제 41 장

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JungKook se despertó cuando sintió que el pequeño cuerpo a su lado se removía con más intensidad. Sabiendo que se trataba de una pesadilla, se preocupó de liberar su aroma mientras atraía al omega contra su cuerpo, con el rostro con pequeñas lagrimas enterrado en su cuello.

- Shh... Shh~  -lo arrulló, bajando su voz a medida que los temblores y gemido iban bajando de intensidad. Cuando sintió como el cuerpo tenso se relajaba y la respiración se volvía tranquila, se separó de su chico sin dejar de liberar su aroma, miró con atención los rasgos que la luz de la luna de esa noche le dejaba ver, los labios abultados, la pequeña nariz, el cabello desordenado, la mandíbula marcada y las rellenas y perfectas mejillas lo hicieron suspirar. Lo extrañaba y se sentía un pésimo compañero al desearlo como lo hacía cuando pasaron y pasaban por algo tan difícil como lo era el perder a su cachorro. Suspiró e ignorando su miembro medio erecto, se volvió a acomodar contra el cálido cuerpo, cayendo en los brazos de Morfeo en solo unos minutos-.

Las horas pasaron hasta que JiMin abrió los ojos lentamente, suspirando de satisfacción al sentir el cuerpo del hombre contra su espalda, jadeó mientras olía a pequeñas inhalaciones el aroma del antebrazo bajo su cabeza. Un ronroneo se escapó de sus labios cuando pasó la punta de su lengua por encima de la piel tatuada captando el sabor de su pareja. 

JiMin desde hace años no vivía un celo, algo que lo hizo no poder identificar que comenzaba a entrar en el primer celo luego de mas de 10 años. 

Fue por eso que despertó al alfa para que ambos se fueran a bañar y no llegaran tarde a la empresa. El omega sonrió coqueto cuando el alfa no se despegó de su cuello en los ascensores, elogiando cada 2 segundos lo bien que olía ese día, notando como su lobo se removía ansioso pero ignorándolo para no sentirse un mal padre y pareja. 

Ambos trabajaron como normalmente lo hacían hasta medio día, hasta que el momento de comer llegó, cuando JiMin entró en la oficina, luego de haber mirado mal a un par de empleados que no le quitaban el ojo de encima, el alfa fue prácticamente cacheteado por una ola del aroma de su omega intensificado y al parecer un poco más dulce.

JungKook ignoró al omega que llegaba con una sonrisa, la cual desapareció apenas un bajo gruñido llegó a sus oídos, mirando sorprendido como las manos del alfa se aferraban a su escritorio con sus uñas rasgando la madera.

- ¿Kook?  -murmuró el omega, caminando en dirección a su novio-.

- No te acerques  -gruñó duro, haciendo que el omega frenara en seco, dejándolo mudo cuando el par de iris escarlata lo miraban con anhelo, con los colmillos sobresaliendo de su boca-.  Llama a YoonGi... que te lleve al departamento... Ahora...

- Amor... ¿Llegó tu celo? Vayamos a casa  -murmuró el omega, caminado nuevamente hacia el mayor, ignorando los gruñidos de advertencia-. 

- No es el mío  -susurró, levantándose del asiento para alejarse del omega, debía poner distancia con su novio-.  Es el tuyo...

- ¿Qué?  -sorprendido, así estaba el omega que levantaba su brazo para oler su propia piel-.  Claro que no... Son meses lo que el cuerpo se demora en asimilar el abandono de los supresores...

- Y no tomas una pastilla desde la noche antes de tu ataque  -gruñó, salivando al ver la suave piel de su omega-.  Amor, por favor... Debes alejarte de mi, no puedo controlarme si te tengo tan cerca y no quiero ser una carga...

Y JiMin lo comprendió, supo qué pensaba el hombre frente a él a otro extremo del escritorio, con los ojos rojos y colmillos al aire, él no sentía su aroma ni nada diferente, pero JungKook estaba siendo afectado al extremo por el aroma de su omega. 

|𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐨𝐝𝐨| 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora