19.

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Ya había pasado un rato desde esa noche, y ambos estaban más felices que nunca, en un par de días tenían el ultrasonido que les diría el sexo de su bebé y en una semana más seria el cumpleaños de Tom. Helena había conseguido con Zac el numero de teléfono de Benedict, uno de los mejores amigos de Tom, se reunieron en un café y conversaron sobre la fiesta sorpresa que Helena había pensado planear para su novio. Benedict debía avisar a sus amigos del set, y ayudarla a mantener el secreto hasta el día de la fiesta.

—buenos días preciosa —le dijo Tom saliendo del baño con una toalla enredada en su cintura—¿como amaneciste?
—buenos días —le sonrío Helena desde la cama, aun acostada, mezclada entre las sabanas blancas, como si estuviese decidida a quedarse en la cama por el resto del dia— es domingo, no debiste levantarte tan temprano.
—hoy es el almuerzo con mi hermana, Hel —le dijo mientras secaba su cabello con otra toalla, sentado al borde de la cama, cerca de Helena —levántate para que tomemos desayuno antes de salir, ¿vale? — ella asintió y se comenzó a estirar en la cama para levantarse— esa panza amaneció gigante hoy.
—ajá —le respondió ella mientras se ponía de pie — y tiene hambre, prepara desayuno mientras me meto a la ducha ¿si? —le pidió Helena con una sonrisa coqueta, como una niña, ahora desde el umbral de la puerta el baño, antes de entrar y cerrarla tras ella.

Tom se quedo ahi sentado en la cama, mirándola como movía sus caderas al caminar y el no podia resistirse a ella, asi que se vistió lo más rápido que pudo y bajo a la cocina. Lavo un poco de fruta, puso la cafetera, descongelo unos waffles y armó una linda mesa, con flores que había comprado para Helena el día anterior. Le estaba gustando la idea de esperarla con tulipanes cuando ella volvía de la oficina, además sentía que las flores, complementaban a la perfección con la energía preciosa que Helena desprendía al caminar entre habitaciones, riendo o hablando sandeces por ahi. Era maravilloso.
Veinte minutos después, cuando ya estaba todo listo, Helena apareció, abrazándolo por atrás y depositando un beso en su espalda.
—los waffles se ven deliciosos — le dijo con su mentón aun apoyado en su espalda— y huele increíble.
—me esforcé bastante —le respondió sarcástico— siéntate, te sirvo café de inmediato... —ella le obedeció y camino hasta el asiento que ahora parecía tener su nombre, y tom acerco a ella su taza dorada con el latte que Helena tanto disfrutaba—pensándolo bien, estos deberían ser uno de tus últimos cafés—le dijo mientras se acomodaba en su silla frente a ella.
—solo déjame disfrutar este—le dijo mientras hacia bailar la cuchara dentro de la taza— luego negociamos aquello.
—come fruta—le acerco un lleno de fresa, banana y otras cosas. Tom siempre le daba esas ordenes de "come toda tu comida" "la fruta es saludable, te hará bien" como si fuese su padre, y ella una niña en plena etapa de crecimiento.
—claro... papá —se burlo mientras cortaba su waffle que estaba bañado en miel.
—creo que así deberías llamarme cuando...—le estaba diciendo con una sonrisa traviesa, cuando Helena lo interrumpió.
—es hora del desayuno, ya come algo y no digas esas cosas—le dijo con las mejillas tornándose rosadas ante su comentario, además, ahora era ella quien lo regañaba, pues el siempre estaba muy al pendiente de que ella se alimentara, se abrigara y todo eso, pero el jamás cumplía.
—esta bien —rió Tom, le obedecía a su chica, porque ella si era cosa seria.

Se acurrucaron un rato en el sofá, conversando sobre el ultrasonido que les esperaba en una par de días más. Tom estaba emocionado y muy ansioso al respecto, ya que era en ese ultrasonido donde sabrían el sexo del bebé que estaba en camino y luego de ello comenzarían a comprar lo necesario para su llegada.
—será una niña, estoy seguro —le decía Tom mientras acariciaba el cabello de Helena, que miraba el techo con una sonrisa— ¿te la imaginas?
—¿como es que puedes estar tan seguro? —le preguntaba ella riendo— quizás sea un niño...
—no, será una niña, ¿quieres apostar?.
—¿y que pretendes darme, cuando sepamos que no sera chica?—reía Helena, ella en realidad no estaba segura de nada, y el sexo del bebé no era lo que más le importaba, ella solo quería que creciera sano en su panza y que cuando llegara, hacer todo bien.
—si es niña, debes darme otro hijo —le pidió con una sonrisa, que dejo a Helena perpleja, se volteo a mirarlo, y se encontró con sus dientes blancos y perfectos frente a ella— así tenemos un niño y una niña.
—¿estas bromeando? —le dijo con el ceño fruncido.
—no.
—¿y si es niño? —le pregunto ella, pues si el perdía la apuesta, debía darle algo ¿no?
— te llevo de viaje— le respondió mientras ella afirmaba su mentón en el pecho de él, y lo miraba con unos ojos de gato con botas. Aun no podia creer lo que Tom le había apostado.
—¿y donde?
—donde quieras, Hel —le dijo pasando un dedo por la nariz, como siguiendo la curva de su respingada y pequeña nariz.
—llévame a Londres —le pidió — jamás he estado en Europa— el asintió, le parecía una apuesta perfecta. Y la verdad, es que esperaba que su bebe fuese una chica.
— me parece genial— le confeso, antes de darle un dulce beso en los labios.

No nos conocemos. (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora