Capítulo 22

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"Te miré, te vi, te toqué y dije:
es la maldita perfección en persona,
si Dios no lo permite, el diablo te hará mío"

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- ¡No puedo creer que hayas echo eso!- exclama Mónica indignada mirándome con los ojos entrecerrados.
- ¡Tenía seis años Mónica! - me defiendo.
- Creí que lo había matado asfixiado.
- No fue mi culpa, fue Lucas.
- ¿Mia? - se señala con un dedo - a mi no me metáis en esto por favor.

Valeria suelta una carcajada.

- Esta es la historia más retorcida que he escuchado en el mundo, ¿cómo pudiste darle veneno al hamster?
- Lucas dijo que era comida.
- Oh dios - Nicolás sonríe y niega con la cabeza - esto es demasiado.

Llevamos horas conversando en la playa, contando anécdotas. Hasta ahora la más retorcida es la mía por supuesto.

- Nunca te lo perdonaré - Mónica niega con la cabeza.
- Por favor, si no le hubiera dado el veneno hubiera muerto en dos días de todas formas. No lo cuidabas.
- Oh eso sí que no te lo permito, no cuestiones mis habilidades de buena madre.
- Si claro - Lucas pone los ojos en blanco.

Mónica levanta el tacón y se lo lanza a Lucas. ¿Cómo lo esquivó? Ni idea porque ya yo lo veía encima de mí hermoso rostro literalmente.

- ¡Pudieras haberme matado loca! - le grita.
- ¡Me ofendiste!
- Pero si no dije nada.
- ¿Quieres que lance el otro tacón Lucas? Créeme que este si te dará - lo amenaza.
- Ey, ey - Aaron la mira mal - bájale dos rayitas a la violencia.
- ¿Quieres que te dé a ti? - levanta una ceja.

Aaron sonríe y levanta las ambas manos en señal de rendición.

- Así me gusta.
- ¿Y bien Nicolás? ¿Cuál es tu historia retorcida? - enarco una ceja.
- Era el cumpleaños de un amigo y íbamos a la playa - suspira - una vez que llegamos todos dijeron que se quitarían la ropa para meterse al agua y yo lo entendí mal, era cambiarse, no quitarse la ropa y quedar en pelotas - Nicolás se pone echo un tomate.

Todos nos comenzamos a reír.

- Me quedé en pelotas en frente de todos ¡joder! Fue lo más vergonzoso que me pasó en la vida.
- ¿Cuántos años? - pregunta Nicol.
- Diez.
- Supongo que para ese entonces tenías tú pene estaba bien formadito ¿no? - Andrea lo mira.
- Por supuesto - sus mejillas parecen dos tomates.

Sonrio negando con la cabeza y veo como Nicolás me mira por el rabillo del ojo.

- Chicos es hora de que nos vallamos si no queréis que amanezcamos aquí - sugiere Valeria.
- Por mi no estaría mal - dice Fabién.
- Yo tengo sueño, si vosotros queréis amanecer aquí, no soy yo quien se los impide - Mónica se pone de pie y yo hago lo mismo.
- Si yo también tengo sueño.
- Pues nos vamos.

Nos ponemos de pie y caminamos hacia los autos. Todo el trayecto lo pasamos en un delicioso silencio. En cuanto llegamos me bajo del auto lo más rápido que puedo. Las chicas también hacen lo mismo.

- ¡Ahhh! - el grito de Nicol hace que todos nos sobresaltemos.

Me giro hacia dónde está ella y me quedo boquiabierta.

- ¡Cómo deis un paso más la mato!

Suspiro para mis adentros.

- Ya te habías demorado en arruinar la noche Brandon - murmuro bajito con los dientes apretados.

Almas que Queman [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora