Capítulo #38

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Nos acaban de decir en qué secundaria quedamos, por lo que todos en el salón se están diciendo unos a otros en cual les tocó. Los amigos a los que les tocó en la misma festejan, incluyendo a Daniela y a Brianda que quedaron en la misma. Yo soy de las que no festeja con nadie porque sé perfectamente que ni Nidia ni Alexis quedaron en la misma que yo.

—¿En cuál quedaste, Cecy? —me pregunta Nidia.

—En la 45, ¿y tú?

—En la 55, la misma en la que va mi hermana.

—Sí, me imaginé.

Se acerca a Alexis.

—Alex —le habla Héctor, quien se sienta justo al lado mío—, ¿en cuál quedaste?

—En la 13.

—Yo también —dice con alegría.

Alexis le sonríe, pero luego voltea conmigo.

—¿Y tú, bonita? —me pregunta Alexis.

—En la 45 —bajó la cabeza.

—Nidia, ¿vamos por allá? —le pregunta Héctor.

—¡Claro que sí! —dice emocionada. Héctor y ella se van juntos.

—Quedamos en secundarias distintas —dice él—, pero eso no significa que vamos a dejar de vernos, ¿o sí?

—Justo eso significa.

—Tranquila —toca mi mejilla—. Aun falta mucho para eso, bonita.

—Ni tanto.

—Bueno, pero no hay que pensar en eso. Disfrutemos estos meses que nos quedan.

No le respondo.

—¿Estás deacuerdo? —pregunta.

Asiento.

—Está bien.

Besa mi frente y luego me abraza.

—Recuerda que el universo escribió que fueras para mí.

Sonrío ante eso que dijo, ya que recuerdo que es una frase de la canción que siempre cantamos. Lo abrazo más fuerte mientras sonrío.

A partir de ese día le hago caso a Alexis y dejo de pensar en que estamos a pocos meses de no vernos más. Prefiero disfrutar el momento, sin preocuparme de lo que pueda o no pasar.

Los días pasan, las semanas pasan, y Alexis y yo estamos mejor que nunca, disfrutando el poco tiempo que nos queda juntos, riendo, hablando, comiendo helado, leyendo en la biblioteca y él yendo a jugar fútbol mientras yo lo veo desde las gradas. Es hermoso pasar todo el tiempo posible con él.

Es “día del niño” y todos estamos felices y algo nostálgicos porque es nuestro último año festejando este día. En secundaria ya no nos lo festajan porque se supone que a los 12 se pasa a la etapa de “la adolescencia”. Sin duda estamos creciendo, algo que, al menos a mí, no me gusta. Crecer no es tan bueno como me lo imaginaba a los 5 años. Probablemente a los 25 años extrañaré tener 12, pero por ahora no me agrada esta estapa de mi vida que, para mí mala suerte, apenas comienza.

Llego a la escuela vestida con un vestido suelto a la rodillas color celeste, un saco negro y unas botas negras que llegan abajo de la rodilla, el cabello con ondas y una diadema con un moño en la cabeza.

La escuela está decorada, hay brincolin para los niños pequeños de primero y segundo año, están vendiendo huevos rellenos de confeti en la tiendita y hay música a volumen alto.

Los mesa bancos en el salón no están en filas como normalmente están cuando hay clases, sino que ahora están volteados, haciendo un círculo. Excepto los de la primera fila de lado derecho, esos están junto a las ventanas.

Mi Primer Amor©✔ Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora