CAPITULO IV: Ofrenda de paz

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Gimme! Gimme! Gimme!- ABBA

Carina
08 de Agosto de 1995, Grimmuald Place #12

—Jodido escalón— gruño cuando tropiezo una vez más con el mencionado, miro a mis espaldas asegurándome que nadie me ha visto hacer el ridículo.

Una risita me hace entrecerrar la mirada.

—No me mires así, que no fui yo el que casi te tira de las escaleras— murmura Sirius burlón.

—Pensé que todos ya estaban haciendo limpieza— lo ignoro pasando por su lado y dirigiéndome a las cocinas.

—En efecto, pero debido a que de nuevo no has bajado a desayunar iba a asegurarme que siguieras respirando.

—Encantador— bufo y olfateo la habitación— ¿Eso que huelo es café?

—Te han dejado un poco— me indica señalando con la cabeza una de las hornillas— ¿Puedo preguntar por qué tienes por costumbre desayunar tan tarde?

—Me duermo muy de madrugada— miento a medias.

En parte si era por ello, pero en mi interior sabía perfectamente que era para sacarle la vuelta al inoportuno que me atrapo con las manos en la masa... literalmente.

Habían pasado dos días desde ese suceso y desde entonces Fred buscaba poder a hablar conmigo, pero nunca se lo permitía, me dedicaba a darle miradas de muerte. Mientras él, cuando piensa que no me doy cuenta, me observa fijamente con el ceño fruncido hasta que su gemelo le da un codazo para que espabile.

—Umm. Hare como que te creo.

Tomo un cuenco y lo lleno de cereales para después ponerle leche, con mi mano libre cojo una manzana del frutero y me siento en la mesa para desayunar ligeramente. Ya que el almuerzo empezaba en unas dos horas.

Comienzo a devorar mi comida, al mismo tiempo que Black se sienta frente depositando dos tazas humeantes de café. Le doy un asentimiento de agradecimiento y continúo comiendo en silencio.

Cuando le doy el ultimo bocado a mi manzana y comienzo a beber mi bebida, alzo la vista para notar como Sirius parece estar analizándome fijamente con la mirada.

—¿Qué?

—Te pareces tanto a tu madre—suelta dándole un sorbo a su taza.

—Ya me lo habías dicho— frunzo el entrecejo.

—Pero al mismo tiempo eres tan... diferente.

—Soy única y especial— canturreo irónica.

—Ser diferente no quiere decir que sea malo— señala ladeando la cabeza— De cierta forma me recuerdas a mí.

—¿Me ves futuro como prófuga?

—Muy graciosa— rueda los ojos— No... espero. Me refiero a que eres tan rebelde e imponente, no te importa lo que piensen los demás. Simplemente eres tú. Además de que yo fui la oveja negra de mi familia y algo me dice que tú te sientes de esa manera.

Lo observo con algo de curiosidad.

—De cierta forma nos parecemos— termino por responder— Con la diferencia de que tu familia tenía una ideología de mierda y tu hiciste lo correcto al oponerte. Y yo soy lo contrario... mi familia teme que termine convirtiéndome en una purista por el simple hecho de pertenecer a Slytherin.

—Y porque tienes amigos que son hijos de mortífagos— puntualiza.

Suelto un resoplido.

—Son sus padres, no ellos.

•kairosclerosis• | fred weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora