Capitulo #29

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Alex y yo estamos afuera de mi casa, caminando por la calle.

—¿Y cómo te cayó mi familia? —le pregunto.

—Bien —dice con una sonrisa en el rostro.

—¿No te parecen algo «raros»?

—Raros son en mi familia —ríe

—No conozco a tu familia, solo a tu mamá, y ella me cae bien.

—Si algún día llegas a conocer a toda mi familia, verás lo que sí es una familia rara. —decía riendo.

—Espero conocerlos a todos.

—Yo también espero que los conozcas —nos detenemos—. Oye, cambiando el tema, desde la escuela tengo ganas de hacer algo.

—¿Qué quieres hacer?

Agarra mis manos —¿Tú qué piensas que es?

Me encojo de hombros.

—Entonces solo cierra los ojos.

Cuando hago lo que dice, siento su aroma y su respiración cada vez más cerca de mí, hasta que su nariz choca con la mía. Está a nada de juntar sus labios con los míos, cuando entonces...

—Hermanita, dice mi tía que ya entren, te van a cantar las mañanitas.

La voz de mi primo Ángel nos hace separarnos.

—Ya vamos, Ángel.

Mi primo se va.

—De nuevo nos interrumpieron —dice Alexis.

Solo río un poco y le digo que entremos a la casa, cosa que hacemos.

El pastel ya está sobre la mesa, es de betún blanco con azúl. Mi hermana enciende las velas, apagan las luces y todos empiezan a cantar. Cuando terminan de cantar, le soplo a las velas y todos me aplauden. Me dice que le muerda, pero debido a lo ocurrido antes, no quiero hacerlo, pero de tanta insistencia, termino haciéndolo. De nuevo una de mis hermanas vuelve a aventarme al pastel. Esta vez me da más vergüenza, ya que está Alex presente, pero se porta tan bien conmigo que hasta él mismo limpia mi rostro con unas servilletas, e incluso me ayuda a lavarme la cara con agua en la cocina.

—Te quedó la cara azúl, pareces avatar —dice riendo.

—Deja de reírte, Alex —digo con algo de vergüenza.

—Perdón, es que la verdad sí me dio risa —sigue riendo. 

Le hago mala cara.

—Ya no me rio pues, pero no te enojes, bonita —sonríe.

Poco a poco también le sonrío y luego empezamos a reír.

—Niños, ¿van a querer pastel? —nos pregunta mi hermana Saudy.

Decimos que sí y vamos al comedor por nuestro plato. Después salimos para irnos a sentar afuera.

—Qué rico pastel —dice Alex.

—Sí, a mí también me gustó.

—Pero oye, pensé que tú no podías comer pastel.

—Por eso no es de 3 leches. De vez en cuando no me hace daño. Solo comeré este.

—¿Y el sábado comiste pastel?

Asiento —Pero ese mi papá lo compró especialmente sin lactosa y así.

—Ah, ya —continúa comiendo.

—Oye, ¿y qué te dijo tu mamá hace rato que le llamaste? ¿Te regañó mucho.

Mi Primer Amor©✔ Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora