemente normal pero...¿Que tanto lo era? Si bajo sus calles, monstruos yacían, con sed de sangre, esperando para acechar, hambrientos de poder. Esto apenas comienza.