Mi Primer Amor©✔ Libro 1

Capítulo #26

Me puse un pantalón normal y una blusa rosa con blanco, mi hermana me rizó el cabello y me puse un moño rosa con blanco en él.

Son las 3 de la tarde y nadie ha llegado aún a mi fiesta, más que mi familia.

Me estoy poniendo triste al ver las mesas vacías.

—Ya llegaran, mi amor —me dice mi mamá.

—¿Y si no llegan?

—Pues tienes aquí a tu familia.

—Pero no llegan, voy a llorar —digo triste.

—Mejor ve con tus primos mientras llegan tus amigos, ¿está bien?

No queriendo le digo que sí y salgo a sentarme en una mesa donde están mis primos.

—Prima, ¿por qué nadie ha llegado? —pregunta mi primo Daniel.

—No lo sé. —digo desanimada.

—Creo que somos los únicos aquí —menciona Alex, mi primo mayor.

Sí, también se llama Alex (Alejandro).

—¡Ya cállense! —le dice Ángel—. Hermanita, ¿te sientes bien?

Ángel es el único que me entiende.

—No, me siento triste —me recargo en la mesa.

—No te desanimes —me dice Daniel—. Yo tengo una amiga que nadie fue a su fiesta, lloró un rato y la escuela se burló de ella, pero luego lo superó.

Todos lo miraron con rareza.

—Alex, llévate a tu hermano de aquí —le dice Ángel. Alex hace caso y se van—. ¿No va a venir el cuñado?

—No creo. Ni siquiera creo que vengan los de la privada.

—Bueno, pero si no vienen, aquí estoy yo, my love —sonríe.

Lo abrazo —Te amo, tonto.

—Y yo a ti —recarga su barbilla sobre la mía—. Ojalá tuviéramos más primos de nuestra edad.

—Tenemos a Dani —lo señala.

—Pero primos simpáticos, no a ese.

Ríe —Te pasas.

—Cecy —me habla Saudy, mi hermana.

—¿Qué pasa? —la veo.

—Acaba de llegar una amiga tuya.

—¿En serio? —me levanto emocionada.

—Sí, corre.

Voy corriendo para ver quien ha llegado. Es quien menos me imaginé; Brianda.

—No te compré regalo porque no tengo dinero, pero te traje esto —me da un chocolate de los que no como, pero obviamente no voy a rechazar su regalo.

—Muchas gracias, Brianda —le sonrío.

—¿Y qué? ¿No ha comenzado esto? —mira alrededor—. ¿Llegué temprano o por qué no ha llegado casi nadie?

—Creo que nadie va a venir —digo triste.

—Ellos se lo pierden. Yo ya estoy aquí y no me voy —sonríe.

Le sonrío igual —Pasa —camino y ella me sigue—. ¿Quieres algo de tomar?

—Soda está bien, gracias. —se sienta en una de las mesas.

Voy por el vaso de soda. Mientras estoy sirviendo, se acerca Ángel.

—¿Quién es ella?

—Una compañera de la escuela.