•kairosclerosis• | fred weasley

CAPITULO III: Bajo la sabana

Call me- Blondie

Carina
06 de Agosto de 1995, Grimmuald Place #12

Mi estéreo reproduce estruendosamente una canción de Blondie. Muevo la cabeza al compás mientras escribo con rapidez sobre un pergamino, redactando una carta de disculpa para Caro y Theo por no poder ir a visitarlos en el verano.

Apenas y pude pegar el ojo en toda la noche, la cama no había sido usada en años por lo que estaba bastante dura y la incomodidad de estar en una recámara que no es mía me hizo removerme sin fin alguno.

—Cover me with kisses, baby— tarareó en voz baja— Cover me with loveeeee.

Estoy tan sumida en la música y el pergamino, que tardo en escuchar el retumbar en mi puerta. Frunzo el ceño y me pongo de pie después de bajarle el volumen al estéreo.

Me planto frente a la puerta aún con expresión irritada por ser interrumpida y la abro de golpe, dónde me topo con la mano de Granger apunto de volver a tocar.

—Ah— dice con sorpresa— Pensé que no me estabas oyendo por la música.

—No lo hacía— respondo recargándome contra el marco de la puerta— ¿Qué pasa?

—Umm. La señora Weasley me ha mandado a avisarte que el almuerzo está listo, anoche no cenaste y tampoco bajaste al desayuno. Está preocupada— me explica mirando a mis espaldas.

Parece curiosa.

—¿Algo más?— preguntó ladeando la cabeza.

Hermione se sonroja levemente.

—No, eh solo... ¿de dónde venía esa música?

—De mi estéreo.

—¿Un estéreo muggle?— inquiere alzando sus cejas.

—Pues claro— sonrió socarronamente ante su sorpresa— Regularmente escuchó música en mi reproductor con auriculares, pero cuando quiero aislarme lo hago en el estéreo.

—Oh. Ya veo... no sabía que te gustaban las cosas muggles.

—Bueno, pues mi padre es hijo de muggles. Muchos de mis gustos me los inculcó él.

—¿Eres mestiza?— chilla con los ojos bien amplios.

—Vale, Granger. Que tampoco te he dicho que soy un sith— exclamó con sarcasmo.

—¿Acabas de hacer una referencia de Star Wars?

—La mejor saga cinematográfica de la historia.

—Merlín— murmura impresionada.

Ruedo los ojos y cierro la puerta a mis espaldas.

—Vamos. Que no quiero que le dé un infarto a la pobre Molly por culpa de mi falta de apetito— digo dirigiéndome a las escaleras.

Granger no tarda en seguirme y colocarse a mi lado.

—¿Quién era la cantante?