Capítulo 84

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Hyatt Regency Mérida.

Eran las 7 a. m. cuando sonó la alarma. Fernando y Victoria se encontraban dormidos, abrazados bajo las sábanas. Habían decidido quedarse un día más en el hotel, disfrutando de su amor renacido. Amaneció y llegó el día esperado: la primera ecografía que vería presencialmente Fernando y el día en que Victoria cumplía dos meses de embarazo. Ella estaba tan emocionada que apenas había podido dormir, así que se había asegurado de poner la alarma para no llegar tarde a la cita. Al oír el sonido, ella abrió los ojos y se incorporó con cuidado, sin despertar a su marido.

—Fernando —susurró, quitando los brazos de él de su cintura. Se sentó en la cama, sosteniendo la sábana sobre su pecho. Apagó la alarma y miró el reloj. Luego sacudió suavemente a su marido—. Fernando... Mi vida... Fer —le acarició el rostro con ternura.

—Hmmm... —murmuró él, entrecerrando los ojos. Sonrió al verla y la atrajo hacia él.

—¡Despierta! —le dijo ella con voz suave, resistiéndose a su abrazo. Lo miró a los ojos con amor—. ¡Fernando!

—Hmm... Anoche me hiciste sentir el hombre más feliz del universo, como siempre lo sabes hacer —le dijo él con una sonrisa pícara. Entreabrió sus ojos y estiró su cuello para besarla—. ¿Cómo amaneciste?

—Maravillosamente, como cada día que nos despertamos después de hacer el amor. Nos merecíamos tanto esto —respondió ella, devolviéndole el beso con pasión—. ¡Llegó el día! Hoy oficialmente cumplimos dos meses con el bebé —puso sus manos sobre su vientre.

—Dos meses desde que empezó nuestro nuevo comienzo —dijo él, besando su vientre con dulzura, mientras le acariciaba la mejilla.

Fernando se acercó más a ella lentamente para besar su vientre y luego subir a sus labios para darle un beso contorneado, mordiendo sus labios suavemente.

—Tenemos que desayunar —susurró ella roncamente.

Las cejas de él se movieron sugestivamente mientras sus manos se deslizaban por sus caderas.

—No tuviste náuseas hoy tampoco.

—No —sonrió ella moviendo las cejas.

—¿Qué hora es la cita?

—11:30

—Tenemos tiempo entonces.

—Sí, pero tenemos que hacer muchas cosas... —intentó decir ella, pero fue interrumpida por un beso suave.

—Como amarme un ratito. Mira que el bebé hoy nos está dando esa oportunidad nuevamente y quiero aprovecharla —sugirió él con voz seductora, acercando su boca a la de ella.

—Pero recuerda que a las 11 te... —intentó decir ella, pero fue interrumpida por otro beso suave que la hizo estremecer. Victoria lo atrajo hacia ella, enredando sus dedos en su cabello y profundizando el beso. Sus lenguas se encontraron en un baile frenético, mientras sus manos recorrían sus cuerpos con ansiedad. Victoria despegó sus labios y bajó a su cuello, mordiéndolo y lamiéndolo con pasión. Fernando gimió y la abrazó con fuerza, sintiendo su calor y su humedad.

Fernando gruñó al sentir los labios de ella sobre su piel. Ella lo acarició con ternura, mientras él se movía hacia su cuello, besándolo con pasión. Victoria se apartó con voz temblorosa—. Mi vida...

—Sí —susurró Fernando, mirándola a los ojos.

—Tenemos que ir a alistarnos, en unas horas tenemos cita —le recordó.

—Un ratito, por favor. Hace semanas que no tenemos este tiempo por las mañanas —le rogó.

—Nos va a ganar el tiempo —protestó.

Más allá de lo soñadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora