My first & last ↬ Markhyuck [NCT]

Capítulo 32

Decir que Donghyuck durmió al menos una hora, sería una completa mentira, porque él no pudo pegar siquiera un ojo en el trascurso de la noche. Su cabeza no dejaba de repetir aquellas imágenes que por tanto tiempo lo dejaron en insomnio, ni mucho menos podía sacarse de su cabeza que su propia hermana gemela había intentado matarlo.

Su mejor amigo como el gran soporte que era en su vida se quedó despierto a su lado, abrazándolo fuertemente y tratando de distraerlo aún si parecía una tarea imposible. Mark respetó su espacio y también su repentino enmudecimiento; fue unas cuantas veces a la habitación de Jeno para confirmar que estaba bien y ya había perdido la cuenta de las veces que le había dicho "dime si necesitas algo". Los padres de la familia Lee, fueron, probablemente los más afectados ante la noticia de lo que había sucedido entre ellos. Por la noche cuando habían llegado con sus pertenencias y su rostro mojado por las lágrimas, no habían dudado en darle un lugar donde residir mientras le preparaban un té caliente.

Ahora, en la mañana del día siguiente, aún se encontraba afectado. Su pecho dolía y su garganta también, pero debido al cansancio que de pronto había invadido su cuerpo, había sido permitido faltar a clases por los padres de su mejor amigo. Jeno también había fallado a la escuela insistiendo en que no podía abandonarlo y Donghyuck secretamente agradeció que no lo dejara solo en el momento en que más se sentía perdido en su vida.

Dejar su casa probablemente era una de las decisiones más difíciles que había tenido que tomar durante sus cortos años de vida, aún si había sido una decisión apresurada por los malos momentos vividos, pero era, en definitiva, lo más sensato que podía haber hecho si no quería acabar muerto por la psicópata de su hermana.

Sin embargo, podía afirmar que lo que más le dolía en el pecho era su madre, sus ojos asustados mirándolos mientras se alejaba, la manera rota en que llamó su nombre mientras cruzaba la puerta hacía eco en su cabeza por horas. La quería, la amaba tanto que dolía porque después de todo, al final del día ella era su madre. La persona por la que había vivido bajo un infierno desde hacía 8 años, la única mujer a la que podría perdonarle una y mil veces sus errores porque era su madre. Quizás era mala criándolo, cuidándolo y protegiéndolo, pero Donghyuck estaba seguro de que jamás podría culparla por algo que ella jamás tuvo culpa.

—Deja de pensar —pidió Jeno llegando a su lado con una bandeja que llevaba su desayuno. —Por favor...

—¿Cómo no hacerlo? —dirigió sus ojos enrojecidos hacia el rostro sufrido de su mejor amigo. Sabía que le dolía verlo de aquella manera, pero le dolía más a él tener que hacerlo sufrir. —Gracias por todo, Jeno...

—No des las gracias, tonto —Jeno negó con la cabeza, dejando entre las manos del contario un vaso humeante de café. —Soy tu mejor amigo, probablemente la única persona en la vida que seguirá tus pasos durante toda tu vida, Hyuck. Soy la persona que mientras tú lloras, secaré todas tus lágrimas; mientras tú gritas de dolor, yo lucharé en contra de todos tus miedos. Y tomaré tu mano ahora, mañana, cuando duermas, cuando camines, cuando sueñes y por el resto de tu vida. Y ahora, definitivamente no se soltaré.

Los ojos de Donghyuck no dudaron en llenarse de lágrimas nuevamente y atrajo el cuerpo de su acompañante hacia el suyo –después de dejar la taza sobre el buró–, fundiéndose profundamente en un abrazo lleno de sentimientos y agradeciéndole por todo lo que hacía por él.

—Yo... haré mi mejor esfuerzo para que puedan mantenerme aquí... no seré una molestia... no tengo dinero, pero puedo hacer-

—De acuerdo, detente ahí —Jeno lo separó por los brazos mirándolo con el ceño fruncido. Se encogió de tan solo pensar que Jeno podía enojarse con sus palabreríos. Quizás debía comenzar a trabajar su confianza en los demás, ¿pero como hacerlo si su propia familia le había fallado? —¿Acaso te estamos pidiendo algo a cambio para que te quedes aquí, Donghyuck?