Capítulo 3

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"A veces las emociones son más fuertes que los sentidos,
dejarse llevar no es de cobardes,
es de cobardes no meter las manos al fuego aún cuando sabes que cabe la mínima posibilidad
de quemarte"
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La noche pasa volando. No he visto más a Luciana desde la plática que tuvimos hace unas horas y la verdad que lo que dijo me dejó la cabeza hecha un lío.

El día que mi madre murió supe que no tenía a nadie más con quien hablar que a mí hermano, pero para ser sincera, él de una forma no me entiende.

Todos tenemos secretos que no queremos revelar a nadie, esos con los que queremos quedarnos hasta la tumba, pero que te matan cada día teniéndolos que ocultar.

La cabeza está a punto de explotarme, creo que me pasé anoche con los tragos, o más bien todos lo hicimos.

Observo a mi alrededor y estoy acostada en mi cama y en ropa interior ¡Joder! ¿Qué mierda hice anoche?

Miro hacia la mesilla dónde está el reloj y me fijo que son las cinco y media de la madrugada.

Tomo una bata y me la pongo por encima para bajar las escaleras. Abajo está todo al igual que anoche, ni siquiera los chicos se han ido. Me acerco Mónica qué está acostada en el sofá con un Max muy acaramelados.

– Mónica – susurro.
– ...
– Mónica – repito.
– Mmm...
– Despierta – esta vez la sacudo hasta que se pone de pie de un salto.
– ¿Qué carajos te pasa Verónica Lynch?
– Ey ey, bájale dos rayitas a tu encanto – susurro.
– ¡Joder! – repite – ¡Joder! ¿Qué hora es Ronnie? Las clases.
– Tranquila, tranquila aún es temprano, solo necesito que me ayudes a despertarlos a todos y sacarlos de aquí.
– Eso es fácil nena.
– Vamos, toma algo de la cocina, cucharas un plato o cualquier cosa.

Mónica va hacia la cocina y regresa con un caldero y una cuchara. Me tapo los oídos porque no quiero escuchar el espectáculo que va a formar.

Comienza a pegarle al caldero con la cuchara y todos se comienzan a mover,murmurar y maldecir, pero nadie se despierta.

– ¡Qué os desperteis de una vez joder! – grita Mónica tan alto que hasta yo me sobresalto.
– ¿Qué coño haces niña? Sabes que lo peor para una resaca es el ruido – dice un chico.
– Pues pasa que no os despertabais y necesito que desocupen la casa ya, porque si no os acordáis las clases empiezan en... – miro un segundo el reloj que cuelga de la pared – tres horas.
– Ya, pero nos podías dejar dormir otro rato más – bufa Aaron poniéndose de pie.
– No podía ser gentil, lo siento – dice Mónica.
– Además mirad como está mi casa, parece un basurero – digo.

La puerta principal se abre y Martha entra. Cuando ve cómo quedó la casa abre la boca en una gran O.

– Verónica ¿qué pasó aquí?
– ¿Una fiesta?
– No eso ya lo sé, pero más bien parece un huracán.
– Bueno en parte si, estos chicos son más o menos eso.

Ella suspira.

– Bien, creo que tendré un trabajo muy largo hoy.
– Te ayudaremos – sugiero.
– No pequeña, este es mi trabajo.
– Ya, pero nosotros le dimos fuerte anoche. No te preocupes, ahorita ¡Todos se ponen de pie y a limpiar! – grito.

Una hora después todo el mundo está despierto y ayudando a Martha a recogerlo todo.

– Bueno Martha creo que hasta aquí llegamos, ya casi es hora de ir al insti.
– Muchísimas gracias pequeña.
– No hay de que – le doy un beso en la mejilla.

Almas que Queman [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora