Capítulo 10

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Quintana de Roo, al otro día.

Ya era de mañana y le avisaron a Fernando que las condiciones para el viaje eran mejores. Estaba feliz porque por fin iba a ver a Victoria antes de la junta, así que se cambió y se alistó, pero no la llamó para darle la sorpresa. Bajó al lobby donde estaban Jorge Luis y Patricia.

—¿Cómo dormiste, Fernando? Seguro que no ves la hora de llegar —le dijo Patricia al verlo impaciente.

—Estoy como loco por ver a mi amor, no veo la hora de darle la sorpresa antes de la reunión —le contestó Fernando.

—Fernando, Jorge Luis y yo vamos en una hora. ¿Qué te parece si vamos juntos y llegamos antes de la reunión para reunirnos con los otros socios? —le propuso Patricia.

—Preferiría ir ahora —se negó Fernando.

—Vamos, Fernando. Después tendrás todo el día para estar con ella —lo animó Jorge Luis.

—Está bien —aceptó Fernando.

El amanecer se asomaba por la ventana de la mansión, iluminando la habitación con sus rayos dorados. Los sonidos de las aves anunciaban el inicio de un nuevo día. Victoria se despertó con desgano y miró el lado vacío de su cama. Le faltaba el calor y el abrazo de su hombre. Se levantó y se vistió, sintiendo una punzada de tristeza en el pecho. Bajó a tomar desayuno, esperando que Fernando la llamara pronto.

 Bajó a tomar desayuno, esperando que Fernando la llamara pronto

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—Buenos días, Señora Victoria. ¿Y esa cara? Hoy llega el joven Fernando —la saludó Felipa.

—Hola, Felipa —se sentó en la mesa—. Ayer esperé su llamada de Fernando y nunca me llamó —se quejó Victoria.

—Seguramente se quedó dormido y no quiso despertarla —la consoló Felipa.

—O tal vez se emborrachó y no sé hasta qué hora se quedó —sospechó Victoria.

—El joven Fernando no es de esos, seguro tiene una buena explicación —la defendió Felipa.

—Sabes, Felipa, tienes razón. Hubiera preferido que no les dieran esa bendita licitación. No sabes cuánto lo extraño, y lo peor es que se fue cuando estábamos casi peleados —confesó Victoria.

 No sabes cuánto lo extraño, y lo peor es que se fue cuando estábamos casi peleados —confesó Victoria

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Más allá de lo soñadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora