Capítulo 16

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"Cometemos errores sin pensar en las consecuencias,
cada paso que damos puede ser el último para llegar a nuestro fin"
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Agarro mi bolso de la barra y camino hacia afuera donde están los demás para jugar a la botella con Mónica agarrada de un brazo. En cuanto llegamos me siento en un sofá.

Observo como Nicolás se sienta en frente con una chica y una punzada de celos atraviesa mis barreras pero la esquivo rápidamente.

– Empecemos.

El juego comienza haciendo que la tención y el deseo surja entre todos. Miradas ardientes, deseos en común, tención sexual. Todos con una fantasía que cumplir.

La botella se gira y dos chicas se acercan y se besan. Para los chicos es todo un espectáculo, ya que tienen sus vistas fijas en ello. Yo en cambio solo tengo ojos y mente para uno.

Los ojos verdes de Nicolás se encuentran con los míos y me sonríe. Siento como de adentro del bolso vibra mi celular. Lo saco y me encuentro con un mensaje.

Nicolás: ¿nos vemos en el piso de arriba?
Verónica: ¿ahora?
Nicolás: si.
Verónica: sube tu, te veo en cinco minutos.
Nicolás: vale:)

Se pone de pie y lo sigo con la mirada hasta que desaparece entre la multitud. Me giro hacia Aaron y me acerco a su oído.

– ¿Me cuidas a Mónica un segundo? Voy a retocarme el maquillaje.
– Estás perfecta así.
– Un poquito más de perfección no es nada malo.
– Bien.

Me levanto, entro a la casa y subo las escaleras. Nicolás me espera recostado a una de las puertas. Me acerco a él y me sonríe.

– ¿Que quieres? – pregunto enfadada.
– ¿Crees que besándote con otros me separaré de ti?
– ¿Crees que besé a Aaron por tí? – enarco una ceja – no te creas tanto.
– No me subestimes Verónica.
– No lo estoy haciendo. Simplemente lo besé porque quise, tú no tenías nada que ver con eso – miento.
– Mientes.
– ¿En serio?
– Estás loquita por mí, y quieres alejarte.
– Lo siento miss universo, pero no era por tí. Sácate eso de tu diminuto cerebro.
– ¿En serio crees que me voy a tragar eso?
– Haz lo que te plazca, solo te doy un consejo, no te enamores.
– Lo mismo para ti.

Suelto una risita.

– Yo no me enamoro.
– Todos lo hacemos, tarde o temprano tú también caerás.
– No creo que estés vivo para cuando eso pase.
– Ja, eso lo veremos.
– ¿Me estás retando?
– No lo sé, dímelo tú.
– ¿Quieres jugar? Pues juguemos Nicolás, vamos a ver quién pierde esta, suerte con eso.
– No estoy acostumbrado a ganar, pero tampoco a rendirme tan rápido.
– Lástima, porque a mí nadie me gana.
– Si te enamoras pierdes.
– Si lo haces tú también.
– ¿Y si nos enamoramos los dos?
– No creo que eso pase, pero si es así ya veremos.
– Que gane el mejor.
– Si – me acerco a su oreja oído y susurro – que gane el mejor – muerdo el lóbulo de su oreja haciendo que se estremezca – y creo que tú ya vas perdiendo.

Me separo de él de golpe dejándolo jadeando y con la respiración entrecortada.

– Nos vemos por ahí Nicolás – le sonrío y me doy la vuelta.

Bajo las escaleras y me encuentro con Luciana y Nicol conversando con el profesor Alex. Me acerco a ellos y les sonrío.

– Hola.
– Mis alumnas favoritas.

Pongo los ojos en blanco.

– Me imagino por qué.
– ¿Qué decías? – pregunta Luciana ladeando la cabeza.
– ¿Yo? – me apunto con un dedo y sonrío inocentemente – nada.

Almas que Queman [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora