Casi no durmió esa noche, y en la mañana se arrastró fuera de la cama a duras penas, debía ir a la farmacia.
—me da un test de embarazo por favor —le dijo a la chica del otro lado del mostrado.
—3 con 99, ten.
—ahí está, gracias— entrego el dinero y tomo lo que había comprado, metiéndolo dentro de su bolsa.No había comido nada, el miedo no me permitía si quiera prepararse desayuno, por qué pasó a un café en el camino, y cogio para llevar, lo de siempre: un latte y unas galletas de avena.
—hola Otto cariño, mamá ya regreso —le saludo a su perro mientras dejaba las llaves y su desayuno sobre el comedor americano.
Miro su bolso, y no quiso abrirlo, le daba tenerle la idea de hacerse el test y la posibilidad de que este saliera positivo.
Se volvió a poner su pijama y se tiro sobre el sofá con su latte, prendió la televisión e intentó evadir la idea de su mente. Imposible.Así se le pasó la hora, y pues ya era almuerzo. Estaba tan asustada que a las 2 de la tarde aún no almorzaba ni había revisado nada del trabajo.
Se dispuso a cocinar algo para comer, y mientras lavaba unas verduras su teléfono vibró y era un mensaje de WhatsApp:
Número desconocido: hola Helena, soy Tom. Emma me dio tu número, espero no te moleste. Solo quiero saber cómo seguías. Saludos.¡Mierda! Eso la atormentaba más. Si ella estaba embarazada el único posible padre de ese bebé era Tom.
Si, Tom.
El Tom al cual solo había visto dos veces. Tom con el que se acostó después de unas copas de más en la fiesta de Emm y Zac. Al pensar eso se ruborizó, porque ese Tom era jodidamente guapo, pero nada que ver con ella.Su Helena, ¿que vas a hacer?
Ignoro el mensaje y siguió lavando el brócoli y las otras verduras.
Cuando coció el brócoli unas ganas de vomitarlo la inundaron y corrió al baño. ¡Pero si ella amaba el brócoli!
Algo andaba mal, cuando salió del baño miro nuevamente su bolso y lo que estaba precisamente dentro de él, la atormentaba nuevamente.
Trato de ignorar el hecho de que el olor al brócoli la mareaba a más no poder, y siguió con lo que estaba haciendo.Mientras comía revisaba su correo y los pendientes del trabajo. Últimamente la situación no estaba muy buena.
Helena era una abogada joven, que trabajaba en una pequeña oficina cerca del centro. Trabajaba para el señor Lewis en su pequeña compañía hace casi un año, y si bien agradecía tener trabajo revisando pequeñas causas, ella quería más de la vida. Tenía potencial.—Otto, estoy cansaba, no quiero jugar bebé —¿cansada de que? Eran las 4 de la tarde, ella seguía en pijama y solo había trabajado una hora y media en el computador. Pero estaba cansada ese día.
Su perro, ya viejito, la miro con cara de ternura y se echo a su lado.La tarde se le pasó entre adelantar trabajo para la oficina y ver stranger things en el sofá.
Ese día estaba extrañamente cansada por lo que también durmió una siesta, y cuando despertó eran las 7:43 pm.
Miro su celular y vio el mensaje sin responder de Tom, dudo en contestarlo, pero lo hizo de todos modos.
Hola Tom, estoy bien solo fue un mareo. Y no te preocupes por eso, que tengas un buen fin de semana.
Cuando lo envío, dejo el celular a un lado y volvió a mirar su bolso colgando de una silla.
Se paró hacia él y tomó el test de su interior. Camino hacia el baño implorando a Dios que lo que estaba pensando no fuese posible, mientras Otto a seguía a paso lento.
—veamos, cómo se hace esto...— dijo mientras abría el folleto de instrucciones— perfecto, voy a hacerlo Otto— le dijo mientras su perro dormía cerca de sus pies.
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No nos conocemos. (Tom Hiddleston)
RomansaTodo comenzó con una boda y una noche apasionada gracias a unas copas (muchas copas) de más. La historia partió del final del cuento hacia el principio, nada convencional. Helena y Tom eran dos desconocidos antes de esa noche, y la verdad, después...