—¿por qué no me contaste que debías irte por dos semanas? —le preguntó Helena un poco molesta cuando iban en el auto camino a casa.
—perdón cariño, porque s cierto que nos enteramos hace unos días, y no había encontrado el momento de decírtelo — se disculpó— prometo que pasarán rápido los días. Flora estará para acompañarte...— le dijo acariciando su mano sin apartar la vista de la carretera— puedes pasar tiempo con Emm, y prepararse para las vacaciones. Haremos las reservas Zac y yo cuando estemos en el trabajo.Helena aceptó la idea sin más reproches, aunque sentía que dos semanas era muchísimo tiempo a estas alturas, pero así era la vida de Tom, y ella lo sabía.
El se iría de viaje mientras ella esperaría en casa, junto a sus mascotas y quizás preparando las cosas que faltasen para Summer.Con el pasar de los días, se sentía aún más enamorada que antes, todo estaba tan maravillosamente bien entre ambos. Tom la amaba y eso se sentía genial. Se preocupaba por ella y la hacía sentir importante.
Estaba viviendo un sueño, vivía junto a su novio en una casa grande y preciosa, tenían mascotas felices y amigos increíbles. Todo estaba genial siempre.—te extrañaré mucho — le dijo Helena mientras lo miraba armar su maleta, pues a la mañana siguiente ya debía partir con el equipo.
—también yo cariño —le dijo Tom dejando las cosas que preparaba, a un lado para ir junto a ella y besarla tiernamente en los labios.
Las casi 26 semanas de Helena se notaban tan preciosas en su panza, que eran la adoración de Tom.Aquella noche cuando se metieron a la cama para dormir, no eran precisamente esos los planes de Tom, quien cuidadosamente comenzó a besarla y acariciarla, cada vez con más pasión, pues dos semanas lejos de ella serían más que suficientes para extrañarla como nunca.
—te voy a extrañar tanto...—le dijo Tom, mientras esperaba una señal de Helena para hacerle el amor aquella noche.
—se cuidadoso —le pidió ella en un tono que se escuchó como un susurro, y el respondió asintiendo con su cabeza.
Fue cuidadoso tanto como pudo, pero la necesitaba aquella noche, necesitaba sentirla y amarla lo suficiente como para no olvidarse de ese momento en las dos semanas que pasaría lejos. Cada vez que la veía ahí, en su cama, haciendo el amor o también durmiendo, la amaba más. Se fascinaba más con Helena, con su presencia y su existencia.
Estaba increíblemente loco por su chica.*
A la mañana siguiente se despidieron con un beso y un abrazo tan apretado, que Helena sentía que moriría asfixiada, pero Tom no quería soltarla.
—debo irme cariño. Te escribo cuando esté en el aeropuerto — le beso por última vez la frente— cuídense ambas —le sonrió— las amo— fue lo ultimo que escucho Helena antes de que Tom subiera a la van que pasaba a recogerlo.
—te amo. Que sea un excelente viaje— le respondió y vio cómo la van en qué Tom se iba, se alejaba por la calle del condominio.
Dos semanas serían realmente eternas, pero le serviría para ponerse al día con el trabajo, tenia cosas pendientes, con Tom en la casa, trabajar desde el hogar, era un poco más complicado de lo que había imaginado, sin embargo, todos en la oficina comprendían su situación.
*
Tom llevaba tres días fuera de casa cuando Helena condujo hasta un centro comercial al cual le gustaba ir a menudo, para comprar unas cosas de ropa para ella misma, pues sus cosas ya no le quedaban más, gracias a su panza que tanto había crecido, los pantalones ya no estaban abrochando y sus camisas tampoco.
Tom le había dado una tarjeta de crédito para que la utilizara cuando la necesitara, sin embargo ella seguía sin tocarla, prefería usar su dinero, aunque claramente el presupuesto fuese más acotado.— Helena, tanto tiempo — le dijo una voz masculina que ella podía conocer a la perfección.
— hey, Simon —le respondió a su compañero de oficina, quien de vez en cuando le escribía para saber de su embarazo, ya que como Helena trabajaba desde casa, no se veían muy a menudo.
—¿cómo estás? —le preguntó antes de acercarse y besarle una mejilla — te ves preciosa embarazada, estás hermosa —comentario que hizo que a Helena se le subiera el colorado al rostro. No estaba tan acostumbrada a estos halagos tan invasivos.—gracias Simon, todo bien —le respondió tímidamente junto al colgador de ropa que estaba mirando hace unos segundos — ¿cómo estás tú, qué tal la oficina?
—todo bien. Pero la verdad es que te extrañamos demasiado, ni te imaginas—le comentó con una sonrisa amable — esperamos verte por allá pronto, no es lo mismo sin ti, lo sabes. El señor Lewis siempre dice que si estuvieses allí, las cosas irían más rápido —rió, pues era verdad. Helena era increíblemente buena en su trabajo, y era por lo mismo, la favorita del señor Lewis, su jefe.
—también yo extraño ir a la oficina, aunque la verdad, trabajar desde casa está fantástico —le contesto con una risa, y era verdad, nada como trabajar desde cama mientras Tom o Flora le llevaban algo de desayunar.
—me imagino... —le respondió el chico— hey te parece si vamos por un café o algo para comer cuando termines tus compras...— la invitó. Y la verdad es que Helena moría por un pastel, aunque la compañía de Simon era a veces un poco incómoda...
— claro— le contestó. Demonios. Simon hablaría a mil por hora y le preguntaría mil cosas de Tom. Que incómodo— solo, debo pagar esto — le mostró las prendas que tenía en sus manos, por las cuales había ido hasta ese centro comercial.
*
Simon le había invitado a un café exquisito que estaba en el centro comercial, hablaron un rato sobre el trabajo, y el embarazo de Helena. Simon estaba encantado con lo que Helena contaba, sobre cómo Summer crecía en su panza. Sin duda a Simon le encantaban los bebés y probablemente sería un gran padre.
Simon era un tipo bastante guapo, pero un poco torpe e intenso, así podría definirlo Helena. Un tipo de 30 y tantos que aún vivía en casa de su madre, y que no pasaba de 3 citas con las chicas... por alguna razón siempre las aburría a todas. Que mala suerte tenía Simon en el amor, quizás si no fuese tan evidente siempre...
—cuídate —se despidió Simon de Helena, en el estacionamiento del centro comercial. Ambos andaban en sus propios autos aquel día— de verdad fue un gusto verte hoy, y estoy a la orden, lo que necesites ¿vale? — si que era muy gentil...
— gracias por la invitación, me la pase súper contigo hoy —la verdad es que si. Había sido un rato más agradable de lo que imaginaba— estaba todo tan delicioso, gracias.Los días para Helena simplemente pasaron, entre hacer el trabajo de la oficina desde la cama, acompañar a Flora en las tareas del hogar, dormir con Otto la siesta de media tarde, hablar con Tom por video todos los días un rato, y ver cada dos días a Emm con los preparativos del viaje.
En un pasar de ojos Tom volvía ya dentro de 3 días y la próxima semana, partían de vacaciones junto a sus amigos hasta Santa Monica para disfrutar de la primavera que se notaba cada vez más.
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No nos conocemos. (Tom Hiddleston)
RomanceTodo comenzó con una boda y una noche apasionada gracias a unas copas (muchas copas) de más. La historia partió del final del cuento hacia el principio, nada convencional. Helena y Tom eran dos desconocidos antes de esa noche, y la verdad, después...