28.

341 34 25
                                    

El mundo se paralizó en ese mismo instante. Era como si todo dejara de tener sentido, Helena se sentía flotando en medio de la madrugada, en esa cama gigante, sola, en medio de la oscuridad donde la única luz que había era la del maldito móvil.

Tom la había engañado. Era lo único que podía ver.

¿Era eso un sueño? ¿Era verdad? Lamentablemente no era una pesadilla, ni era un chiste. Frente a sus ojos que empezaban a llover, habían cinco fotos enviadas desde un número desconocido, donde estaba Tom besando a una chica... ella conocía esa chica ¡Elizabeth! Maldita sea.

Tom le había sido infiel con su ex novia.

Luego de un rato (que pudieron ser minutos u horas) Helena estaba armando otra maleta, metiendo todas sus cosas en ella, no iba a estar ahí cuando Tom llegara al despertar. No podía estar allí, no podía estar en su casa.

Metió todo lo que pudo e intentó vestirse rápidamente para llamar un taxi, pero cayó nuevamente en la hora 6:13 am. No podía irse a casa a esa hora, su departamento sin usar estaba frío y no sería un hogar cuando llegase, llevaba tanto tiempo fuera de él. Era mejor esperar unas horas, cuando saliera el sol, se iría de la casa de Tom.

—no puede ser...Otto— sollozaba mientras acariciaba el lomo de su perro, estaba sentada en el suelo, con la cara empapada en llanto y la ropa húmeda.

Algo era cierto, Tom la había engañado esa noche mientras ella lo esperaba ilusionada en la casa que compartían, donde iban a recibir a su hija. Él había tirado a la basura todo lo que estaban construyendo juntos.

Quizás estar juntos nunca fue una buena idea, y todos tenían razón.

No tenía idea de quién podría haberle enviado esas fotos, la verdad no era algo que ella estuviese pensando o le importara en ese momento, lo único que había en su cabeza era la palabra traición. Tom la había traicionado y ella se había enterado...

¿Y si en realidad siempre lo hizo? ¿Si todo este tiempo todo fue una mentira, para acompañarla en el embarazo? Eran tantas las preguntas que se hacía, mientras más se desesperaba.

La habitación de pronto parecía más fría, y perdía toda calidez y suavidad que Helena tanto adoraba, de pronto sentía como ese en realidad no era su hogar, era una acogida allí, y ella se había ilusionado con tantas ideas....

Pensó, pensó y pensó, hasta que cayó dormida junto al velador, en la misma posición que había quedado hace un rato luego de armar las maletas....

Cuando el sol salió, tenía los ojos inflados y el rostro rojo de tanto llorar, no supo en qué momento amaneció, porque entre tanto dolor no sintió el paso del tiempo. Se puso de pie como pudo, apoyándose en el borde de la cama y se vio frente al espejo, su panza le recordaba la triste historia de amor que se había creado.

En su cabeza solo existía una idea: Tom no la quiso jamás, por que ¿como alguien que te quiere, puede hacerte tal daño?

Cuando faltaba poco para las 8 de la mañana ya había llamado un taxi, y esperaba con sus maletas junto a la puerta.
Dejó sus copias de las llaves junto al recibidor, y las miró con desilusión, solo se llevaba su perro y sus maletas con ropa, nada más de esa casa era suyo.

—buenos días señorita, le ayudo con las maletas— le dijo el taxista sacándola de sus pensamientos.

—gracias — apenas pudo contestarle. Helena era bien parlanchina, pero ese día no quería conversar. Se mantuvo todo el viaje en silencio. Solo dio su dirección y divagó hasta que vio el edificio de su departamento ante sus ojos.

Cuando por fin estaba frente a la puerta del que siempre había sido su hogar, se agradeció a sí misma jamás haberlo puesto a la venta o rentarlo, porque había vuelto a él, cuando creyó que jamás lo haría.

Ahí estaba de nuevo.

No era ni la cuarta parte de lo que podía ser solo la primera planta de la casa de Tom, pero al menos era suyo, y ahí estaría en paz. Comenzaría de nuevo, otra vez, como lo había hecho antes, pasaría tranquila los últimos meses de su embarazo, volvería a trabajar cuando pudiese, y sanaría.

Sanaría otra vez, eso es seguro. Ahora no sería solo ella, tendría a Summer pronto, debía pensar en eso. Pero, aunque la idea de optimismo podía ser el mejor plan, la verdad es que estaba destrozada. Apenas pudo, cayó sobre su sofá y comenzó a llorar.

Su móvil comenzó a sonar. Era Flora, y aunque ella no tenía la culpa de esto y probablemente no sabía sobre nada y solo estaba preocupada de llegar a la casa y no encontrarla allí, no podía contestar. Se desvanecería si lo hacía.

Pasaron horas, y el móvil siguió sonando un buen rato, varias veces, Hel no era consciente del tiempo que pasaba, solo pensaba y pensaba en el sofá.

—Hel, soy yo cariño, ábreme si. Se que estás aquí —esa voz... la saco de sus pensamientos y la hizo aterrizar en ese mismo instante.


_____________
Chicas perdónenme  por tener botada la historia!!! Vuelvooo vuelvo! Y muchas gracias por sus mensajes 💗💗.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 08, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No nos conocemos. (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora