Suena el timbre para salir a recreo, así que me levanto para guardar todas mis cosas.
—¿Vamos a comer? —me pregunta Alex.
—Sí, pero dejo los globos aquí, ¿verdad?
—Tráetelos, para que todos vean que cumples años.
—¿Y si se vuelan?
—No se van a volar. Mira... —deja la cuna en mi mesa, agarra los globos y los amarra en mi muñeca—. Así ya no se van a ir.
Sonrío —Entonces ahora sí vamos a comer.
Vuelve a agarrar la cuna y, con la mano que tiene libre, toma la mía y nos vamos caminando a la tienda de la escuela. Él se compró una maruchan, y yo unos burritos de pollo.
—¿En dónde te quieres ir a sentar para comer? —me pregunta.
—¿Vamos ahí? —señalo una banca.
Asiente y nos vamos a sentar.
—¿Te gusta comer esas sopas? —le pregunto.
—Sí, ¿por qué lo preguntas?
—Bueno, es que mi papa dice que hacen daño y no nos deja comerlas.
—Mi mamá dice lo mismo, pero yo aun así las como.
—Yo también lo hago a veces. Una vez cuando estaba en tercero, pedí una maruchan, pero estaba bien caliente y me quemé este dedo —lo señalo—. El profesor me llevó a dirección y ahí me pusieron una pomada para las quemaduras.
—¿Te dolió mucho?
—Sí, lloré mucho, y los niños y niñas del salón se estaban burlando de mí.
—Son unos tontos. Si yo hubiera estado ahí te hubiera defendido de quien sea.
—Lo sé —sonrío.
En eso llega corrriendo mi primo Ángel —¡¡Hermanita!! —me abraza—. ¡Muchas felicidades, mi amor!
—Muchas gracias, Ángel —sonrío.
—No tengo mucho dinero, pero te compré unas galletas y una paleta —me los da.
—Me encantan. Gracias.
—Hola, cuñado —saluda a Alex.
—Hola —sonríe con amabilidad.
—Ya me tengo qué ir, me están esperando mis amigos para jugar canicas. Te veo en tu casa al rato, baby, porque mi mamá me va a llevar para allá para tu pastel.
Ambos nos despedimos de él, y luego se va corriendo.
—Tu primo es un poco extraño, pero me cae bien —dice riendo.
—Ya sé, pero así lo quiero.
—Oye, ¿y por qué te dice “baby” y “mi amor”?
—Así nos llevamos.
—Es un poco raro porque son primos.
—Para nosotros no es raro, siempre nos hemos dicho así.
—Se nota que se tienen mucha confianza, eso es bueno.
—Sí, bastante.
—¿Yo te puedo decir así?
Me pongo nerviosa.
—Si no quieres no —dice apenado.
—No es eso, sí quiero. ¿Cómo me vas a decir?
—No lo sé... Ya me dio pena —ríe con algo de nervios.
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Mi Primer Amor©✔ Libro 1
Teen FictionCecy Cordero es una niña con muchos problemas en casa y personales, sufre de bullying y tiene una autoestima muy baja. De repente conoce a Alex, el niño del que vive enamorada. Alex le hará ver a Cecy lo hermosa que es y que sí vale la pena vivir.