•kairosclerosis• | fred weasley

CAPITULO XIII: Vuelo nocturno

Lay All Your Love on Me- ABBA

Carina
09 de Octubre de 1995, Hogwarts

—¡Esto es un robo!— chilla Cormac McLaggen.

Alce una ceja hacia el chico de Gryffindor.

—Si no los quieres, devuélvemelos— espetó con voz tranquila pero demandante.

El idiota bonito se estremece y luego una estúpida idea parece cruzar por su cabeza. Porque de repente cambia su postura agresiva a una relajada, ladea una amplia sonrisa.

—¡Oh! Vamos, Carina— exclama galante— Bájame un poquito el precio, solo son unas simples cositas.

—Tonks— gruñó viendo el reloj de la torre a nuestro costado. Faltaba poco para ir a buscar a Fred— Solo mis amigos me llaman por mi nombre.

Su sonrisa flanquea un poco y suelta una risa nerviosa sin saber muy bien qué hacer.

» Son productos de belleza muggle. Puede que no sean caros pero lo que les suma precio son el difícil traslado hasta acá y luego el contrabando dentro del colegio. Es bastante la demanda, así que si no quieres pagar lo que es, puedes regresarlos y les buscaré un dueño que sepa valorarlos.

—¿Alguna vez te han dicho lo guapa que te ves en tu papel de negociante?

Y el imbécil me guiña un ojo.

—¿Qué?

Levanta una mano para tomar un mechón de mi cabello corto.

—No me importaría tener una cita contigo— continúa su pomposo coqueteo.

Estoy apunto de replicar pero el muy idiota se atreve a poner un dedo sobre mis labios para silenciarme.

» Shhhhh. Está bien, no tienes que ser tímida, puedo darte un adelanto de nuestra cita.

Se acerca demasiado a mi rostro y luego acerca su nariz a mi mejilla para inhalar con fuerza.

» Entonces... ¿Qué decíamos del precio?

Estoy tan estupefacta que tardé unos segundos en salir de mi incredulidad. Luego adquiero mi expresión más asesina posible y tomo mi varita de la túnica.

—McLaggen.

—¿Si?

—¿Acaso quieres morir?

—¿Eh?

Acomodo mi varita para ponerla bajo su barbilla. De inmediato pone cara de espanto.

—Escúchame bien, pomposo de mierda.

Ejerzo un poco más de fuerza en la madera sobre su piel.

» Vas a dejar en el suelo mis cosas y también cinco galeones por culpa de tu acoso. En tu maldita vida vuelvas a colocar tus sucias manos sobre mi si no quieres perder lo que cuelga entre tus piernas.

—Merlín— gimotea con voz temblorosa. Se lleva ambas manos por inercia a su entrepierna.

—Muévete— siseó— Antes de que me arrepienta de dejarte ir completo.

Sin decir nada más, deja los productos en el suelo junto a las monedas y huye despavorido.

—Pobre hombre— dice una voz a mis espaldas.

Suspiro con pesadez y miro sobre mi hombro.

—¿Qué sucede, Blaise?

—Saliste hace rato del comedor y pensé que ya te habías ido a la Sala Común— inicia mirándome con intensidad. Lo cual hace unos meses me hubiera causado un estremecimiento placentero, pero ahora solo me ponía incómoda— ¿No vas a ir a tu habitación?