Almas que Queman [En proceso]

Capítulo 28

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"Confiar está de más en esta vida,
unos llegan y con un simple hola
destruyen cada parte
sensible que existe en tu corazón"

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Bajamos las escaleras y el olor a un perfume que reconocería en cualquier lugar inunda todas mis fosas nasales. Siento como alguien carga el arma detrás de mí y me estremezco. Mi corazón se congela por un segundo y me da miedo girarme para enfrentar la maldita realidad. Miro mis manos y las de Nicolás entrelazadas mientras mi corazón comienza a palpitar como si su mente supiera que este sería el último momento que pasaríamos juntos.

– Sabia que me descubrirías Ronnie, eres demasiado inteligente. Eso era lo que más me ponía mucho de ti.
– Si, sabía que serías tú.

Nicolás tiene la boca semiabierta y sus manos sudan fuertemente.

Si, así mismo quedé yo cuando la mínima posibilidad de que fuera él pasó por mi mente.

Chasquea la lengua.

– Y tú Nicolás, tan estúpido como siempre.

Nos giramos lo más despacio que podemos y ver su cara me vuelve a romper el corazón.

– ¿Por qué maldita sea? ¿Por qué yo? – enarco una ceja.
– Pronto lo descubrirás. Mónica, tu querido hermanito, Nicol y Luciana ya deben estar llegando a su destino, solo faltáis vosotros, y una vez que estemos todos juntos, sabréis la verdad.

Hace unos gestos que no entiendo hasta que lo comprendo en el instante en que unas vendas cubren mis ojos. Siento la voz de Nicolás alejándose mientras protesta porque yo no estoy a su lado. Alguien me toma de un brazo guiándome hacia un auto creo, ya que desde aquí se escucha el ruido del motor.

Bruscamente me tiran en un asiento yo solo protesto para que me saquen de aquí pero nada.

– No insistas nena, de aquí no vas a salir a menos que mis planes salgan bien – susurra Jhonny a mi oído.

Muevo mi cabeza de un lado a otro negando cuando siento que pasa de mi oído a mi cuello.

- Suéltame maldito hijo de puta.
- ¿O si no que?
- El que me tengas atada no quiere decir que no pueda hacer algo, ya me conoces bien Jhonny, no juegues con alguien que no está a tu altura.
- Aprovecha tú instante de paz, porque pronto serás mía.

Aprieto los labios en una dura línea y siento mis mejillas calentarse.

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Alguien saca la venda de mis ojos y trato de acostumbrarme a la luz. No logro enfocar a la persona que está frente a mí pero tampoco quiero saber quién es. Escucho un sollozo y miro a mi lado viendo a Mónica.

– Cariño ¿estás bien? – comienzo a arrastrarme por el piso hasta llegar a su lado – ¿te hicieron algo?
– ¿Quién es Verónica? ¿Quién está detrás de todo esto?
– Eso no importa – trato de restarle importancia – lo importante es que saldremos de aquí.
– ¡Verónica! – escucho la voz de mi hermano Lucas detrás de mí.