Capítulo 29

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Departamento de Fernando, al otro día.

—Buenos días, Fernando —saluda Alejandro con una sonrisa al entrar en la cocina.

—Buenos días, hermano. ¿Cómo dormiste? —pregunta Fernando mientras prepara el café.

—Como hace dos años, cuando contaba siempre con un hermano —responde Alejandro con nostalgia.

—Baja su cabeza y sonríe—. ¡Qué bueno! Eso significa que bien.

—Más que bien —afirma Alejandro.

—Ahí viene Clarita —anuncia Fernando con ilusión—. Le dije temprano que le iba a presentar a su tío.

—¿Ya no se acordará de mí? —se pregunta Alejandro con curiosidad.

—No creo. Era muy chiquita —dice Fernando con ternura.

En eso baja Clarita, de cuatro años, con una linda sonrisa y el pelo rubio recogido en dos coletas. Lleva un vestido rosa y una muñeca en sus brazos.

—¡Vaya! Está preciosa, Fernando —exclama Alejandro impresionado.

—Sí, ¿verdad? —la mira orgulloso—. Clarita, te presento a tu tío Alex. Viene de Mérida. Te conoció cuando ibas a la casa hogar. ¿Recuerdas?

—Sí —mueve su cabeza asintiendo—. Encantada, tío Alex. Yo soy Clarita Victoria —dice la niña con una voz dulce y educada.

 Yo soy Clarita Victoria —dice la niña con una voz dulce y educada

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—Con cara emocionada y sonriente—. No puedo creerlo. De verdad que esta es la sorpresa más hermosa que me podías haber dado, Fernando —agradece Alejandro emocionado—. Se agacha y mira a Clarita a los ojos—. Encantado, Clarita Victoria. Tienes un hermoso nombre —la abraza con cariño—. Estoy muy feliz de verte de nuevo.

—Te presento a Victoria. Es mi muñeca —le dice Clarita mostrándole su juguete favorito.

—Mira a Fernando con complicidad—. Victoria es un bonito nombre con un gran significado —comenta Alejandro.

—Sí, así se llama quien me encontró junto a mi papá —explica Clarita con naturalidad—. Por eso se llama así y yo también.

Fernando sonríe con los ojos vidriosos y se le hace un nudo en la garganta al recordar aquel trágico día.

—Eres muy linda, Clarita —le dice Alejandro con admiración—. ¿Sabes que además seré tu padrino? Y eso me hace estar más feliz —la abraza de nuevo con amor fraternal.

—Clarita, anda lávate las manos para ir a desayunar —le pide Fernando con voz suave. Se agacha y la mira con ternura—. Más tarde voy a viajar, mi vida. Ya te lo conté temprano, así que te me portas bien. Regreso lo más pronto que pueda, ¿sí?

 Regreso lo más pronto que pueda, ¿sí?

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Más allá de lo soñadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora