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Con traje de dos piezas color camel y el clásico Ruby Woo, tomó las ensaladas que había prometido a su amiga para esa noche y salió de su edificio.
Tomo su auto y condujo mientras el sol caía. El camino a casa de Emm era un poco largo, por lo que tardo un rato en llegar.
Cuando llego, toco el timbre y espero unos segundos a que atendieran la puerta.

—hola Emm...—dijo mientras miraba a la puerta. Pero no era su amiga la que la atendió— hey perdón, yo espe....
—hola Helena, que gusto verte, déjame ayudarte —le dijo mientras sonreía y tomaba la fuente de ensalada en sus manos—pasa, tanto tiempo —rió—están adentro.

¡Queeeee! Demonios, no esperaba verlo más, hasta ya había olvidado un poco su cara hermosa (mentira...) pero no esperaba verlo.

—¡hola Hel!—la saludó su amiga desde la cocina
—hola Emm, podrías a verme avisado...—le susurro a su amiga cuando está la abrazó— hola Zac ¿cómo estás? —saludó al esposo de su amiga.
—dejo por aquí lo que trajo Helena— dijo Tom apareciendo por el comedor—se ve increíble.

—es solo ensalada, nada más—le respondió a media sonrisa—dejare mi abrigo por...

—dámela la dejó colada por allá— le interrumpió Tom ayudándola a quitárselo.

—si... gracias

Se sentaron a comer, Emm y Zac habían preparado un salmón que se veía increíble, el cual acompañaron con unos camotes y la ensalada de brócoli y más verduras de Helena, mientras que Tom había llevado un vino de reserva que prometía.

Estaban sentados, por un lado Emm y su esposo y frente a ellos Helena con Tom a su lado (si, estaba nerviosa cada segundo)

—así es, la grabación va súper, ya no queda nada—mencionaba Tom mientras cortaba un trozo de salmón con el cuchillo.

—genial, grandioso. Quizás deberías compartir algo de eso con nosot....—le decía Zac con entusiasmo.

—hey Hel, ¿estas bien? —le interrumpió Emm al ver que su amiga apretaba los ojos y dejaba el tenedor sobre el plato.

—no es nada... solo —dijo mientras se paraba de su silla—necesito ir al baño —dijo mientras corría lejos del comedor.

—permiso... iré a ayudarla—dijo Tom mientras dejaba la servilleta con que limpiaba la comisura de sus labios sobre la mesa.

—por favor ve, ¡que extraño! —mencionaba Emm preocupada.

—Helena ¿estas bien? ¿Necesitas ayuda? —le decía Tom desde fuera del baño mientras tocaba la puerta suavemente con sus nudillos.

—no es nada, solo me sentí mal... —respondió desde el otro lado— estoy bien.

—déjame entrar, no te escuchas tan bien, quiero ayudarte—le decía mientras miraba la punta de sus zapatos apoyando en el umbral de la puerta— vamos, abre... quiero ver si estás bien

Ella apareció por el otro lado de la puerta, con los ojos brillantes y con su rostro un tanto sonrojado.

—no es nada, debe haber sido el vi...—tapó su boca con una de sus manos y camino de vuelta al inodoro. Donde rápidamente se agachó e intentó vomitar. ¡Que vergüenza!

—jamás nadie había querido vomitar después de verme la cara—le dijo bromeando y se puso de cuclillas junto a ella y tomó su pelo—tranquila, relájate...

—lo siento yo... —no pudo terminar la frase.

Ahí estaban ambos: ella apoyada al inodoro vomitando mientras el actor de Hollywood tomaba su cabello para que no lo ensuciara.

—¿qué pasó Hel? —dijo Emm mientras apareció por la puerta del baño preocupada.

Tom la miró y sonrió encogiéndose de hombros.

—no es nada, estoy bien —dijo Helena mientras se ponía de pie e iba a lavarse al lavamanos.

—que extraño... ¿fue el pescado? —le pregunto su amiga
—de pronto el olor me hizo marear, no lo sé—dijo mientras hacía una mueca de desagrado por el sabor en su boca.
—las dejó, iré donde Zac—dijo Tom antes de salir del baño.

—Helena, ¿estás segura que es solo eso?— pregunto su amiga mientras levantaba una ceja—amas el salmón.
—¿que más podría ser? No es nada.

*

Luego del percance de Helena, la cena siguió un rato y luego Tom se retiró de la casa, despidiéndose de todos.
—fue un gusto verte de nuevo, Helena —le dijo para después de besar su mejilla, esbozando una sonrisa coqueta— espero que te mejores.
—  también Tom—respondió ella mientras se ruborizaba sin aviso— y si, gracias.

¡Qué guapo se veía esa noche!

*
—gracias por todo, nos vemos luego Emm —dijo cuando se despidió de su amiga en la puerta de su casa.
—Helena, necesito que me digas la verdad...—dijo su amiga, antes de despedirse— no es normal que te sintieras así de la nada.
—no digas cosas Emm, fue solo un mareo.
—está bien, como tú digas —se despidió.

Lo que Emm le dijo, la dejo pensando mientras conducía de vuelta a su departamento. La idea de que podía ser otra cosa se le clavó en la mente, y la molestó todo el camino.

Cuando llego a casa, saludó a su perro y le acarició el lomo. Siempre estaba ahí atento esperándola cuando volvía a casa.

Quito sos tacones y camino al baño, hizo su rutina de noche y se dispuso a poner pijama para luego acostarse. Estaba cansada.

Cuando cerró los ojos para dormir, algo se le vino a la mente ¡Mierda! No puede ser... como no lo pensó antes, llevaba casi dos semanas de retraso.

—no puede ser, no no...




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No nos conocemos. (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora