Capítulo 18

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Victoria y Fernando se cambiaron rápidamente y salieron hacia el lugar del accidente. A pesar de que ya habían pasado varias horas, el escenario seguía siendo desolador. El cielo estaba oscuro por el humo que aún salía de los restos de los vehículos. Había más efectivos policiales y peritos que rodeaban la zona con cintas amarillas. Algunos tomaban fotos, otros recogían evidencias, otros interrogaban a posibles testigos. Victoria sintió un escalofrío al ver el lugar donde habían estado la noche anterior. Fernando la abrazó y le dijo que todo estaría bien. Buscaron al oficial Rodríguez, que los esperaba con una carpeta en la mano.Oficial: En breve llega una grúa para levantar todo y llevarlo a un lugar donde terminarían de hacer las investigaciones, esta interrumpiendo el tránsito y por acá es lugar de carga pesada.

—¿Tan rápido? Han buscado por los alrededores. Para el lado de allá hay árboles —dijo Victoria con incredulidad.

—Señora, en la vida puede haber algo más allá. El accidente fue aquí. A menos que haya volado como Superman y de ser así, ya hubieran pedido ayuda o habernos llamado. Estuvimos aquí más de ocho horas. Mire, ya son las 5 a.m. Hace una hora que llegaron y nada —se rió el policía con sarcasmo.

Fernando miró al oficial molesto y le dijo:

—Mi esposa se refiere a que pueden barrer la zona. Tal vez encuentren una pista.

—Ya hemos ido a todo el perímetro y no hay nada —respondió el oficial con sequedad.

—Gracias, oficial, por todo —le dio la mano Fernando.

—Gracias a ustedes. Con permiso, señora —dijo el oficial y se alejó.

—Mi vida, vamos al rancho. Tienes que descansar. No hemos dormido nada —le propuso Fernando a Victoria.

—Deben extremar más la búsqueda. Tal vez encuentren algo. Mi corazón me dice que puede haber algo —insistió Victoria con angustia.

Fernando sostuvo el rostro de Victoria y le dijo:

—Mi vida, no hay nada. Tú misma estás viendo y estamos aquí ya bastante tiempo. Vamos, sí.

Victoria suspiró y dijo:

—¿Y si vamos nosotros a ver más allá?

—Amor, no nos van a dejar pasar. Me prometiste que esto no iba a afectarte y de ser así, íbamos al rancho. Vamos, sí, por favor —le rogó Fernando.

Victoria tenía el corazón oprimido por la preocupación. Algo no la dejaba tranquila. Si bien los policías hacían su trabajo, sentía que más estaban apurados por desocupar la pista que por buscar más allá. ¿Y si había alguna pista o alguna esperanza de encontrar a los desaparecidos? ¿Y si se estaban perdiendo una oportunidad de resolver el misterio? Victoria no podía dejar de pensar en esas posibilidades. Hizo caso a Fernando y se fueron al rancho, pero no se sentía cómoda. Fernando la abrazó y le dijo que todo estaría bien, que ya habían hecho todo lo posible, que tenían que seguir con sus vidas. Victoria asintió, pero por dentro seguía inquieta. No podía olvidar lo que habían visto y vivido esa noche.

Habitación de Fernando, minutos después.

—¡Llegamos! —exclamó Fernando, deteniendo el auto. —Descansemos, Victoria, por favor. Nos quedan al menos tres horas.

—Mi vida, descansemos un momento y luego volvamos al lugar. Ya no habrá nadie y podemos buscar más allá. —Le propuso Victoria, con ansiedad.

Fernando la miró con preocupación. Sabía que ella estaba obsesionada con encontrar algo en las ruinas que habían visitado. Él no quería llevarla, pero ella insistió tanto que no tuvo más remedio que aceptar. Pero no había nada allá, solo piedras y polvo.

Más allá de lo soñadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora