•kairosclerosis• | fred weasley

CAPITULO IX: Vaca rosada

Alright- Superglass

Carina
04 de Septiembre de 1995, Hogwarts

—Por Salazar, Theodore. Espabílate un poco— resopló antes de darle un zape en la nuca.

—¡Cómo quieres que me espabile! Me he enterado de que mi mejor amiga se metió mano con su insignificante amor platónico del colegio, que por cierto no me cae nada bien, y además parece que inician una especie de relación basada en calentura— refunfuña a mi lado sin parar de andar—¡Y aparte me cuentas un día después que a Caro! En plena clase de Historia de la Magia, no se puede gritar lo suficiente.

—No es la gran cosa.

—Aun sigo esperando que me digas como rayos terminaron bajo el mismo techo.

Una espinita se incrusta en mi pecho por tener que mentirle, igual que hice con Caro.

—Dora tuvo un accidente en el trabajo y mis padres tuvieron que ir al hospital de la nada, no les quedó de otra más que dejarme con los Weasley...

—Y mientras tu hermana estaba moribunda te pareció prudente pasar saliva con la cabeza de zanahoria— rezonga entrecerrando la mirada.

—¡Estaba preocupada! Y... n...no podía dormir. Él solo quería distraerme— carraspeo sonrojándome.

—Pues vaya manera de distraerte, cabronazo.

—¡Eh! Que él no tiene la culpa de nada. Dora ya está bien.

—Merlín. Ya hasta lo defiendes— rueda los ojos— No estuvo bien que actuará cuando estabas vulnerable, es lo que haría un aprovechado. No me da buena espina, no estoy de acuerdo con esta extraña y para nada sólida relación.

—Pues no te pedí permiso, tarado sobreprotector— gruñó frunciendo el ceño— Es mi cuerpo y haré lo que se me dé la gana con el.

Theo suelta un suspiro pesado y frotó sus sienes.

—No estoy diciendo que no hagas lo que quieras con tu florecilla— aplana sus labios dándome una mirada severa— Pero estoy preocupado, porque desgraciadamente tienes sentimientos por él. Y cuando hay eso de por medio, las personas tienden a salir lastimadas de este tipo de relaciones.

—Suena como si fueras un experto en relaciones.

—Rina— frena su caminar y me toma de las mejillas— No quiero que te rompan el corazón. Eres maravillosa y mereces lo mejor.

—No van a rompérmelo, Theo— susurro sonriendo un poco.

Ignoro los murmullos a nuestro alrededor. Seguramente estamos montando una escena digna de telenovela en pleno corredor.

—Más le vale, porque si lo hace voy a lanzar un crucio— espeta sin soltarme.

Hay un silbido seguido de un carraspeo a nuestro lado.

Al girar nuestros rostros, vemos a los gemelos pareciendo ir camino a clase.

George tiene una ceja alzada viendo de mi amigo a mí en repetidas ocasiones y Fred una mirada nada amistosa.

—Enana— me llama el último pasando una mano por su cabello.

Evito suspirar.

—Jirafa— digo en respuesta.

—No olvides, hoy después de clases en el Lago Negro.

—No lo haré...

Me da un asentimiento y cuando noto que sigue sin moverse, esperando algo, me espabilo para apartar las manos de Theo de mi rostro. Fred sonríe ladinamente y me guiña un ojo antes de irse seguido de su gemelo.