Capitulo #10

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Después de haberle dicho lo que le dije a Alex, llevo días sin hablarle. Él trata de hablarme y me busca, pero yo lo evado y me voy con Nidia. Fue difícil, sobre todo cuando los salón no paraban de hacernos burla. Estoy tan harta que ya ni ganas tengo de ir a la escuela.

El maestro de educación física nos está dando clase a todos los quintos, A, B y C, y nos pone a hacer unos ejercicios. De repente comienzo a sentirme mal, me duele horrible el estómago, ni siquiera puedo mantenerme de pié. Voy con el profesor y le digo lo que me pasa, pero él no me cree, lo único que me dice es “Deja de inventar excusas para no estar aquí y has los ejercicios”. Yo, algo molesta y aún sintiéndome mal, regreso con el resto de mis compañeros para seguir con los ejercicios, pero de verdad no puedo hacerlos. Nidia me sugiere deciele a nuestro profesor, pero le digo que no es nada, que ya pasará.

En ese momento llega una mujer, explica quien es, pero debido a mi mal estar no pongo atención, lo único que entiendo que dice es que iremos a la biblioteca para ver unos vídeos de los ejercicios que vamos a realizar.

Todos entramos a dicho lugar, pero como no hay suficientes asientos, a algunos de nosotros nos toca estar parados, yo incluída. De verdad el dolor que siento en el abdomen es tan inmeso que no puedo aguantar y, sin poder evitarlo, empiezo a quejarme del dolor.

—¿Te encuentras bien, niña? —me pregunta la señora.

—No... —suspiro—. Me siento mal.

—¿Qué sientes?

—Me duele muchísimo el estómago, siento frío y ganas de vomitar.

—Se siente así desde que estábamos haciéndo los ejercicios, señora —explica mi amiga Nidia.

—¿Y por qué no lo dijiste antes

—Lo dijo —dice Nadia—, pero el profesor no le hizo caso.

—¿Es cierto eso, profesor? —lo mira.

—La niña no se siente mal, solo que no quiere estar aquí —contesta él.

—Usted no es nadie para decir que es lo que siente o lo que no siente esta niña —le dice con cierto enojo—. ¿Algún adulto que pueda venir por ti? ¿Tu mamá? ¿Tu papá?

Niego con la cabeza —Mi papá trabaja y mi mamá nunca puede.

—¿Hay alguien más que pueda venir?

—No lo sé —bajo la mirada.

—¿Cuál es tu nombre completo?

Le digo mi nombre mientras ella lo anota en una libreta —Voy a ir con tu profesor y con la directora para que podamos comunicarnos con alguien de tu familia para ver quien puede venir. Mientras ve a tu salón, okay? Ayudala a ir y regresas pronto —le indica a Nidia.

Nidia me acompaña y me ayuda a ir y a sentarme en mi banco, pero enseguida regresa a la clase.

Saco mi celular rosita para jugar al juego de la pelotita, pero ni eso puedo hacer, no me siento cómoda, me dab dolores muy fuertes y mejor dejo mi celular a un lado y me recargo en la mesa del pupitre con mis manos cubriendo mi rostro.

—Hola.

Levanto mi mirada y cabeza al escuchar esa voz. Alex está parado enfrente de mí, con una botella de agua en sus manos.

—Ho-hola —saludo nerviosa.

—Te traje agua —me la da—. A lo mejor te ayuda a sentirte mejor.

Con algo de asombro, confusión y nervios agarro aquella botella de agua —Gr-gracias.

Se sienta en el banco que está enfrente de mí —¿Te sientes muy mal?

Mi Primer Amor©✔ Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora