Capítulo 20

95 38 2
                                    


Tres meses después

JUAN LUCAS

Estaba nervioso por todo. Lorena me comparó con una bomba a punto de explotar. Hablando de ella, mi hermana ha estado muy tranquila desde que le dieron el alta. Estaba serena e incluso me ayudó con la sorpresa que le estoy preparando a Mel. Según ella, las hermanas están para ayudar. Le pregunté si se encontraba bien, si su memoria había vuelto y siempre recibo la misma respuesta: "No hay nada de qué preocuparse y mi memoria aún no ha vuelto".

Decidí tomarme un tiempo y enfocarme en mi relación con Mel, ya estoy deseando casarme. Cada vez que pienso en ella, pienso en despertar cada día a su lado, es casi imposible no pensar en ello. Cada día es más difícil controlar el deseo que siento de estar con ella.

Hablé con Jonas para que me ayudara, y mi querido amigo me dio un rotundo no, sin embargo lo entiendo, y de alguna manera me ayudó con el piano; sólo me resta saber si la madre de ella estaría feliz de ver algunas de sus rosas aplastadas. No se me ocurrió nada mejor, que su jardín, para proponerle matrimonio a mi Butterfly.

(...)

—Solías ser más tranquilo —Lorena se reía de mi desesperación mientras discutía por teléfono con la joyería, donde encargué los anillos con nuestros nombres.

—Aun lo soy, sólo que no me gustan los retrasos —respondí, y ella puso los ojos en blanco, volviendo a su lectura.

La chica dice algo más, le doy las gracias y cuelgo dejando escapar un largo suspiro, se suponía que iban a estar listos ayer, hoy ya es la sorpresa y sólo estarán listos una hora antes del horario acordado con mi suegra. Me senté en el sofá inquieto y preocupado. ¿Será que me alcanzará el tiempo? ¿Saldrá todo de la forma como imaginé? Dejé escapar un suspiro.

—Todo va a salir bien, hermanito. No te preocupes tanto, Melissa se casará contigo, incluso sin los anillos, relájate.

Miro a Lorena, boquiabierto. Hace meses ella no habría dicho algo así, mucho menos me habría ayudado como lo que ha hecho. Sólo quiero que recupere la memoria aunque, de hecho,  no ha olvidado todo.

—Tienes razón Lore, gracias —me lancé encima de ella y le di un beso en la frente, recibiendo a cambio sus protestas por interponerme en su lectura, nuevamente.

Me alejo riendo y voy a hablar con mi compañera de planes, mi querida suegra.

¿Aló? —ella parecía estar cansada por su voz.

—Buenos días, doña Catalina —respondí temeroso y avergonzado, acababa de despertarla.

¿Juca? ¡Oh querido, buenos días! —respondió animada y mi preocupación disminuyó un poco—. Disculpa mi voz de dormida, acabamos de despertar.

—Soy yo quien lo siente por incomodar. Sólo quería ver si todo estaba listo para hoy —empecé a tamborilear impacientemente los dedos sobre la mesa. El nerviosismo se estaba apoderando de mí.

Por supuesto que sí, llevaré a Mel a dar un paseo mientras tú y Roberto ubican el piano. No puedo creer que mis niñas se vayan a casar —la escucho suspirar y sonrío con ilusión por ese día. A lo lejos escuchó a Roberto murmurar algo sobre perder a sus dos bebés y a la señora Catalina discutir con él antes de despedirse y colgar.

Sonreí a la nada y corrí a prepararme, necesitaba pasar por la oficina antes de seguir con el plan, ya que Jonas también requería ausentarse.

(...)

Cuando llegué a la oficina, casi me da algo, Melissa estaba trabajando y estaba seguro de que le había dado el día libre.

—¿Por qué estás aquí? —ella estrecha los ojos, extrañándose de la forma en que le hablé, mientras esperaba a que me explique. Puse mi mejor cara.

Un Largo ViajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora