Sin fondo
Luego de la llamada que recibiera esa noche, Sara, no logro conciliar el sueño, pues tenía la incertidumbre de qué pasaría con Susej.
La policía inició la búsqueda, con Leblan'c ya eran tres chicas desaparecidas, tres chicas cuyo paradero era totalmente desconocido. Tres chicas que no sabían lo que les avecinaba.
Aunque Sara sabía muy bien lo que estaba por venir; así como sabía lo que le había pasado a su amiga.
El monstruo volvía a hacer de las suyas, y en esta ocasión de había topado con algo que podría ser más peligroso que él
Desconocido
Despierto. La cabeza me da vueltas y no sé dónde estoy. Paredes naranjas y paneles de cristal me rodean, el suelo café que yace bajo mis pies y me lastima los mismos, no tengo zapatos.
Mi ropa está desgarrada, destruida, destrozada. Intento gritar pero mi lengua no responde, quiero abrir mejor los ojos, pero estos tampoco acceden a mi petición, me encuentro sedada, mi cerebro no funciona lo suficientemente bien y veo las cosas moverse.
La puerta se abre; anatomía se posa frente a mí, es un hombre, no puedo ver su rostro. Mi cerebro no me permite reaccionar y en respuesta a su acercamiento solo logró arrugar las cejas, lo quiero lejos de mi.
Me pasa los nudillos por la cara y una sensación de asco recorre mi cuerpo, esto es demasiado repugnante.
-Ya estarás bien, muñeca- dice y su voz es ronca- Ya pronto estarás bien, y saldrás a dar mi mensaje- dice y se va.
Caigo en el suelo una vez más y todo se vuelve oscuridad.
Lo último que escucho es el ruido de la puerta de metal cerrándose.
Sara
Mis recuerdos dan vueltas en mi cabeza, parece que fuera un sueño, pero en verdad es una pesadilla.
Mi pesadilla; jamás olvidaré esa noche. Era particularmente fría, parecida a esta, las hojas de los árboles danzaban en sincronía con el viento.
Todo pasó muy rápido, lo último que recuerdo es que estaba manchada de sangre y tenía un cadáver a mis pies. No era solo un cadáver, era su cadáver.
La luna plateada fue testigo de lo ocurrido esa noche, al igual que todas las criaturas que se ocultaban en el bosque.
Borró las lágrimas que empiezan a aparecer en mi cara con las mangas del viejo suéter de la abuela. Tengo días que no salgo de mi casa, no quiero ver a Mauro, no quiero ver a Sophi quien debe estar devastada, ni a Ángela o mucho menos a Flora y a Cris.
Me siento tan culpable por que Susi haya desaparecido, debí acompañarla esa noche, no debí dejarla salir sola.
El frío aire de invierno se hace presente y recojo mis pies, estoy vuelta ovillo en la cama, mientras solo dedico tiempo a lamentarme.
Sé que no debería estar haciendo esto, se que debería estar ayudando con la búsqueda de Susi, pero me resulta insoportable estar rodeada de tantas personas, tanto ella como las otras chicas están siendo buscadas por el cuerpo policial y los habitantes.
Si tan solo el maldito jefe me hubiera hecho caso, esto no habría pasado, nada de esto estaría pasando.
Mauro ha venido a mi casa un par de veces, pero me niego a recibirlo, a él y a cualquiera que venga a buscarme. Mientras yo estoy lamentandome Susi podría estar siendo torturada o algo peor, tengo que encontrarla, pero no puedo hacerlo desde la comodidad de mi cama. Aunque intenté levantarme, no puedo. Estos días no he podido moverme de mi cama, no he probado casi nada y solo voy al baño y bebo agua. Mi estado es fatal, las ojeras que antes tenía se han triplicado y mi piel está más pálida de lo habitual, me veo deteriorada y enferma.
Siento que voy cayendo, un pozo sin fondo me espera, me es imposible salir. Tal vez solo no quiero salir, no quiero tener que enfrentar todo el caos que está pasando a mí alrededor.
Me veo incapaz de poder afrontar todo lo que sucede ¿Desde cuándo le tenía miedo a algo así? ¿Desde cuándo Frycity se convirtió en el hogar de monstruos?
Siempre lo ha sido.
Siempre han vivido aquí.
Cuando menos la necesito, esa voz en mi cabeza aparece cada segundo que tengo una recaída, es horrible, tener que lidiar con ella. Tener que lidiar con todo esto es espantoso.
La puerta de mi cuarto se abre y giró la cabeza para ver quien ha sido el osado de invadir mi privacidad.
-Imbécil, mírate. Esta horrenda.
-Oh ¿En serio? No lo había notado- digo con aire sarcástico.
Sus ojos oscuros se posaron en mí. Me dan una mirada preocupada y puedo leer la pregunta antes que salga de su boca.
-Estoy bien Cris, no tienes que preocuparte por mí- digo incorporándome en la cama- Además creo que es tarde para que estés por aquí.
-Sabes que estaré para ti a cualquier hora-me dice, realmente le agradezco al universo por haberme juntado con Cris, es el mejor amigo de este mundo. Tan dulce, amable y leal, la mejor persona con la que me he topado. Podría decirse que él y Flora me sacaron del agujero en el que me encontraba hace tiempo.
-Pero... ¿Realmente estas bien?- dice, tomando en sus manos el envase naranja que está a un lado de mi mesa de noche.
-Sí, estoy bien- me encojo de brazos restándole importancia al asunto. Prefiero no entrar en detalles.
-Pues, he venido a alegrarte la noche.
¿De qué rayos habla?
No me había fijado en que traía una mochila, en seguida saca un enterizo para dormir y un paquete de películas de terror.
La noche que desapareció Susej viene a mi mente y no puedo evitar que la ira y la tristeza consuman mi ser, apoderándose de cada rincón de mi cuerpo.
-Eres el mejor Cris- le digo aun desde mi cama.
-Luego me lo agradecerás, idiota- reímos y comienza a desempacar sus cosas.
Pero sentía que mi risa era vacía, la fingía. No tenía ganas de reír, solo no sentía nada. Y me aterre porque sabía a qué se debía eso, ya había pasado por esto antes y aunque solo fuese una faceta, me dejaría marcada, porque lo sé, porque es así.
Pero esta vez no me dejaría vencer, Susej me necesita, no me dejaré consumir de nuevo. Porque mientras ella siga con vida, yo seguiré intentando rescatarla.
No puedo abandonarla con ese monstruo, ella aun tiene esperanzas mientras yo esté aquí, tanto este con vida yo lucharé por sacarla y hacerle saber que no está sola. No puedo dejarla sola. Soy su única esperanza.

ESTÁS LEYENDO
RELEVIUM
Mystery / ThrillerFrycity, una ciudad aparentemente normal pero...¿Que tanto lo era? Si bajo sus calles, monstruos yacían, con sed de sangre, esperando para acechar, hambrientos de poder. Esto apenas comienza.