Capítulo 8

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"Del odio al deseo hay solo un paso,
ese demonio que tanto odias puede ser la causa de tu perdición"
 

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Nicolás:
Para algunos la muerte es paz, para otros es dolor, o para unos simplemente es guerra, en cambio para mí es un vacío.

Parece fácil desde un punto de vista cuando dicen que todos nos vamos a morir, pero es difícil cuando te toca vivirlo y es cierto, tarde o temprano nos llegará nuestra hora de irnos de este mundo y ¿nos llevaremos algo con nosotros? pues no, además de los recuerdos no nos llevaremos nada más.

Ver cómo un amigo, hermano o simplemente un ser querido muere, te mata por dentro, además del dolor la impotencia de no poder hacer nada para que se quede a tu lado.

Muchos tienen la suerte de morir tranquilamente, en su casa, recostados en una cama y sin siquiera darse cuenta de lo que está sucediendo, otros en cambio mueren despiadadamente, gracias a alguien que se adelanta a Dios y hace todo por arruinar su vida.

"Asesinos" es como se le llama a esos que matan sin piedad, esos que nos destruyen la vida por completo, y yo solo tenía un nombre en mi cabeza, Verónica Lynch. ¿El por qué? Pronto lo sabréis.

Primero comenzaré presentándome y contándoles algo sobre mí vida.

Mi nombre es Nicolás Keaton tengo diecinueve años, estudio en La Élite gracias a que con mi inteligencia logré ganarme una beca y soy pobre, pero eso no quiere decir que no sea feliz.

Vivo con mi papá y mis hermanos. Si os preguntáis por mí madre, pues ella vive en la otra punta del mundo desde que tengo once años, hablamos de vez en cuando y nos manda regalos todas las Navidades.

Leyla Bond es mi novia, rubia, ojos marrones, buen cuerpo, pero creo que ella no viene al caso ¿cierto? Seguro queréis saber por qué creo que Verónica Lynch está implicada en un asesintato y ¿el de quién? Pues fácil, Will Smith, mi mejor amigo, mi cómplice y mi compañero de locuras.

¿Por qué pienso que es ella? Porque fue la mujer que le destruyó la vida hace un año, y que mejor asesina que una ex novia resentida.

Por un segundo cuando la vi sentada en aquella escalera me pareció una chica frágil, rota, que solo necesitaba un abrazo y alguien que se dispusiera a amarla, pero entonces me vino a la cabeza la conversación que tuvo con Will el primer día de instituto y como lo amenazó con que si se le volvía a acercar se pudriría en el infierno y ahí todo cambió, por más que quisiera negarlo, ella era esa persona que destruyó a mi amigo y acabó con su vida.

Me levanto de la cama y bajo las escaleras prácticamente corriendo para tomar el celular. Abajo están mis hermanos sentados enfrente de la pantalla de la tele. Me acerco a la mesita de al lado del sofá y lo tomo.

– Hermano ¿me prestas tú laptop para ver Netflix? –  pregunta Samuel.

Samuel es mi hermano mayor, tiene veintidós años, está casado con Darcy y tiene una hermosa hija de dos añitos, Mía. Si ya sé, se casaron muy jóvenes, pero así es el amor, en fin.

– Tómala, está en mi cuarto – le digo restándole importancia.
– Gracias – me sonríe –¿cómo llevas lo de Will?
– No lo sé, es raro no escuchar sus gritos por toda la casa.
– Yo también lo extraño tata ¿Will se fue al cielo, cierto?
– Si pequeña.

Kim es mi hermanita pequeña, tiene seis años y es la más hermosa de la familia. Sus cabellos rubios caen como rizos y sus mejillas sonrojadas hacen que la quiera más aún.

Almas que Queman [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora