Capítulo 77

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Párrafos del libro

Han pasado 366 días y te he soñado otra vez con estar en tus brazos, he soñado con sentir tus labios besando mi piel

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Han pasado 366 días y te he soñado otra vez con estar en tus brazos, he soñado con sentir tus labios besando mi piel. He soñado con tu voz susurrándome al oído que me amas, que me quieres, que me necesitas. He soñado con tu mirada fija en la mía, transmitiéndome todo lo que sientes por mí. He soñado con tu cuerpo pegado al mío, haciéndome sentir cada latido de tu corazón. Te he soñado explorando cada rincón de mi cuerpo y encendiendo el fuego del placer en mí. Recuerdo una mañana en la que nos encontramos en el baño de nuestro dormitorio. Nos miramos, ambos desnudos, y sin vacilar, hice lo mismo. Mis ojos recorrieron tus pantorrillas y muslos musculosos, ascendieron con gracia hasta la prominencia de tu impresionante erección, siguieron los contornos de tu firme abdomen y se deslizaron por tu pecho tonificado. Luego, lamiendo la áspera barba de tu mandíbula, mis labios aterrizaron suavemente en los tuyos, apenas separados.

Antes de que tuviera la oportunidad de actuar, me tomaste de las caderas y, girando mi cuerpo desnudo, me colocaste frente al enorme espejo que colgaba sobre el lavabo. Te posicionaste detrás de mí, acariciaste mis pechos y hundiste tu rostro en mi cuello. Me miré a través del espejo, excitada por la escena reflejada, viendo cómo tú, Fernando, acariciabas, lamías y succionabas mi cuerpo. Extraño tanto estos momentos de intensidad y pasión. ¿Dónde estás ahora? ¿Dónde estás, mi amor? Te marchaste sin decir palabra, y solo tus manos pueden apagar la llama que siento ardiendo en mí en este instante.

(Lombardo, 2010, p. 2)

La imaginación es lo único que me ha quedado cada día para sobrevivir

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La imaginación es lo único que me ha quedado cada día para sobrevivir. Veo el amanecer como un día más en el que no volveré a verte. Han pasado 395 días desde la última vez que te vi, desde aquel oscuro día en el que sentí por última vez tus labios suplicantes.Noches anteriores, estaba sentada en la esquina de nuestra cama, observándote salir con el cuerpo desnudo después de habernos entregado con amor total, experimentando un sexo tan sublime y salvaje. Mi cuerpo aún tiembla por esos momentos, y creo que cada día tiembla más al imaginarte haciéndolo. Me excito cada noche mientras mi mente me lleva de regreso a ese día en el que sentía tus besos sobre mi piel, hasta el momento en que estallaba de placer. Cierro los ojos y por instinto, bajo mi mano como si estuvieras allí.

Más allá de lo soñadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora